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Toros y filosofía

La abolición de la lidia me parece un debate de alto voltaje filosófico, con muchas derivadas en juego. Desde la filosofía del derecho, la teoría de la mente o el estatus ontológico del hombre y los seres vivos, la ética, la ecología, antropología, por supuesto economía… Difícil encontrar un tema filosofícamente más complejo y fascinante.

Siento desdén por todos quienes reducen la cuestión a un mero como sea que tengo un perrito y adoro a mi perrito, los toros son una mierda. O como sea que me gusta ir a los toros, viva los toros. El debate sobre si los toros son o no son cultura me parece otra falacia, ¿qué no es cultura? ¿Acaso que algo sea cultura lo convierte en legítimo o ilegítimo? Los antropólogos hablan de la cultura antropófaga, y no por eso me veo devorando a un congénere. Pienso que más bien cuando se dice “cultura” debe leerse “actividad subvencionable por el consistorio”.

Sea como sea, comerse, pongamos, a un señor de Cuéllar no está bien. ¿Pero devorar a cualquier ejemplar de otra especie sí? Llamo la atención sobre el cualquiera. Pongamos animales en extinción, eso sería una macarrada. Con lo del covid19 hemos visto que tontear con según qué especies es peligroso y potencialmente dañino. Personalmente me niego en redondo a comer primates superiores (llámenle gentileza de primo) y algunos tipos de cetáceos altamente evolucionados que me suscitan una gran admiración. Aunque eso es meterse en un jardín. ¿No es el pulpo uno de los animales más evolucionados y admirables? ¿Y a quién no le gusta el pulpo a feira?

Como les decía es un debate apasionante, y ahí tienen una primera pregunta. ¿Por qué a este sí y a este no? ¿Es mejor un delfín que una rata? ¿Qué hace diferentes a las especies para su cosificación?  ¿La estética? ¿La tradición? ¿La biología? ¿Qué va primero, la ética o la barriga?

La (buena) filosofía rara vez aporta respuestas concluyentes, sin embargo sirve para establecer preguntas “útiles”. Las preguntas adecuadas nos permiten una mejor gestión de la información que las inadecuadas y, en consecuencia, mejoran nuestro conocimiento del mundo.

El debate taurino pide preguntas “adecuadas”, no memeces como si es cultura o lo deja de ser. Por ejemplo, preguntas por las finalidades. Un sádico graba un vídeo torturando a una mascota y lo sube a internet. Coincidirán conmigo que eso no es aceptable porque solo desde el sadismo y la crueldad es justificable un hecho así. ¿Por qué? es otra pregunta compleja pero apuntaría a que una sociedad que no combate el sadismo y la crueldad corre el riesgo de devenir una sociedad sádica y cruel. Y coincidirán conmigo es que eso no es especialmente interesante ni contribuye a nuestra mejora personal o colectiva.

Ahora bien, la cosa cambia si el que graba el vídeo lo hace porque está probando en animales la curación del cáncer. Y lo sube a internet para buscar el apoyo de otros científicos. Cambia mucho.

 

 

Por eso la cuestión de la finalidad es esencial. Y por eso los animalistas ponen mucho énfasis en que la lídia se limita a un espectáculo sádico y cruel, en tanto desde la tauromaquia se minimizan estas acusaciones, que consideran extrapolables a toda actividad ganadera,  y se toma en consideración otros muchos aspectos antropológicos, artísticos, económicos, ambientales…

Más derivadas desde la filosofía del derecho. ¿En razón de qué debemos restringir una actividad humana? La libertad es un valor importante, restringir tal conducta requiere una sólida argumentación. No digo que en nombre de la libertad valga todo. Digo que es otra perspectiva a considerar.

¿Existen los valores absolutos? ¿Es la libertad uno de ellos? ¿Es la empatía y la bondad una exigencia ética? Y si no existen los valores absolutos ¿cómo justificamos las normas morales? ¿En su utilidad? ¿En su eficiencia social? ¿En el sentir de una mayoría de ciudadanos?

Hay tanto en juego que, por una vez, les aconsejaría recurrir a la filosofía. A favor de la lidia pueden ustedes consultar Tauroética, de Fernando Savater. Magnífico, como lo son también los trabajos del tristemente desaparecido Jesús Mosterín, en sentido opuesto y gran teórico de los “derechos de los animales”.

Tirando de los que han pensado en profundidad sobre el tema, cuando menos, se evita degradar un debate tan potente a cuestiones pueriles y vanales y acabar en el cansino “viva o muera” esto o aquello.  Y puede que ustedes noten una cierta soberbia intelectual en estas líneas, pero verán, del mismo modo que no me parece ni medio normal que alguien que no sabe soldar enjuicie la calidad de una soldadura, empieza a ser hora de, frente al cuñadismo imperante, empezar a exigir un poco de rigor.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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13 Comments

  1. Ponderado y muy trabajado desarrollo intelectual para plasmar en este breve artículo asunto tan complejo. Enhorabuena. Valiente, sin duda alguna, cuando lo que impera son apenas unas cuantas palabras anexadas unas con otras y publicitadas por quienes en otras épocas o circunstancias apenas si podrían evocarlas en públicas barras para pacientes barmans, pero que son las que actualmente establecen los parámetros conductuales preponderantes, léase Twitter.

