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La voz cazadora

Matesanz se dirige a sus compañeros tras recibir un maletín de pintura y una estaquilla.

Vivimos tiempos extraños. Tenemos dos Papas vivos, y dos reyes. La indestructible Caja Segovia es un recuerdo y los tribunales dan la razón a los pobres (cláusula suelo).

Y va y Alfredo Matesanz se jubila.

La voz de segovia (banda sonora de una generación) se jubila. Y la verdad que me gusta que todos los reconocimientos y homenajes los pueda ver. Que en este país (y más en esta ciudad) somos de poner nombre a las calles con título póstumo.
Cuando Alfredo daba los grados de temperatura de Segovia cuando le preguntaban desde la central de Castilla y León, sabías que hablan los tuyos.

Como decía mis recuerdos de audio de niñez, adolescencia y juventud van unidos a la voz de Alfredo Matesanz y el Nuevo Mester de Juglaría, que salían mágicamente de un radio cassete philips negro

No se me ha olvidado que este es un blog de caza y pesca. Y es aquí donde también se juntan los recuerdos junto a la voz de Alfredo. Cada 14 de agosto, deseaba en antena feliz temporada de caza en la media veda a los cazadores de la provincia. Cuando todavía la media veda tenía sentido. Y cuando los nervios por empezar a cazar todavía eran de verdad. Cuando todavía madrugabas más que el despertador, por que no habías podido dormir en toda la noche, como decía el maestro Delibes.
Ese deseo de buena caza un 14 de agosto, así, en abierto, a oídos de todos, era como el comienzo oficial de la temporada. Alfredo lo había dicho.

Pasando los años, le conocí en persona (reconozco que la primera vez me hizo la ilusión de conocer a uno de tus ídolos, sensación que actualmente no me causaría ni conocer a Ronaldo o Messi) se dio las circunstancia de pedirle que un pequeño texto para la revista El Ingenio de la Asociación Segoviana de Numismática y Coleccionismo. En esas letras, Alfredo de manera magistral contó la historia de una trucha común que cazó (si, cazó de un tiro de carabina) en el puente de San Marcos. Dicha trucha, de grandes dimensiones, se la compró Cándido ( a la sazón Mesonero Mayor de Castilla) con la fortuna que estaba Lope Tablada de Diego por allí pintando un encargo para el restaurador. Y tomó la trucha como modelo para el bodegón que realizaba. Alli sigue pintada la trucha cazada por Alfredo. No podía ser de otra manera. Personas y personajes de nuestra vida, en una pequeña intrahistoria que aún hoy se puede acariciar.

Pasando los años, he hablado muchas veces con Alfredo de las temporadas, de conejos que han palmado, que se han ido, de perdices de pico, o liebres que salían ya conocedoras de su futuro, encomendado el alma a Dios y la ropa al trapero.
Jabalíes imposibles que Alfredo te cuenta con voz de radio, disparos en la serranía que narra con la mirada fija y te transporta al lance en el detalle y la grandeza del momento. Con la verdad en la palabra del buen periodista. Con la verdad del lance del buen cazador. Con la verdad de las buenas personas.

Author: J. García Herrero

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