Alrededor de Pedraza de la Sierra.
(ANEXO Cuaderno de Campo 11: Ermita de Las Vegas – Pedraza de la Sierra)
“Faldeando la Sierra,
Hallé una Villa son sus arrabales,
Pedraza, la Velilla y las Rades”.
El descatalogado Sendero de Gran Recorrido ‘GR88’, nos permite recalar en Pedraza de la Sierra. La villa forma parte del selecto club de los “pueblos más bonitos de España”.
Red que reúne a las localidades más bellas de la geografía nacional. Ostentan igualmente esta calificación en la provincia de Segovia: Maderuelo y Ayllón.
En la entrada del GR88 dedicada al paso por este municipio –ver enlace superior–, podemos leer algunas pinceladas sobre la histórica villa.
El entorno de Pedraza ofrece al caminante un ramillete de sendas difícil de igualar. Recorridos en los que nos asaltaran mil y una historias.
Alguien dijo que “a Pedraza hay que ir a soñar leyendas” y es verdad. En esta Tierra, la filosofía del senderismo, “caminar y conocer”, se convierte en una realidad aplastante, trasladando fácilmente al visitante a tiempos remotos: recorriendo su románico porticado (Las Vegas, Orejana…), o tradicionales vías pecuarias.
Cañadas y cordeles que recuerdan el pasado mesteño de la zona:
“en las Rades, los pastores; en Pedraza, los señores”.
El sonido de las campanillas y cencerros de los rebaños ovinos pronto son familiares, pues aún pastorean sus ancestrales parajes.
También encontraremos, en el deambular por las riberas de sus ríos, antiguos molinos harineros o vestigios de los lavaderos y batanes de la antaño floreciente industria lanera.
El perfil de cumbres planas y redondeadas de la Sierra del Guadarrama, sirve de bucólico fondo para recorrer las vaguadas y lomazos que ascienden suavemente hacia la Cañada Real Soriana Occidental y el piedemonte; o para descender a la fértil vega del río Cega, catalizador de todos los regatos y arroyos del lugar.
La principal masa vegetal son los enebrales en la terminología autóctona –Juniperus thurifera y Juniperus communis-, de perfecta adaptación al clima de la zona.
Así mismo encontraremos robles, encinas, quejigos… y gran variedad de plantas, arbustos y matas aromáticas: jaras, rosales, majuelos, zarzamoras, endrinos, tomillos, cantuesos… que se entremezclan con los propios de las riberas: álamos, fresnos, sauces…
Con sosiego y mucha paciencia podemos observar valiosos animales como el jabalí, el corzo o el gato montés. El lobo, cada vez más presente, es otro de los acicates de la zona, difícil de percibir.
El águila real, las cigüeñas y buitres, amén de otras muchas rapaces y numerosas especies de pequeños mamíferos y reptiles… completan el ecosistema por el que nos movemos.
Por los cuatro puntos cardinales.
Pedraza cuenta con un único acceso al recinto amurallado, la puerta de la Villa. A sus pies, se dan cita todos los caminos.
Encrucijada de la que parten sendas hacia los cuatro puntos cardinales, dándonos opción a realizar cortas caminatas que nos servirán para hacer boca a un buen asado o, por el contrario, para bien digerirlo.
De paso, las vistas que nos ofrecen los altozanos a los que podemos acceder no nos defraudarán.
Panorámica Sur.
Al sur quedan las tenadas por las que accede el GR88 a la villa desde Segovia. Un camino sin asfaltar desciende al arroyo Vadillo, jalonado por pequeños huertecillos que se abrigan al amparo de la Barbacana; antigua torre defensiva del castro.
El camino, de marcado desnivel, es el utilizado por el tradicional encierro de toros que se celebra en la villa durante las fiestas patronales, el 9 de septiembre.
Salva el cauce del arroyo por el puente Pozo Carro, formado por ciclópeas lajas de granito. El recorrido se torna entonces empinado, comenzando un ascenso hacia nuestro objetivo.
A nuestra derecha, aguas abajo del Vadillo, por la margen orográfica izquierda, quedan los escarpes calizos, cubiertos de vegetación, en los que se encuentran las cuevas de la Griega y de Antonio López, con asentamiento humano desde el paleolítico.
