El Lago Alonso, en Nueva Segovia, ha vuelto a ser el escenario escogido por los vándalos para una enésima gamberrada. Según explicaba el concejal de Medio Ambiente de Segovia ciudad, Ángel Galindo, el “lago”, en realidad una charca permanente de agua a los pies de la antigua cantera, ha amanecido el 24 de octubre con varios extintores arrojados a la charca, no sin que antes los gamberros se hayan “divertido” vertiendo el contenido tóxico de los extintores en el agua. Una pésima idea por cuanto los polvos químicos de los extintores generan un ácido en contacto con el medio acuoso de efecto contaminante. Una película de espuma blanca cubría esta mañana el agua de la charca.
No se sabe porqué motivo, el caso es que el Lago Alonso y su entorno, considerado uno de los 10 espacios de interés geológico de la capital segoviana y marco de talleres y experiencias didácticas, es escenario recurrente de actos vandálicos. Precisamente, a finales de septiembre alumnos de la cooperativa Álcazar procedieron a una actividad de limpieza y recuperación del entorno. Limpieza y recuperación que no ha tardado ni tres semanas en obtener réplica de los descerebrados.
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Lo politicamente correcto de la “progresía” es ser muy muy blanditos con los delincuentes que se dedican a hacer estas golferías.
No hay problema. Si los pillan no les pasa nada (ni a sus padres, claro), y después los de la “progresía” reclutan colegiales para limpiar.