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  2. Sin cantera y con la mayor parte de la afición radicada en el segmento de los jubilados la tauromaquía tiene los días contados. No va tanto de crueldad animal o de sadismo, al final los pollos, corderos o cochinos que comemos sufren más y tienen peor vida que cualquier toro de lidia, aunque la/el activista antianimalista no caiga en esto cuando compra una hamburguesa a las cinco de la mañana en la plaza del Azoguejo. Esto va de cambio de mentalidad y de hábitos de consumo. El año pasado en España eran siete los taurinos que quedaban, este año son cinco tan solamente y el año que viene apenas quedarán tres o cuatro. No es filosofía, son sólo números, y al toro hace mucho que no le salen las cuentas.

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    • Sólo puntualizar que muchísimos de los que estamos en contra delos toros o somos vegetarianos o veganos. Aquí el tema es la concienciación de que como especie con las características que nos diferencian debemos asumir determinadas responsabilidades con todos los seres conscientes y con el entorno que nos permite la existencia. No se trata de culpabilizar a los que les gustan los toros o comen carne, se trata de concienciar dado que nuestros intelectos lo permiten, de que debemos respetar y ser empáticos con todo nuestro entorno (incluso con los vecinos, que ya es complicado). Pero también dejar mu claro lo cruel e innecesario de muchos comportamientos y actitudes.

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      • Sin duda prefiero a un toro, piensa más.

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      • Yo soy aficionado a los toros, a Dios gracias. No veo nada malo en la Fiesta, ni en los toreros ni el pùblico, ni en los toros. Y si eso ha de cambiar. Pregunto: ¿quien ha de manipular mi conciencia? ¿Como lo hará? Al menos pido que ese Dios mortal que consiga esa obra sobrenatural, me diga que puedo hacer los domingos por la tarde en lugar de asistir a una corrida de toros.

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    • Es cierto que las dietas esencialmente vegetarianas van ganando adeptos, según las fuentes, el % podría orillar el 10% de la población, si bien más de la mitad de ese porcentaje aplican una dieta flexible, es decir con huevos, leche y eventuales aportes de platos cárnicos. También varia segun las fuentes el sentimiento antitaurino, presente en el 50% de la población española, frente a un 41 pro y el resto indiferente. Hay que indicar que el porcentaje varia sustancialmente por territorios. En consecuencia el antiespecismo no es el motor del antitaurinismo, más bien la asociación con la crueldad y el sadismo. Del mismo modo podría decirse que una amplia mayoría de los antitaurinos no se definen como “animalistas”, si bien coinciden en esto con el animalismo.

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    • Me parece perfecto. Si por las circunstacias que sean, la Fiesta se extingue en el seno de la Sociedad, pues eso que nos perdemos, pero no pasa nada es ley de vida, como dice Borges al final todo es del gusano, pero lo que no admito es pedir a PapaEstado, que meta sus sucias manos en la Sociedad, bastante lo hace ya para sacarnos los cuartos y aborregarnos con sus bioideologías que dividen al pueblo e impiden que los electores controlen a los que mandan.

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  3. Imperativo categórico de Kant. Todo lo demás me sobra. Nada justifica la tauromaquia por muchas vueltas que le den algunos “intelectuales” (que no sabios) como Savater.

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    • Pero el imperativo categórico se circunscribe a la humanidad, en la medida que solo la responsabilidad sobre los actos propios es condición de posibilidad de la ética (Kant habla de moral) El bien o el mal no puede ser cosa institntiva o inclinación a la voluntad, es el supeditarse a una máxima, a una norma, a un deber autoaceptado (la argumentación es muy abstracta y compleja). Precisamente desde una ética kantiana no habría (o sería muy discutible) espacio a los derechos de los animales, al entenderse que toda moral está condicionada al “obrar racionalmente”, entendiendo por tal, desgajada de la voluntad o el instinto. Este “desgajamiento” no es viable en animales, de ahí que me resulta excesivo incluirlos como implicados en el imperativo categórico. Más bien la argumentación kantiana los condena a la cosificación. TAmbién hay que decir que Kant vive en un contexto del siglo XVIII, donde este tipo de problemáticas morales ni se planteaban.

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    • Podría decir unas trescientas mil acciones humanas que no necesitan justificación alguna. Lo que si ha de razonarse es porqué una tradición de siglos, hablo de las corridas de toros, y no me remonto a la milenaria relación del hombre con el dios Tauro, ha de suprimirse, y sobre todo quien está legitimado para cometer esa atrocidad.

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  4. ¿Quien es el Estado para prohibir la Fiesta de Toros? Es admisible que cualquier español odie la Fiesta y no vea cofridas de toros. Cuando los españoles elijamos a nuestros representantes y al que manda,o sea al Jefe del Ejecutivo, habrá libertad politica, hasta entonces el debate está viciado por falta de responsabilidad.

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  5. Los animales no tienen derechos, somos nosotros los que tenemos obligaciones hacia ellos y les debemos de tratar racionalmente.
    Según Descartes (Pienso luego existo), por darlo una nota de color pedante. No creo que un caballo sepa que es un caballo, por ejemplo.
    A nadie se le escapa que cada día es mayor el número de “humanos” que han adoptado una postura irracional, poco humana respecto a la protección animal.
    Tan irracional es esta postura, que es muy frecuente que los defensores de posturas “animalistas” sean profusos defensores de matar gente mayor y bebés.

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    • Prefiero ir al toro por los cuernos. Hay una tradición, y por lo tanto sagrada, que es la Fiesta de Toros. Y hay unos fanáticos, instalados en el Estado, que pretenden, manipulando las conciencias de sus semejantes, abolir esa costumbre. Eso es totalitarismo. Y si fueran un poquito mas cultos, rendirían culto a su mas insigne eminencia: HItler.

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