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A Siete Picos con el ‘Blas Club’

A Siete Picos con el ‘Blas Club’.

(Ampliación entrada Siete Picos)

Los pinares de Valsaín alfombran los Siete Picos.

Los pinares de Valsaín alfombran los Siete Picos.

“Excursión a Siete Picos. Merienda en la Venta de los Mosquitos.
El Marqués de Monteagudo, que ya había organizado la semana anterior una expedición a Peñalara aprovechó el buen tiempo para preparar otra a Siete Picos. Salieron los expedicionarios a las diez de la mañana […]”.

Hemos ascendido a los Siete Picos en compañía de los miembros de la Sociedad Cultura Física de Valladolid; por la vertiente norte, desde Cercedilla. Esta vez lo haremos por la cara sur, introduciéndonos en los pinares de Valsaín, de la mano del aristocrático casino granjeño ‘Blas Club’.

Interior del Blas Club.

En 1916 se crea en el Real Sitio de San Ildefonso una sociedad de iniciativas titulada La Granja, con un objetivo:

“para fomentar la atracción de forasteros”.

Como vemos poco nuevo bajo el sol hemos inventado. Al amparo de la misma crean un casino, el Blas Club, que pronto es punto de reunión de la colonia veraniega.

La sociedad era definida en alguna noticia de la época como:

 “lo más parecido a un refugio montaraz de un señor poderoso”.

El cenáculo contaba con escudo y lema. Según el cronista ‘Juan Cualquiera’:

En dicho escudo aparece la montaña que nos atañe: los Siete Picos. Debajo de ella uno de los típicos caballos blases, muy utilizados para las excursiones serranas por ser resistentes y ágiles.

El lema versaba: “Sube al blas, y te las darás”.

Humor no les faltaba. Gracias a la colección del Conde de Albiz, quedan retratados para la posteridad los osados caballistas en blases.

Jinetes en ‘blases’. Col. Conde de Albiz.

Jinetes en ‘blases’. Col. Conde de Albiz.

Las crónicas de la época hacen hincapié de las novedades de la corte estival,

“ya es sabido que esta juventud aristocrática del ‘Blas Club’ y de las ‘Fiambreras’, sociedades en las que impera el buen humor, procuran dar a sus deportes y diversiones la posible originalidad, con objeto de aumentar su atractivo”.

En este caso la nota de prensa se refería a las delicias de la novedad del Camping. Curioso acontecimiento que se originó unos años más tarde, a cargo de la sociedad La Fiambrera presidida por el Conde de Albiz -enlace ‘Laguna de Pájaros (1924, el camping y una gramola)‘.

Así pues que entrepartidas de bridge, tresillo y bailes, nuestros aristócratas veraneantes preparaban excursiones campestres y serranas.

La expedición.

El organizador de la excursión que nos atañe fue Leonardo Santos-Suárez y Jabat, II Marqués de Monteagudo. Por los datos genealógicos recabados, ostentó el título nobiliario de 1909 a 1936/39. Título creado en el reinado de Alfonso XIII, por su madre la reina regente María Cristina de Habsburgo, a favor de Josefa Jabat y Magallón, madre de Leonardo.

Pero comencemos nuestro recorrido.

Carril de los Vadillos, junto al camino de las Pesquerías Reales.

En una mañana de julio de 1919 parten nuestros excursionistas, según su relato, “por la frondosa carretera de Valsaín, más bella aún a esas horas que por la tarde”.

Siguen el camino hasta el Caño Seco, situado en medio del pinar, entre Los Asientos y el puente de la Cantina (1 -ver mapa-). La fuente se denomina así pues gran parte del año no surte agua, aunque su manantial servía del líquido elemento a la casa de guardas del Peñón.

El texto de la noticia dice que posteriormente toman el carril de los Vadillos, que por el puente (2 -ver mapa-) del mismo nombre salva el río Balsaín o Eresma, cerca de la senda de las Pesquería Reales. Continúan la ascensión por el pinar hasta Cañada Lóbrega y El Ventoso (3 -ver mapa-).

Estos dos topónimos como indica la socorrida guía descriptiva del Real Sitio de San Ildefonso de Breñosa y Castellarnau, de 1884, están en el límite de las provincias de Segovia y Madrid .

En nuestro afán de seguir lo más fielmente el posible recorrido de nuestros predecesores serranos, no encontramos referencia a dicha cañada en los mapas del Instituto Geográfico Nacional.

Aunque sí encontramos un plano del año de la expedición, 1919, en el que aparece el término topográfico: Cañada Lóbrega. Ello que nos ha servido de base para realizar nuestro agradable paseo.
(El Sendero de Gran Recorrido GR10.1 también es fiel al posible recorrido)

Plano-croquis 1919.

Plano-croquis 1919.

Fuente en la senda Cospes.

En El Ventoso, paraje que se localizaba por debajo del cerro y el collado del mismo nombre, en antiguas ediciones del mapa topográfico, se sirvió un almuerzo:

“junto a una fuente cristalina” (4 -ver mapa).

Actualmente el término ha desaparecido de la planimetría.

En el claro y limpio manantial que referencia el texto, queremos intuir la actual fuente que conocemos como de la Fuenfría; cercana al alto del puerto, en la senda Cospes.

