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La dignidad institucional de los españoles se merece un respeto

Los últimos acontecimientos políticos han vuelto a dejar en evidencia la fragilidad de una legislatura amenazada por el chantaje permanente de una minoría parlamentaria al Gobierno de España, por los casos de corrupción y por los episodios de acoso sexual. Los independentistas catalanes conservadores han reiterado, una vez más, su actitud de desprecio y falta de respeto institucional hacia un Gobierno que ha admitido, por boca de su presidente, incumplimientos con esa formación política y que se ha apresurado a efectuar guiños mediante la aprobación de un decreto que incorpora algunas de esas medidas, en un intento de reactivar la legislatura.

La mayoría de los españoles desconocemos el alcance real de esos acuerdos, pero cada vez desconfiamos más de la cordura política y algunos deseamos, por el bien de todos, que no lleguen a buen puerto, ya que, atendiendo a los antecedentes, cabe temer lo peor. No obstante, la portavoz independentista se ha apresurado a recordar que les da igual lo que diga o haga el Gobierno: “la legislatura está bloqueada”, en un gesto de pretendido cariño y generosidad.

Nuestro Gobierno, una vez más, ha sido humillado y se ha arrastrado ante intereses espurios. Antepone sus propios intereses a los del conjunto de los españoles como moneda de cambio para mantenerse en el poder. Esta dinámica no es solo políticamente insostenible; es democráticamente inaceptable. El Gobierno de España es el gobierno de todos los españoles y debe defender por igual los intereses de todos los ciudadanos, con independencia de su territorio, lengua o sensibilidad ideológica. No puede permanecer rehén de un grupo cuyo objetivo declarado es avanzar hacia la ruptura del Estado y que utiliza cada votación parlamentaria como instrumento de presión. Ceder reiteradamente a ese chantaje no solo erosiona la capacidad de gobernar, sino que degrada la dignidad de millones de españoles que ven cómo se subordinan sus derechos al tacticismo de una negociación opaca y a intereses que no responden al bien general.

Resulta incomprensible que el Gobierno de un Estado soberano acepte negociaciones fuera de su territorio, en materias competenciales propias, con un prófugo de la Justicia, bajo mediación internacional, y que un expresidente legitime y participe en esa interlocución. No se trata solo de una cuestión de respeto a nuestro marco de autogobierno, sino de dignidad hacia el conjunto de los españoles.

Santos Cerdán y Puigdemont, en Bruselas en 2023

En este contexto, abrir la puerta a una financiación singular para Cataluña, al margen del principio de igualdad, perjudicaría gravemente a las comunidades de régimen común, entre ellas Castilla y León, y se sumaría a otras cesiones —lingüísticas, competenciales en materia de inmigración o jurídicas— que erosionan derechos y minan la equidad. La amnistía y la desfiguración del delito de secesión responden más al sostenimiento de apoyos parlamentarios que a una defensa responsable del Estado de Derecho.

El presidente del Gobierno merece nuestro respeto institucional, como toda persona que ocupa la Jefatura del Ejecutivo y ejerce como presidente de todos los ciudadanos españoles, se le haya votado o no. Ese es su papel institucional. Pero ese respeto debe ser recíproco: él es el principal garante de la dignidad institucional de su país, en su sentido más amplio. El presidente tiene la responsabilidad política de articular un programa de gobierno que dé respuesta a los grandes retos del país y de garantizar el decoro de su acción de gobierno, así como de recabar una confianza parlamentaria mayoritaria que le permita gobernar y respaldar un plan de acción sustentado en unos presupuestos realistas. El cortoplacismo de quienes, con sus exigencias, pretenden extraer privilegios y debilitar al Estado es siempre un mal compañero de viaje para cualquier objetivo de Estado. La defensa de esa dignidad institucional debería fundamentarse en convicciones firmes y en la delimitación clara de las líneas rojas de la acción de gobierno, siempre supeditadas al marco que establece nuestra Constitución vigente.

Cabe preguntarse, en este contexto, dónde se encuentra esa mayoría silenciosa que conforman los militantes socialistas, aquellos que en su día decidieron afiliarse por compromiso con la defensa de un conjunto de valores y principios para respaldar la acción política de su partido. Con su silencio, están renunciando a defender su propio legado y contribuyen a desdibujar a un partido que ha sido decisivo para hacer posible la Transición democrática y la modernización de España. Un partido con vocación de Estado no puede convertirse en rehén de su propia aritmética parlamentaria para mantenerse en el poder ni permanecer impasible ante los escándalos de acoso y corrupción que se generan en su entorno. El partido debe ser capaz de mirar al conjunto de la Nación y no solo a sus socios coyunturales, a quienes corresponde, por su falta de compromiso para facilitar la acción de gobierno y por la desafección política que generan, una responsabilidad compartida.

