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Siete Picos: la Sierra del Dragón

SIETE PICOS –la Sierra del Dragón-
(Recopilación de entradas y tarjetas postales ilustradas de época).

Cercedilla: ‘Vista general del pueblo y Siete Picos’; ca. 1900 Hauser y Menet.

Puede que fuera un 12 de julio de 1891 la primera vez que se hollaron las cumbres de los Siete Picos al modo alpinista.
Sabemos, por escritos y fotografías, que aristocracia y realeza han gustado  de recorrer los parajes serranos con un afán cinegético o para recreo en sus paseos de ocio (recordemos, por ejemplo, algunos recorridos documentados de la Infanta Isabel la Chata, de este Blog).

Indican las crónicas que Alberto Oettli, junto a Arturo Jackson, quien posteriormente fue cónsul de Gran Bretaña en España, fueron los guadarramistas que ascendieron a la escarpada serranía con mentalidad deportiva.

Ahí nos quedamos. Fuera o no la primera trepada montañera, lo que sí nos queda claro es que la Sociedad Española de Alpinismo Peñalara nombró a Oettli guía honorario de la misma, en 1916, al cumplirse los 25 años de esta ascensión.

Llega la primavera y realizamos una recopilación de las distintas entradas que hemos dedicado a la zona que abarca unos de los macizos más originales de la Sierra de Guadarrama; por su característico perfil y su singular atractivo montañero: Siete Picos.

Acompañamos el resumen con algunas de las postales editadas en las primeras décadas del siglo XX, en las que nuestra montaña es la protagonista.

Desde muy pronto, las editoras de tarjetas ilustradas se fijarán también en la montaña (Ver: Nota 1).
Un ejemplo es la imagen que encabeza la entrada: tarjeta impresa por Hauser y Menet con el número 1800 de su Serie General (anterior a 1905).
Muestra una panorámica de Cercedilla con el telón de fondo de los Siete Picos: ‘Vista general del pueblo y Siete Picos’.

Nota 1: Algunas tarjetas postales ilustradas de los Siete Picos.

Tarjetas postales de las Sociedades ‘Peñalara’ y ‘CAE’.

En el primer tercio del siglo XX, encontramos imágenes, impresas en cartulina postal, que representan desde el paisaje puro de montaña a las primeras trepadas por los riscos cimeros.

El editor indicado anteriormente, Hauser y Menet, fue uno de los más prolíficos; sin olvidar a la firma Lacoste o Martín Alfaro; e incluso los primeros clubes de montaña con gran entidad: La Sociedad de Alpinismo Peñalara y el Club Alpino Español, editarán algunas colecciones con el marchamo de su escudo corporativo.

Las colecciones del ‘Peñalara’, proveniente de retratos presentados a los Salones de Fotografía que organizaba la sociedad, tienen una bella factura, tipo pictorialista, y firmas señeras del montañismo nacional: Tinoco, Andrada, Victory, Candela, R. González

Como indica el profesor Nicolás Ortega Cantero (citando a Guereña, 2005), en su estudio sobre ‘Montañismo y valoración de paisaje…’:

[…] la tarjeta postal actúa como un ‘verdadero reportero gráfico que a la vez informa y enseña’, y lo que transmiten con ella quienes las envían no es sólo texto, sino ‘sobre todo imágenes (mensaje visual pues) que en cierto modo el remitente se apropia de una forma u otra’ […]”.

Postales ilustradas de los Siete Picos, principios siglo XX.

Incluso el intento, de ‘convertir Siete Picos en el mayor altar de España’, tiene su tarjeta postal.

Se pretendía colocar una, por iniciativa de una Obra Pía, una gigantesca cruz-capilla, intitulada ‘de las Capillas Refugio’; pro juventudes, en la Sierra. Cruz, aprobada y bendecida por los Cardenales Reig, Segura y el Obispo de la diócesis Melo. Contando con la concesión de ‘toda la cumbre’, escogida para emplazamiento por el rey Alfonso XIII, gracias al respeto y entusiasmo del Marqués de Rafal.

Como vemos, nada nuevo bajo el sol. Años más tarde, a menos altura y no muy lejos, copio la idea otro personaje, realizándola.

Incluso había un primer proyecto del arquitecto Luis Vegas, que fue plasmado en una cartulina postal de recuerdo y apoyo a la causa con donativo de 2 ptas… no les cuento más

Perfiles y escarpados picos que, en los primeros años del siglo, pese a apreciarse un incremento en la pasión por la montaña y el auge de la propaganda por los beneficios saludables que podían aportar los aires serranos al cuerpo humano, aún infundía cierto respeto y temor (Ver Nota 2)

Nota 2: Curioseando el Guadarrama.

En este artículo de 1913, titulado ‘Curioseando el Guadarrama’, firmado por Carlos del Río, nos podemos hacer una idea de la prevención indicada hacia las cotas altas de la montaña.

