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Segovia in blue

Si ha estado en el cementerio estos días, le ruego que deje el casco protector a la salida, que son muchos los usuarios de aquel camposanto de aspecto tercermundista en el que, ni para estas fechas se disimulan ya sus carencias. Esto es lo que hay, amigos. Dejen sus flores y sus muertos rapidito que no estamos para reparaciones, parece el mensaje lanzado desde el Ayuntamiento.

Así, no me extrañó demasiado encontrarme con un ataúd abierto, con su inquilino dentro, en la sede de la universidad privada del IE, aunque luego me aclararon que no era cosa de no querer subirle al Santo Ángel, que resulta que era atrezzo de la fiesta de Haloween, cada vez con más seguidores en la nada sajona Segovia. Gentes haciéndose el muerto, el Drácula o el zombi por las calles se sumaron a la fiesta en la capital y también en la provincia, que pueblos como Cuéllar o El Espinar comienzan a hacer de esta celebración una tradición masiva. Bah, me pillan mayor para estas costumbres importadas y todavía soy de los que cierra la puerta en las narices a los niños del truco o trato. Para caramelitos estoy yo.

Entramos en los días en los que todo debería ser gris pero lo cierto es que el azul del cielo segoviano –puñetas, como el de Constantinopla, que dijo una vez aquí la reina emérita– ha seguido brillando estos días dando pie a una nueva avalancha de turistas, de esas que tanto gustan a los políticos que mañana o pasado ofrecerán estadísticas llenas de números reflejando miles de visitantes y ninguna de la repercusión económica real y su reparto, y de esas que tanto incomodan al segoviano de a pie, hartito de tanta invasión.

Bueno, siempre queda aprovechar para salir al campo y recoger las últimas setas de la temporada antes de que vengan los hielos y quizá las nieves para las que las administraciones se preparan este año acumulando sal por exceso para tratar de evitar situaciones como las del año pasado, cuando el blanco elemento (caramba, que redicho y antiguo soy a veces) llegó a paralizar la ciudad y buena parte de la provincia… “Que no pase, que no pase” murmuran algunos de nuestros políticos mientras cruzan los dedos, conocedores de que en 2019 hay elecciones…

Tampoco le pillará el toro este año al Ayuntamiento capitalino con las luces navideñas, que los chicos de la contrata perenne, Carmelo Plaza –una vez fui niño y ya entonces eran estos los que montaban los adornos y hasta creo que eran los mismos arcos los que montaban– ya andan por ahí tirando cables para que todo luzca en la campaña navideña.

Para esa época, el concejal Muñoz Torrero les ha dicho a los comerciantes que “tiene intención” de que esté abierto el aparcamiento de José Zorrilla. Pues… Me juego un euro a que no, que hoy estoy juguetón. (Ojo, no valen trampas. Para que yo pague tiene que estar abierta toda la infraestructura y con su reglamento de funcionamiento y precios en vigor. Si no, paga usted).

El edil ya aprovechó la reunión con los de la Agrupación de Comerciantes (ACS) para dejar claro que ha hecho acopio de una partida grande de pintura de color azul –pagada con los remanentes, claro– con la que cubrir las plazas de aparcamiento de todo José Zorrilla y de Constitución, que en breve se convertirán en nuevas zonas ORA, lo que a su vez convertirá al barrio de San José en la próxima “zona franca perimetral” en la que los vecinos empezarán a solicitar también convertirse en zona azul ¿No es ese el pretexto que se usa siempre en el Ayuntamiento para ampliar la mancha? Pues hala, ya hay tareas para el próximo mandato. ¿Recuerda cuando obligar a pagar para aparcar en San Millán resultaba una locura inconcebible? Pues eso.

Hombre, siempre nos queda el transporte colectivo, que también va en el mismo color y pronto habrá autobuses nuevos. ¡Anda, qué raro! Aún no hay noticias de que las empresas que perdieron el concurso hayan presentado recursos al proceso. Será que están apurando los plazos. Si los buses nuevos tardan, pues a por los taxis, que también les han vestido de azul, al menos en sus matrículas traseras, convertidas en distintivo de los coches autorizados para el transporte de viajeros de pago. Qué modernidades, chico.

Esto va hoy de vehículos, que me ha llamado la atención la recomendación de la Guardia Civil para que el personal instale en sus coches unos chismes que emiten ultrasonidos que “aparentan ser eficaces” (sic) para ahuyentar a los bichos silvestres y evitar accidentes en las carreteras. Pues nada, si lo recomienda la Guardia Civil en una nota con membretes de la Subdelegación del Gobierno me lo compro y paso de homologaciones y de estudios científicos, faltaría más.

Más cosas. Ah, si, Francisco Vázquez ha firmado sus últimos presupuestos como presidente de la Diputación provincial que ya sabe que no repetirá y yo, lleno de expectación por saber quién será el número dos de la lista de los populares en el Ayuntamiento, tradicionalmente el que luego se postulará para presidir la provincia… ¡Anda, si ni siquiera han designado al aspirante a alcalde! Se lo toman con calma estos chicos

 

Estaba en los presupuestos esos, de los que se deduce que el Palacio de Congresos seguirá quieto y sin obras de terminación al menos dos años más. Caramba, cómo nos gustan los esqueletos de edificios por aquí. Bueno, al menos este hace juego con el del hotel aquel que se iba a construir a pocos metros, junto al campo de golf. Vamos bien.

Si es por esperar, también habrá que armarse de paciencia suspirando por la radioterapia en el hospital de Segovia, que en esto nos han ganado la carrera los abulenses donde al parecer cuenta que todas las administraciones sean de color azul, que eso une mucho. La presidenta de la Asociación Contra el Cáncer, Ana Sanjosé está que trina y advierte que va a movilizar al personal para reclamar el servicio. Va a hacer calor este invierno.

¡Oh, lo siento! Tengo que dejarle que mi jefe ha entrado otra vez en crisis y balbucea frases ininteligibles en flamenco y francés mientras formaliza decenas de reservas de vuelos a Bruselas por internet. Habrá tenido alguna mala experiencia.

Author: Justo Verdugo

Justo Verdugo, segoviano de cierta edad es un observador de su entorno y un ávido consumidor de las noticias que se publican en cualquier soporte y lugar. Con periodicidad semanal, el autor resume sus conclusiones en esta sección, en la que todos los ciudadanos están invitados a opinar a través de sus comentarios.

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