Puede entenderse que, para una parte significativa de los socialistas con carné —cuyo número ha disminuido de forma notable en los últimos años—, la identidad política se convierta en una identidad personal ligada a una posición emocional que inhibe la capacidad crítica —siguiendo la doctrina de Daniel Kahneman—. Sin embargo, con ello se renuncia a algunas de las grandes fortalezas históricas del PSOE: el debate interno y la autocrítica, la credibilidad y la solidez ante la sociedad, y la generación de capital humano capaz de afrontar los retos políticos futuros. El populismo es siempre una opción de riesgo, que puede producir efectos contrarios a los deseados, aunque se disfrace de un pensamiento romántico de izquierdas que, en realidad, no lo es, ya que, como demuestra la historia, no ha contribuido al avance social ni al fomento de la equidad.

España no puede sostenerse sobre concesiones que vulneran el interés general ni sobre un Gobierno sometido a presiones diarias que cuestionan su legitimidad. Cuando las reglas del juego se alteran por exigencias ajenas a la lógica democrática, la única respuesta responsable es convocar elecciones.

Convocar elecciones no es una muestra de debilidad, sino un ejercicio de respeto a los ciudadanos, a la igualdad territorial y a la solidez institucional. Solo devolviendo la palabra a la ciudadanía podremos recuperar la estabilidad y la dignidad democrática. España merece mucho más que un Gobierno condicionado y cautivo de los escándalos del día a día: España merece respeto.


 

13 Comments

  1. Un análisis repleto de sensatez, que contrasta con la noticia primera de hoy del Acueducto2, de los que dicen sentirse “socialistas segovianos”, pero no lo son; son mera comparsa de personajes sin escrúpulo. Alabo su valentía Sr. Gordo cuando prima lo racional por encima de lo emocional, como hace referencia en su artículo. Estos que se consideran socialistas, que reitero no lo son, aunque no sepan porqué, más vale que siguieran su reflexión, si realmente lo quieren ser.

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    • Nunca he votado al PSOE pero creo que es un partido imprescindible para nuestra democracia. El problema es que no logro identificar al gobierno actual con los valores tradicionales del socialismo.
      El partido parece abducido por el Sr. Sanchez y nadie parece atreverse a levantar la voz para decir que “el Rey está desnudo”.
      Pienso que el problema lo tenemos todos pero la solución debe de surgir desde dentro del propio partido, al menos mientras no se convoquen elecciones generales.
      Supongo que algún movimiento estará habiendo pero ya está tardando en coger algo de peso.

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  2. Sr. Gordo, como mujer socialista doy respuesta a una de sus preguntas, desde el respeto. Las mujeres socialdemócratas hemos tomado la palabra y la iniciativa hacia un cambio necesario, dentro y fuera del partido, demostrando que no somos una cuota o un complemento en una lista cremallera, que no vamos a tolerar el desgobierno, que no nos vale todo, exigiendo que se tomen decisiones. Hay una verdadera revolución en el socialismo y la iniciativa tiene carácter femenino. La igualdad es un derecho constitucional y forma parte del proceso hacia una sociedad más libre, donde necesitamos a los hombres a nuestro lado.
    Un saludo afectuoso

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    • Pues parece que han tomado consciencia del problema un poco tarde, cuando han visto las orejas al lobo. En cualquier caso, no creo que el señor Gordo ni nadie cuestione el derecho de igualdad, faltaría más. Tal y como yo lo veo, aunque no he militado nunca en ningún partido pero he sido votante del PSOE hasta el 2023 -ya no, por higiene democrática, desde el 2023-, es que el problema de PSOE no es un problema de género, sino de consistencia en los principios y valores y de la falta de un proyecto de país. El PSOE está repleto de vividores, y a las pruebas me remito: acaban de elegir ayer a la persona que llevó a la ruina política al ayuntamiento de Segovia en el anterior mandato, y un tipo como Aceves muy limitado en formación y cultura esta al frente de esta provincia en el PSOE para insultarnos cada vez que habla y llenarnos de propaganda. Los problemas del PSOE son estos, por eso no conectan con los ciudadanos y están en franco retroceso, amen de otras cuestiones como un presidente impresentable que va eligiendo corruptos en línea y una pandilla de perversos sexuales, que creo que los hay en todos los partido, y en la sociedad, pero por lo menos no presumen de lo contrario.
      Las que éramos votantes queríamos propuestas realistas, no vividores de la política. A mí me dan igual que sean hombres o mujeres, si sin mujeres mejor porque por lo general tenemos más compromiso, pero en cualquier caso que estén los más formados y mejores. Tampoco me sirven los lobbys de mujeres para alcanzar el poder, ni de hombres, aunque hayan existido siempre. Es una mirada atrás en la defensa de los derechos objetivos de las personas y del principio de igualdad.