Carreta, con excursionistas, a Siete Picos, foto: Muñoz Baena (Blanco y Negro, 1913).

Comienza indicando el autor que Cercedilla es el umbral de una de las puertas del Guadarrama.

Es el lugar a donde “acuden todos desde el horno caldeado de Madrid, ansiosos de frescura. Van a orear sus cuerpos y abrir sus bocas, durante un día, al aire fresco y tónico de la sierra: van a mirar de cerca la temida cordillera […]”.

En caballejos y carros se aprestarán los visitantes, recién apeados del tren, para subir a las alturas.

“Allá en las cumbres, El Guadarrama mostrárase desnudo a pleno sol, con impúdica desnudez salvaje, y en las faldas suntuosas vestido con el ropaje glauco de los bosques. Lo verán engalanado con las cintas de plata de los arroyos y de los ríos; con las gemas deslumbrantes de la nieve. Oirán su cantor, el viento; y su orquesta de las frondas y las aves”.

Después de adornar el Guadarrama con bucólica y campestre descripción, remata conmocionando un tanto al lector que no sé si cogerá el tren, para admirar el suntuoso y glauco vestido guadarrameño, o se lo pensará dos veces.

Una noche profunda, de regreso a Cercedilla, os requerirán los caballejos y los guías. Observaréis que una leva general de bestias y de prácticos se hace en el pueblo, al par que se aperciben las linternas y las hachas de viento. En la montaña de Siete Picos hay gente extraviada, herida, tal vez muerta. Un estremecimiento de terror recorre las ventanas, los portales entreabiertos, los grupos que en la estación aguardan el tren de vuelta. Pensaréis en las bandadas graznantes de buitres, cerniéndose sobre la carroña, sobre la presa de la naturaleza libre y salvaje […]

Ventorrillo desde el camino del Sanatorio del Guadarrama.

Para indicar los enlaces a las entradas de nuestro Blog ‘Rutas e Historias en torno al Guadarrama’, dedicadas a los Siete Picos, utilizaremos una excursión, bien documentada gráficamente (Serie postal de ‘M.P.’; Ver Nota 3).

Parte del Real Sanatorio de Guadarrama, camino de los Chalets de Clubes montañeros en el ‘Ventorrillo’ (1). Después, por Cercedilla y la madrileña cara sur del macizo, admirando el paisaje de las laderas de la Peñota y Marichiva (2, 3 y 4), llegada a la pradera de Majalasna, el primer pico (5). Sigue ascendiendo el recorrido hasta el Segundo de los picos (6 y 7), para llegar a la Ventana del Diablo (8), en el Tercero. Ya, perfilando las altas cotas, instantánea del Sexto (9) y, finalmente, el Séptimo (10) y último; el más cercano al puerto de Navacerrada.

Posteriormente, finalizamos esta entrada con una excursión de escalada realizada en 1915, con ascenso al macizo por la vertiente norte segoviana (Ver Nota 4).

Enlace entrada: SIETE PICOS.

Enlace entrada: EL CUERNO DE SIETE PICOS.

Enlace entrada: LA VENTANA DEL DIABLO.

Enlace entrada: VIRGEN DEL TELÉGRAFO.

Enlace entrada: SIETE PICOS con BLAS CLUB.

Enlace entrada: SIETE PICOS con CLUB VALLADOLID.

Enlace entrada: LOS LOBOS DE SIETE PICOS.

Enlace entrada: REFUGIO SIETE PICOS del CAE (I).

Enlace entrada: REFUGIO SIETE PICOS del CAE (II).

Nota 3: Serie de Postales ‘Siete Picos’ de M.P.

La serie, de los años veinte del siglo pasado, recoge una ascensión al macizo de los Siete Picos por la escarpada cara sur. La única referencia que encontramos son las siglas ‘M.P.’ (no creemos que se trate de la editora ‘Madrid Postal’, pues no aparecen dichas letras en forma de su característico logo comercial).

Los versos de las cartulinas son los siguientes:

Mapa indicaciones imágenes postales subida a Siete Picos.

01-El Ventorrillo y los Siete Picos desde la Carretera del Sanatorio.

02-Vista general del macizo de Siete Picos, 2203 m.

03-Subiendo a Siete Picos.

04-Peñota y Marichiva desde la ladera Oeste del Primer Pico.

05-Pradera de Majalasna y el Primero de los Siete Picos.

06-El Segundo Pico (de Oeste a Este) desde la cumbre del Primero.

07-El Segundo de los Siete Picos por su lado Norte.

08-La ventana del Diablo. Detalle del Tercer Pico.

09-Siete Picos. Macizo del Sexto Pico.

10-El Séptimo de los Siete Picos. 2203 m.