Desde este punto algunos expedicionarios, los más intrépidos, subieron a contemplar desde los picos el grandioso panorama que desde allí se disfruta:

“umbroso valle de Valsaín por un lado, la planicie madrileña y Cercedilla, al pie del pinar, al otro… la temperatura que arriba se disfrutaba era tal, que algunos de los jinetes y amazonas hubieron de sentarse al sol”.

Panorama desde los Siete Picos.

Panorama desde los Siete Picos.

Encaramado en los ricos de Siete Picos.

El despistado.

La anécdota de la jornada estuvo protagonizada por uno de los expedicionarios, Ignacio Bertrán de Lis,

“según su costumbre, hizo la expedición a pie; pero como equivocará el camino, fue a salir al tercer pico, y tuvo que retroceder hasta El Ventoso, para almorzar con los de la cabalgata”.

Suponemos que el intrépido Ignacio, en el frenesí aventurero de la subida tiró de frente por los corrales de Navalviento para seguir en dirección hacia la pradera de Navalusilla y, en picado, trepar por los canchales que llevan a la cima.

En total, “diez y doce kilómetros más de jornada, por el camino de cabras de el pinar, que para el andarín Ignacio resultaron una verdadera bicoca” (3bis -ver mapa-).

La desorientación de Bertrán de Lis, conociendo el paraje y la cantidad de trochas, sendas y arrastraderos de pinos, no es novedad. Más de una vez y más de uno se ha, digamos, despistado por estos andurriales.

Recomendamos encarecidamente que en caso de mala visibilidad es mejor no aspirar a realizar aventuras para contar a nuestros descendientes.

La cara norte de Siete Picos con niebla no se presta a muchas florituras.

Posible recorrido de la expedición camino de los Siete Picos por el pinar de Valsaín.

Posible recorrido de la expedición camino de los Siete Picos por el pinar de Valsaín (elaboración propia).

Calzada romana y Venta de los Mosquitos.

El regreso se realizó por “el pinar de Cercedilla y la antigua calzada romana (5 -ver mapa-), llamada camino de Carlos III a salir a la venta de los Mosquitos”.

Allí estaba prevista “una merienda junto a la fuente” (6 -ver mapa-), en unión de las familias de los expedicionarios.

La fuente es la conocida como de la Canaleja (en realidad fuente del Peñón) que se encuentra en un rellano junto al puente de la Cantina, en el comienzo de la Canaleja, antiguo camino al puerto del Paular (actual de los Cotos); a pocos metros de la antigua Venta de los Mosquitos.

A poco de detenerse la cabalgata llegaron varios automóviles, en ellos:

 “la amable marquesa de Monteagudo, con su hermana, Ana Mª Girón, que como su sobrina, celebraba su santo; la condesa de Almodóvar, con su hija política, la marquesa de Someruelos, la condesa de Valmoseda y las marquesa de Ahumada y Valdeiglesias.

Usan a modo de improvisada mesa, una cerca de piedra de la pradera:

“de las cestas del automóvil de la de Monteagudo salieron las garrafas, con excelentes refrescos de frutas; los termos, con el caliente té, amén de otra porción de tartas y golosinas. No hay que decir que todos hicieron honor a la exquisita merienda”.

Ni lo dudamos.

Puente de la Cantina y Fuente de la Canaleja.

Puente de la Cantina y Fuente de la Canaleja.

Pasada una hora, los automóviles se perdieron de vista y la pintoresca cabalgata emprendió regreso por el camino de Valsaín, para entrar en La Granja al atardecer.

A lo lejos la naturaleza les ofrece, como epílogo, “maná”: una espléndida puesta de sol.

Termina la narración con la despedida de los expedicionarios, “muy satisfechos de la divertida excursión”. Preguntados los marqueses de Monteagudo, organizadores del evento, cuándo sería la próxima, comentaron que parece ser El Paular.

Nosotros terminamos nuestra caminata recordando unas palabra, pronunciadas en 1915, por uno de los grandes maestros de la enseñanza, Francisco Giner de los Ríos:

“…el goce que sentimos al hallarnos en medio del campo, al aire libre verdaderamente libre (que no lo es nunca en las ciudades)… el olor de las plantas y flores; los ruidos del agua, las hojas y los pájaros; el sentimiento y conciencia de la agilidad de nuestros músculos; el bienestar que equilibra las fuerzas todas de nuestro ser…”.

Amén don Francisco.

Montañeros en Siete Picos y la Fuenfría: Grupo alpino de la Unión Deportiva del Crédito Lyones circa 1910 y Marcha del GRUMBE circa 1970.

Montañeros en Siete Picos y la Fuenfría: Grupo alpino de la Unión Deportiva del Crédito Lyones circa 1910 y Marcha del GRUMBE circa 1970.

 

Author: Juan Pedro Velasco Sayago

Blog de montañismo y excursionismo sobre el Guadarrama, a cargo de Juan Pedro Velasco Sayago. (Coordina el Blog 'Retrosegovia', publicando temas relacionados con la tarjeta postal ilustrada de Segovia).

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2 Comments

  1. Pero seguimos sin saber si el dueño de los caballos era un tal Blas oriundo y residente en Valsain. Si no, porque existe una cabaña o Fuente del tío Blas? Tuvo descendencia?

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    • Efectivamente ‘Rafae’. Aunque sí lo he visto reflejado en varios textos montañeros e incluso crónicas del XIX, no sé más de el señor Blas. Pero ahí tenemos la Majada del Tío Blas. Algo tiene que haber. Seguro que el cronista del Real Sitio nos saca de dudas cualquier día. Saludos, JP

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