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La Ventana del Diablo de Siete Picos

La Ventana del Diablo de Siete Picos.

(Ampliación entrada Siete Picos)

Trasteando carpetas topamos con una imagen que nos acerca a una curiosa formación geológica: La famosa Ventana del Diablo en Siete Picos.

La Ventana del Diablo ca. 1910.

La Ventana del Diablo ca. 1910.

Siete Picos desde el ‘Telégrafo’.

Cuando fue tomada la instantánea, en las primeras décadas de 1900, decían las crónicas:

 “[…] pocos son los que han triscado por sus peñotes cimeros, que cuelgan en abismos que espantan en su vertiente sur y defendidos por la espesura de la selva en la cara norte”.

Seguimos en la sierra del Dragón que imaginó el viajero árabe que ascendía por las rampas del puerto de Guadarrama camino de la vieja meseta castellana.

En el muy real monte de oso y de puerco de Valsavin, del Libro de la Montería de Alfonso XI; lugar donde las ‘vocerías’ para la caza iban desde el “ […] camino de la Fuent Fría fasta Peña Caballera (Siete Picos) […]”.

Nos movemos entre los 2138 metros de altitud del Séptimo Pico, el más cercano al puerto de Navacerrada y los 1933 metros del primero, cercano a Cercedilla, y el único cristianado: Majalasna.

Estamos enrocados en un ajedrez berroqueño en el que se aglomeran piezas cristalinas de origen magnatico, intrusivas, básicamente de cuarzo, feldespato y mica. Aunque aderezadas por otros minerales agregados que, por caprichos de la madre naturaleza, con sus ayudantes meteorológicos terminan haciéndose independientes adoptando figuras a las que la imaginación puede dar mil formas.

Siete Picos. Tercer pico y Ventana del Diablo.

Siete Picos. Tercer pico y Ventana del Diablo.

Ventana del Diablo y dibujo de Eduardo Vicente en ‘Cuaderno del Guadarrama’ de Camilo José Cela.

En el Tercer pico la fragmentación de la piedra ha dado lugar a una verdadera ventana, tapizada por los jabinos que se extienden bajo ella.

Camilo José Cela, peregrino en su patria, se asomó a nuestra ventana llegando de la Peñota:

“le mete el diente a los Siete Picos por el más bajo y solitario… acodado en la Ventana del Diablo, por no aburrirse, razona sobre la luz y la tiniebla”.

El Nobel lo cuenta en Cuaderno del Guadarrama, donde plasma su vagabundeo serrano. Un delicado relato dedicado a “Enrique Herreros, montañero, escritor y mago”, editado en 1959.

Librito finamente decorado por los dibujos del pintor madrileño Eduardo Vicente (Hermano del segoviano de Turégano, Esteban Vicente, que cuenta con Mvseo propio en la capital segoviana).

En sus Resignadas Filosofías en Siete Picos del capítulo IV, don Camilo, “por no aburrirse, razona sobre la luz y la tiniebla”.

Incluso recuerda a un amigo biógrafo del diablo, “el orensano don Vicente Rico, que hubiera podido aleccionarme sobre el diablo y la ventana del tercer pico”.

Representación teatro de calle: ‘Leyenda del Acueducto’. Némer Salamún.

Nosotros recordamos a un buen amigo, filólogo y director de teatro, el doctor Némer Salamún, representando a Satanás en el postigo del Consuelo, junto al acueducto segoviano.

Acomodado en las almenas de la muralla segoviana, reta a la pobre aguadora de la leyenda del acueducto a entregarle el alma, con la sierra al fondo como testigo.

Para Cela, el panorama de los corazones es un poco confuso mirando desde la Ventana del Diablo, escribe:

“el balcón desde el que Barrabás se asoma”.

Ventana del Diablo en Siete Picos.

Albor y oscuridad que nos recuerda las cercanas ruinas de Casarás y las misteriosas andanzas de Hugo de Marignac, condestable de la Orden del Temple, que cabalgó escondiendo los tesoros de dicha Orden de los Pobres Compañeros de Cristo y del Templo de Salomón.

En estos parajes acaeció su fatídica y siniestra desaparición. Se esfumó Hugo junto a su imposible amada, la condesa Blanca de Torrenuño, raptada en tórrida noche.

Acorralado por sus perseguidores, invocó al diablo al grito de ¡Bafonet!, entregándole el alma a cambio de salvación. Templario, condesa y caballo desaparecieron por la Ventana sin que jamás fueran encontrados sus cuerpos.

Dicen los gabarreros que aún, a veces, se oye el eco de extrañas voces por el pinar…

Dejó escrito el poeta Luis Andrés:

Siete Picos. ‘Los siete filos de las siete partesanas’.

“Tiene una extraña sugestión de encanto
cuando la aurora de Oriente llama,
esta cima que es clave y que preside
todo el épico y fuerte Guadarrama.
Los siete ganchos célebres se velan
tras una nube que, como una gasa,
cae al anfiteatro en colgaduras
que arriba las sostienen y taladran
-banderas de la paz del Romancero-
los siete filos de las siete partesanas”.

 

Author: Juan Pedro Velasco Sayago

Blog de montañismo y excursionismo sobre el Guadarrama, a cargo de Juan Pedro Velasco Sayago. (Coordina el Blog 'Retrosegovia', publicando temas relacionados con la tarjeta postal ilustrada de Segovia).

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