Hemos trazado y documentado, sobre el Mapa del I.G.N. 1:50000, 508 Cercedilla, de 1923, un posible recorrido con las imágenes de las postales que visionamos en nuestro paseo de reconocimiento

Nota 4: De Sport a los Siete Picos.

Escalando en Siete Picos, 1915.

Gracias al archivo particular y la generosidad de Mariano Gómez de Caso Estrada, podemos ‘iluminar’ un suelto de la prensa local segoviana, de agosto de 1915, que nos habla de una ‘excursión alpina a Siete Picos’. Dice la nota:

‘Ayer […] nuestros convecinos don Mariano Gómez de Caso, don Isidoro Esteban, don Germán y Emilio Elias, don Wenceslao Malagón, don Faustino Ibarrondo y don Santiago Isabel quienes lo pasaron agradablemente.

Los excursionistas encontraron en el primero de los picos una colonia de jóvenes alemanes que allí acampaban desde hace unos días. Entre los alemanes y los segovianos se estableció bien pronto una cordial amistad.

Por el camino forestal de La Cruz de la Gallega descendieron los excursionistas hasta Valsaín desde donde retornaron a Segovia

NOTA INFORMATIVA:

Cuando salgamos a disfrutar de la naturaleza, al campo o la montaña, hemos de tener muy en cuenta el terreno por el que nos movemos, el material a utilizar y ante todo sensatez. Los recorridos de nuestro Blog ‘Rutas e historias en torno al Guadarrama’ son siempre orientativos. Bueno recordar los sensatos consejos de los equipos de rescate de la Guardia Civil de Montaña: pinchar enlace

Author: Juan Pedro Velasco Sayago

Blog de montañismo y excursionismo sobre el Guadarrama, a cargo de Juan Pedro Velasco Sayago. (Coordina el Blog 'Retrosegovia', publicando temas relacionados con la tarjeta postal ilustrada de Segovia).

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4 Comments

  1. Dan ganas de subir aún con la nieve que hay ahora mismo. Que los tiempos cambian me lo dice ese adjetivo aplicado a la sierra por Carlos del Río: “temida cordillera”.

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  2. Ya sabes Juan Manuel que ‘todo cambia y todo queda, pero lo nuestro es pasar’, nunca mejor dicho: ‘pasar haciendo caminos’… y de paso contar. Saludos, JP

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  3. Excelente articulo. Enhorabuena. Aunque tengo que ponerle un “pero”, lo unico desacertado es el titulo. Mal que les pese a muchos, fascinados ante la posibilidad de que nuestros amados Siete Picos pudiran tener un origen “legendario” aludiendo a dragones, lo cierto es que no es asi. En el manuscrito original del ‘Historia de rebus Hispaniae’ del arzobispo Rodrigo Jiménez de Rada del siglo XIII en ningun caso se hace mencion a la Sierra del Dragon. En el original mas antiguo conservado en la BNM MSS/301 en ese pasaje que algunos han reproducido en castellano del XVI (algo imposible porque la obra original fue escrita 3 siglos antes)se lee “..almemum com maioribus gentis sueusi ad monte de Valtome Aldefonso regalit comitato:dedit….” etc. El origen de esta leyenda se encuentra en el articulo de Alfredo Merino en El Mundo en 2011 https://www.elmundo.es/elmundo/2011/08/23/ocio/1314090700.html que retoma las opiniones no fundadas en fuentes manuscritas originales de Julio Vías, autor de “Memorias del Guadarrama. Historia del Descubrimiento de unas montañas” que dice “(….) no parece aventurado suponer que perfectamente pudiera haber sido la larga y dentada silueta de la montaña que hoy conocemos como los Siete Picos la que, dominando todo el camino hacia el puerto de Valathome desde unos pocos kilómetros al noroeste, hubiera sugerido a la fantasía del hombre meieval la imagen del quebrado dorso de un dragón, el fantástico animal tan del gusto de aquellos tiempos que era profusamente representado en todos los bestiarios y códices de los monasteriso, y presente desde antiguo en la iconografía visigoda.” La realidad es que en la obra original en latin de Rodrigo Jiménez de Rada en ese pasaje no hay una sola mencion a dragones. Una pena que los amantes de la sierra adopten como suyos toponimos que no existieron, y olvidando el toponimo original, en este caso Pena Caballera.

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  4. Siento no haber visto antes el comentario Iñaki, he estado de viaje y no usé las redes.
    Ahí queda, nada que añadir, aunque se nos siga asemejando a la cola de un imaginario dragón de los antiguos códices. Gracias por tu didáctico y esclarecedor comentario.
    Aunque no puedo asegurarlo, creo que la mención a ‘Sierra del Dragón’ (al menos personalmente la he usado hace años, seguro que influido por bibliografía antigua), es anterior al artículo que enlazas y que, perfectamente, ha podido ser un ‘disparadero’ actual por la repercusión mediática del medio de comunicación.
    Reitero las gracias por tu aportación.

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