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¡Pero saluda a la ministra!

Me gusta pensar más allá del momento inmediato y me estoy imaginando la semana posterior al 26M, cuando cese el ruido de la campaña que todo lo ocupa en este momento. No será mucho, sólo un par de días antes de que los agotados candidatos (a veces me apenan) que ya sepan que son electos se pongan a negociar gobiernos y grupos, o eso al menos dicen las encuestas —las reales y las que tiene pinta de, qué diría yo, de ser “poco científicas”, que las hemos visto por ahí— para fijar la relación de fuerzas para cuatro años. Supongo que esas jornadas sonarán con fuerza los grillos y cigarras (digo los que siguen creciendo en el campo ajenas a las urnas.)

De la cosa de la campaña sólo me voy a quedar con aquella escena a los pies del Acueducto, punto de encuentro fijado para que los periodistas se encontraran con la ministra de Sanidad, María Luisa Carcedo, y la comitiva de candidatos, que llegaban tarde (que raro). Al otro lado de la plaza, una pareja de novios de esos que se han pensado varios lustros lo de pasar por el altar se fotografiaban en el entorno de la Loba Capitolina. Bajaba la ministra por Ochoa Ondátegui, los novios atravesaban la plaza de la Artillería, la emoción crecía… ¡Justo! Ambos grupos se cruzan delante de los periodistas pero los novios no se paran: “¡Saluda a la ministra!” grita alguien del equipo electoral, la novia se vuelve y por fin, la foto. “Soy la alcaldesa”, le dice Clara Luquero a la mujer de blanco cayendo en la cuenta, como la del Ejecutivo en funciones, de que la popularidad no siempre es completa para un político pero ambas soltando los besos de rigor a los desconcertados contrayentes sorprendidos por los flashes… Cosas de temporada electoral.

Dos novios reciben la felicitación de políticas socialistas.

Ajeno a la captación de votos, por motivos obvios, permanece el exedil Alfonso Reguera, aunque la sentencia condenatoria que le ha caído por amenazar a un Policía Local no es que beneficie mucho a la campaña de Clara Luquero —que casualidades, chico. ¿Esto no se puede hacer coincidir a posta, no?— que a fin de cuentas fue su mano derecha. El condenado dice que apelará la sentencia que opina que “no hay pruebas” de su gratuita oferta de dos hostias al uniformado aunque la jueza sí considera probados los hechos. Ya veremos qué dice la Audiencia provincial.

Cambio de tercio que en el resumen de esta semana tiene cabida especial el festival de Titirimundi, un año más un éxito de público en las actuaciones de pago en los distintos espacios habilitados en la ciudad pero algo más desangelado en cuanto a las actuaciones de calle, donde se han producido quejas de muchos de los protagonistas de esos espectáculos paralelos de calle que siempre acompañan al Festival pero que en muchos casos se han visto expulsados de la vía pública por no estar registrados por la organización. Tampoco la climatología ha sido la más adecuada para estar en la calle durante el evento lo que no ha impedido algunos momentos de alta concentración de público.

Un grupo de personas espera para presenciar un espectáculo de Titirimundi.

Por cierto, que los responsables municipales, en un intento de evitar nuevas situaciones de atasco de vehículos por llegada masiva de turistas habían previsto, esta vez si, una mayor presencia policial en las calles aunque esta vez no hicieron demasiada falta. Así no hay quien acierte, hombre.

Museo de Segovia.

Tampoco fue masiva, ni mucho menos, la presencia de público en los museos durante la jornada de puertas abiertas que muchos de ellos celebraban el sábado, tanto en la ciudad como en la provincia y por supuesto, los que acudieron eran mayoritariamente de la tierra, que a pesar de los esfuerzos por dotar de calidad a nuestro turismo pocos son los que vienen a Segovia a hacer turismo de contenedor… que no sean gastronómicos. Ah, que no me olvide. Cero patatero a la Catedral que redujo sus “puertas abiertas” a una hora y media, a primera hora del sábado. Extraña forma de participar en la jornada de difusión.

Cosas curiosas. Ya sabe que lo de los presupuestos participativos sigue un largo proceso en el que las propuestas se filtran por una comisión ciudadana para pasar después a los técnicos municipales, encargados de poner precio al proyecto. Vale, pues al ascensor de la calle Gascos (ganador de la edición del año pasado) se le calculaba un coste de 400.000 euros —precio estándar de ascensores, que el del Salón se tasó igual— pero al concretarlo en proyecto el precio se ha quedado en ¡una tercera parte! Pues o entonces se hizo la cosa “a bulto” (o no se hizo), o ahora han afinado mucho… No hay explicaciones claras desde el Ayuntamiento.

Hombre, deben ser los mismos que dieron por sentado que “en quince días” podrían reabrir el aparcamiento de José Zorrilla tras la marcha de la adjudicataria y mire, se ha prolongado la cosa hasta este lunes, qué curioso, a seis días de las elecciones, cuando está prevista la reapertura.

Los jugadores de La Granja en plena celebración. (Javier Segovia).

Si, a veces le ayudan a uno a hacerse un cascarrabias. Menos mal que nos queda el fútbol con el equipo de la Granja manteniéndose en tercera y la Segoviana dispuesta a ascender de categoría para darnos la alegría de la semana. A ver si a finales de junio podemos escribir en gordo que tenemos equipo en segunda B.

No le entretengo más que seguro que tiene cosas que hacer y yo tengo que dar cuenta de unos garbanzos que me traje de Valseca, con su marca de garantía y todo a partir de ahora. Medite su voto, por favor.





Author: Justo Verdugo

Justo Verdugo, segoviano de cierta edad es un observador de su entorno y un ávido consumidor de las noticias que se publican en cualquier soporte y lugar. Con periodicidad semanal, el autor resume sus conclusiones en esta sección, en la que todos los ciudadanos están invitados a opinar a través de sus comentarios.

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