El antiguo camino de herradura, hoy apisonado camino de la Concentración Parcelaria, prosigue delimitado por algunas cercas de piedra suelta entre zarzamoras, endrinos y rosales silvestres, salvando la altura a nuestro destino en un cómodo zigzagueo.
Una mancha blanca, a media subida, nos avisa de que en el lugar hubo una antigua calera (horno de cal).
Salvado el desnivel, toparemos con las antiguas tenadas y cijas de ganado donde estaremos frente a frente con Pedraza.
Panorámica Norte.
Para tener una visión de la villa desde el lado norte, basta con seguir el recorrido del antiguo GR88 (hoy, señalizado Sendero Local) que parte hacia Orejanilla, por el restaurado ex-convento de Santa María del Carrascal, actual Centro de Interpretación del Águila Imperial.
El camino, cañada real de Orejana, no ofrece dificultad alguna.
Actualmente, tras el paso de la parcelaria es ancho y de arena. Desde distintos puntos podemos admirar la silueta amurallada de Pedraza encaramada a su potente castro.
A nuestra derecha la zona de Prado Monje, donde se asienta el cementerio, brinda una interesante vista con las cruces del calvario en primer término.
Otra opción la tenemos a nuestra izquierda, pasado el acueducto medieval, en el Alto del Rastrillo -antaño denominado la Buitrera-.
En él, el caserío se nos ofrece a tiro de piedra, el esfuerzo de trepar su ladera merece la pena.
Panorámica Este.
El barrio de Las Rades queda al este del recinto de Pedraza.
En esta dirección los caminos trocan en cañadas, cordeles y veredas que se adentran en la Dehesa camino de la cañada madre de la Vera de la Sierra, la Real Soriana Occidental en termino de Matabuena.
El antiguo camino de la Puebla a Matabuena, el cordel de Puente Nueva o la colada de Reoyo, discurren paralelos al arroyo Vadillo que proviene de Cañicosa) –ver mapas: arriba ‘Minuta topográfica 1905’ y ‘IBERPIX-IGN’ al final–.
El trazado actual de la carretera de Pedraza a Las Rades de Abajo, sigue el trazado del cordel de Arcones.
La zona que visitamos se habilita como aparcamiento de vehículos para los grandes eventos tradicionales y culturales de la villa: el tradicional Encierro del 9 de septiembre en las Fiestas patronales o el ya reconocido Concierto de las Velas…
Estamos en un punto ideal para admirar una estampa única del apelotonado caserío del castro y, de paso, en el tradicional encierro, para ver subir por la ladera la manada de toros guiados por caballistas y cabestros hacia la puerta de la Villa.
Caminando paralelos a la carretera, a nuestra derecha queda Los Encerraderos, desde donde contemplar otra visión más. Al amanecer, con los primeros rayos del sol, el caserío se tiñe de un color especial.
Panorámica Oeste.
Al oeste encontramos el arrabal de La Velilla, escolta y guardiana del paso del río Cega; su puente tenía derecho de pontazgo por cruzarlo. Cuenta con magníficas vistas del castillo de Pedraza surcando los tejados del caserío.
Desde el alto de Las Suertes, camino de Pajares de Pedraza, al atardecer se luce el rojizo de las añosas piedras de Pedraza, contrastando con el siempre verde de sus montes y el morado telón de la Sierra de Guadarrama .
El río Cega, antaño motor de la industria del lugar, permite al caminante realizar dos rutas por sus márgenes. Podremos ver antiguos molinos harineros, hoy convertidos en modernas residencias, o intuir restos de antiguos batanes o lavaderos de lana.
Aguas abajo, por la margen orográfica izquierda, caminando por la ribera del río –Senda de los Pescadores– llegaremos al molino de La Cubeta, el regreso se puede realizar por camino de arena en la parte alta.
Aguas arriba, por la margen orográfica derecha, pasado el puente sobre el arroyo Vadillo, alcanzamos los Molinos de la Umbría.
Este camino es el utilizado por el antiguo GR88 como alternativa al vado del río Cega en la zona de la ermita de Las Vegas. Desde los molinos se puede continuar por el monte hasta Pedraza –ver enlace al inicio–.
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