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  3. Lo dice usted. Los responsables de votar a este gobierno de chorizos, corruptos, acosadores de mujeres son los que en 2023 votaron a este dictadorzuelo. No ha engañado a nadie, era lo que ha sido siempre. Alguien que llegó con trampas y amaños en las primarias de su partido, gracias a los 100.000 euros del dinero de su suegro, el de la prostitución, para llevarse él y sus compadres del Peugeot, todo lo que podían pillar de dinero público y enchufes, acabar con la Democracia y la libertad y dirigir un Estado mafioso, como Cuba o Venezuela. ¿Os dais cuenta ahora? No me lo puedo creer tanta ingenuidad. Se llama complicidad. Ahora os da vergüenza haber votado a este tipo.

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    • Tienes una visión muy peculiar de la realidad, esos hechos describen perfectamente a decenas de militantes del PP sentenciados y cumpliendo condena, mientras que a quienes imputas esos delitos están aún por juzgar o sentenciar.
      Deja que sea la justicia la que haga su trabajo y mientras no olvides el pasado.

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    • Parece usted un vidente. Sabe cómo y a quien ha votado las personas que le interesa descalificar. Más que vidente le veo como un fantasma.

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    • Está bien analizar la situación política actual, pero siempre sin olvidar la pasada, y donde estábamos cada uno en cada momento. Lo que hoy se llama financiación singular para Cataluña, no hace tanto tiempo, se le concedía al País Vasco. Cómo digo, debemos saber dónde vamos, sin olvidar de donde venimos, y quizás antes de hacer análisis hay que analizarse.

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  4. Para María: pues la verdadera revolución en el socialismo y con carácter femenino ya tendría que empezar por la agrupación de Segovia, y con las últimas noticias, la verdad, no lo parece. Mucho ánimo con esto no obstante, aunque creo que van a necesitar algo más que ánimo. Por otro lado, estoy totalmente de acuerdo con el artículo: Un país no puede sostenerse sobre cesiones opacas ni dependencias parlamentarias que erosionan la igualdad entre territorios. La dignidad democrática exige claridad, respeto institucional y límites.

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    • Vaya por delante que estoy bastante de acuerdo con el análisis del artículo que defiende el autor con compromiso y honestidad. En estos tiempos, con frecuencia, opinar parece, para algunos, la comisión un delito. Estamos de acuerdo en condenar la corrupción y el acoso sexual y de otros tipos. Desgraciadamente estas prácticas no sólo han sido cometidas por dirigentes y militantes socialistas. Tenemos en la memoría los casos Gurtel y Nebenka Fernandez en Ponferrada, entre otros muchos.
      Respecto a la concesión de competencias a la CCAA, no viene de ahora. Se podría decir que todos los gobiernos anteriores han cedido a las demandas de nacionalistas e independentistas en mayor o menor medida. Si bien ahora nos parece lo más descabellado. Afortunadamente hay muchos y muchas militantes socialistas que están reaccionando ante estas parcticas con contundencia y con la esperanza de eliminar las “malas hierbas”. Y tampoco debemos confundir el PSOE con el actual gobierno y los dirigentes que ahora gobiernan el partido. Es cierto también que habrá mucho oportunistas con cargos o sin ellos que no deberian tener responsabilidaes en ninguna decisión social o política. Esperemos que los electores sepamos elegir “bien”, cosa hartamente dificil

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  5. Gracias Juan Luis por tu artículo. Aunque soy manchego, vivimos una realidad similar, de grandes ausentes en la política nacional, más allá de utilizarnos en políticas vacías, de España vaciada.
    Creo que hay falta de liderazgo en los partidos (y en la sociedad) y de una visión de Estado que parece estar muy lejos de la clase política.

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  6. Regeneración profunda dando protagonismo a las personas responsables y suficientemente capacitadas.
    Da igual la tendencia y sus ideales .
    Elegir a los más preparados y aquellos que den un paso adelante .
    Es la solución .
    irían a un médico, para curarse una dolencia dejando en manos de persona no preparada?
    Yo no y ustedes?
    Seamos exigentes, en al política no cabe nadie que no sepa ganarse la vida de forma racional.
    Suerte .

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