“Nuestro propósito es mantenerlo abierto al culto y estamos estudiando diversas opciones”, explican portavoces oficiales del Obispado de Segovia. Durante casi un siglo (desde 1924) una pequeña comunidad de frailes carmelitas calzados se ha encargado de los cultos y del mantenimiento del santuario de Nuestra Señora del Henar, corazón de la devoción mariana de la Comunidad de Villa y Tierra de Cuéllar y de buena parte del sur de Valladolid. Pero la crisis de vocaciones hace estragos. Recientemente, los cuatro carmelitas que quedan en el Henar anunciaban que por razón de edad abandonarán en abril la custodia del santuario para radicarse en la casa madre de Valladolid (la comunidad carmelita de Segovia ciudad pertenece a otra orden, la de carmelitas descalzos surgida de la reforma teresiana en el siglo XVI).
“A corto plazo la continuidad del culto está garantizada, pues los frailes han mostrado su intención de desplazarse desde Valladolid para seguir manteniendo los cultos”, explican en la diócesis segoviana, titular del santuario. A tal fin se han iniciado conversaciones con la pujante congregación de las carmelitas samaritanas, que el pasado noviembre recibían la encomienda de la diócesis para la custodia del santuario de la Fuencisla con una comunidad de seis monjas. La orden surgió en Valladolid y a contracorriente del resto está viviendo un pequeño boom de vocaciones.
La crisis de vocaciones contrasta con la buena salud de la religiosidad popular. La romería a la Morenita de Castilla, a mediados de agosto, moviliza cada año a 30.000 devotos de Valladolid y Segovia y se considera el movimiento de masas más importante de la provincia. El santuario, de finales del siglo XVII, sigue siendo el centro de la vida espiritual para toda la comarca de la Tierra de Pinares y Campo de Peñafiel.
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