Para conmemorar dignamente el Día Internacional de la Mujer, y continuando mi costumbre de recordar a las segovianas dignas de buena memoria, traigo hoy al lector esta semblanza de una de ellas, segoviana del 23 de octubre de 1859, hija del fabricante de pastas y chocolates D. Mariano Lanchares Cires, burgalés de Castrojeriz, y de Dª Paula López Cuesta, segoviana y dueña de la administración de loterías fundada en 1773, que regentó su marido.
Se crió y residió junto a sus padres y hermanos en su casa en la Calle Real (Juan Bravo), frente a la Casa de los Picos. Los periódicos de la época nos cuentan de las frecuentes reuniones y saraos que el señor Lanchares ofrecía a sus amistades, y de otros actos públicos culturales, en las que su hija Clementina se distinguió como notable pianista y cantante lírica. Se casó joven, el 5 de noviembre de 1884, con D. Ángel Lago López, oficial primero del Cuerpo de Administración Militar, fallecido en Valladolid en abril de 1890, dejándola viuda y con dos hijos muy pequeños.
Volvió a su Segovia natal y nunca más volvió a casarse. De carácter recio y voluntad emprendedora, continuó los negocios de su padre -el molino harinero, la fábrica de pastas y la administración de loterías-, administrándolos con prudencia y aumentando sus rentas. Y, ya dueña de la casa paterna, la reformó y amplió a partir de 1910, elevando una planta y colocando en la fachada los medallones con los rostros de sus familiares que allí pueden verse todavía. Y, siendo mujer piadosa, obtuvo del Obispo la licencia para tener allí oratorio privado, que alhajó debidamente.
Fue doña Clementina muy caritativa y solidaria durante toda su larga vida, siendo constantes sus aportaciones personales y dinerarias a varias obras benéficas segovianas, como el Comedor de Caridad, La Gota de Leche, el Ropero de Santa Victoria, y otras varias. Sin contar las ayudas directas que dio en mano y discretamente a tantos y tantos segovianos necesitados.
Sus hermanos D. Enrique, capitán de Artillería, y Dª Cristina, y más tarde también sus dos hijos, fallecieron a causa de la tuberculosis: Antonio Lago, muerto en 1919, fue también teniente de Artillería; y Ángel Lago, muerto en 1913, fue escritor, periodista y concejal, fundador de la revista literaria Alma Castellana, nombre de la recordada imprenta que también estableció. Tras estas pérdidas, solo le quedó un nietecillo, futuro ingeniero, en el que volcó sus afectos.
Ante estas repetidas desgracias familiares, doña Clementina quiso contribuir a la extinción de la entonces terrible enfermedad y dedicó buena parte de su fortuna a edificar el ‘Sanatorio Lago’ (nombrado así en memoria de su hijo el artillero), en la sierra segoviana (término municipal de Guadarrama, cerca de la estación de Tablada), a 1.300 metros de altura, con capacidad para más de cien camas -tres de ellas reservadas para periodistas enfermos-, que fue el primer sanatorio antituberculoso para enfermos pobres de España, y en el que ella misma prestó sus servicios como enfermera. Es el mismo de los versos de Antonio Machado en Campos de Castilla:
Sanatorio del alto Guadarrama
más allá de la roca cenicienta
donde el chivo barbudo se encarama,
mansión de noche larga y fiebre lenta…
La prensa nacional lo calificó entonces de ‘establecimiento que honra a España’, por sus instalaciones y adelantos médicos (como los aparatos de radiología). En 1921, el Estado se hizo cargo del mismo, y fue agrandado e inaugurado por los Reyes Don Alfonso y Doña Victoria Eugenia el 8 de diciembre de 1924. Lamentablemente, quedó destruido durante la última guerra civil, por haberse situado allí el cuartel general republicano sobre el frente del Alto del León: sobre sus ruinas el Estado edificó a partir de 1941 otro hospital mucho más grande, que nunca llegó a utilizarse y cuyos enormes restos aún pueden verse allá.
Por su larga y relevante obra, altruista y generosa, de socorro a sus semejantes más necesitados y enfermos, en particular a sus convecinos de Segovia, fue agraciada en 1924 por el Rey Don Alfonso XIII con la preciada gran cruz de la Orden Civil de Beneficencia, con distintivo blanco. La propia Reina Doña Victoria Eugenia le impuso las insignias en Palacio.
Dona Clementina Lanchares, viuda de Lago, falleció siendo ya octogenaria en Segovia el 15 de octubre de 1938, poco antes de terminar la guerra civil. Sus restos mortales yacen, junto a los de todos sus familiares, en el panteón del camposanto del Ángel que había hecho construir en 1901. Dele Dios buen galardón a su alma generosa.
1 marzo, 2025
Como siempre chapó
1 marzo, 2025
¿Podría explicar en qué consistía La Gota de Leche? Me ha llamado la atención.
Gracias.
1 marzo, 2025
https://www.elnortedecastilla.es/v/20101110/segovia/gota-leche-20101110.html
1 marzo, 2025
Gracias Salud.
Curiosa institución la de La Gota de Leche.
1 marzo, 2025
Enhorabuena D.Alfonso.
Una estupenda lección de Historia, que viene muy bien en los tiempos actuales, donde reina lo zafio, lo grosero y lo ordinario.
1 marzo, 2025
Gracias por su articulo y por darnos a conocer lo que esta señora, supongo tatarabuela de May Escobar. Hizo y que personalmente desconocia totalmente.
Con lo poco que se, intentare hablar algo de La gota de leche. A la espera de que alguien mucho mas docto que yo lo amplie.
Junto al Arco de San Andres t extramuros, sigue existiendo un edificio en el que aun se puede intuir el texto “la gota de leche”. Y que ultimamente pretendio ser museo de arte diocesano y precolombino, por D. Santos sebastian, ex obispo.
En ese edificio, se repartia leche a los niños de manera gratuita, en años muy duros para la ciudad existen imagenes de la epoca donde puede apreciarse las colas de madres con sus niños.
1 marzo, 2025
Pido perdon por la segunda parte de mi exposicion, no vi la nota aportada por “SALUD”, donde expone el articulo de Carlos Alvaro en el Norte de Castilla y que lo explica a la perfeccion
1 marzo, 2025
Gracias por el aporte Andrés. Es interesante.
1 marzo, 2025
Gracias a usted. Don Andrés, por sus intervenciones en este foro. Un abrazo