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La Cruz Roja en Segovia: sus inicios

Hace pocos meses hemos celebrado el 150 aniversario del establecimiento de la Cruz Roja Española en Segovia, allá por 1873. Un hecho memorable, que me mueve a traer a estas páginas algunas notas que tengo recogidas para un futuro estudio sobre la presencia de la asociación en tierras segovianas.

Como es sabido, la Cruz Roja se estableció en España en 1864, por decisión personal de la Reina Doña Isabel II, quien la puso bajo la protección de la Ínclita Orden de San Juan de Jerusalén, vulgo Orden de Malta. Por eso la cruz maltesa aparece siempre unida a los símbolos y medallas de la Cruz Roja Española.

Notemos que su único cometido por entonces era el de socorrer a los heridos en la guerra, y nada más: solo a partir de la década de 1890 ampliaría sus objetivos a toda clase de emergencias y catástrofes. Y notemos también que, en aquellos sus primeros días, la Cruz Roja Española fue, en la mentalidad de los españoles, una especie de caballería burguesa, a la que dedicaron sus afanes tanto las elites de la Nación -señaladamente, la Nobleza-, como las clases medias y populares. A todas las movía un ideal generoso y altruista, que se revistió de unas maneras caballerescas.

Cuando España se vio aquejada de las turbulencias revolucionarias de 1868 (que supuso desórdenes y motines por doquier, la guerra de Cuba, la sublevación cantonal y la guerra carlista), el Comité Central designó en abril de 1873 a una persona para que llevase a cabo la implantación de la Cruz Roja en Segovia y su provincia: fue el Doctor D. Andrés Gómez de Somorrostro y Martín-Sedeño (Segovia 1816-1894), sacerdote, canónigo y arcipreste de Segovia, predicador del Rey Don Amadeo, historiador, caballero de la Orden de San Juan, que en realidad residía entonces en Madrid. Porque, siendo de ideas liberales avanzadas, en esa época se hizo famoso por su militancia en la Masonería (con el nombre simbólico de Plutarco), fundando la logia segoviana La Esperanza. Solo en 1890 volvió a la obediencia de la Iglesia, abjurando de todos sus errores.

Ya eran socios de la Cruz Roja en Madrid, a más de Somorrostro, otros dos segovianos: el presbítero D. Fernando Molina Rozo, chantre de la catedral, y D. Miguel González de Buenlabrar.

Medalla de socio de la Cruz Roja de 1864.

Puesto a la tarea, el benemérito sacerdote reclutó a los primeros socios de la institución residentes en Segovia capital: el 20 de junio de 1873 fueron proclamados socios de número D. Leandro García Gutiérrez, D. Martín Velasco Tobar, D. Mariano Gil Plaza, D. Vicente Ruiz (industrial), D. Mariano Quintanilla (artista pintor), D. Jorge Calvo (médico y político), D. Miguel Hernández Cañedo, D. Juan Rodríguez, D. Santiago Moreno Alonso (farmacéutico), D. Jerónimo Silva Martín, D. Anselmo Román Tejedor, D. Cosme Gil e Isabel, D. Ildefonso Moreno Velasco (farmacéutico), D. Juan González Manso, D. Luis Leonor Menéndez (farmacéutico), D. Mariano Llovet Castelo, D. Remigio Rodríguez Cuevas. Y socios activos D. Antonio González Bombín, D. Francisco Santiuste Hernández, D. Francisco Marcos Martín, D. Ildefonso Carrillo Castellanos, D. Ignacio Marazuela Huerta. Y socio camillero, D. Abdón del Moral Barrios. Pronto se sumaron algunos otros.

El 8 de septiembre de 1873 se constituyó la Comisión Provincial de Segovia: presidente, D. Andrés Gómez de Somorrostro, sacerdote, arcipreste de la catedral; vicepresidente primero D. Valentín de Mascaró y del Hierro, sacerdote y caballero de San Juan; vicepresidente segundo, el médico D. Jorge Calvo; secretario primero, D. Santiago Alonso y Alonso; vicesecretario primero y contador D. Mariano Gil Plaza; vicesecretario segundo, D. Mariano Llovet Castelo; depositario, D. Antonio González Bombín; inspector, D. Ildefonso Moreno Velasco; director de almacén, D. Luis Leonor Menéndez. En la misma fecha ingresó el primer socio de la Provincia: D. Domingo García Abad, médico de Ayllón.

El 21 de diciembre quedó constituida la sección de señoras: presidente, Dª Inocenta Sánchez-Salvador, esposa del brigadier Prats, director de la Academia de Artillería; vicepresidentes, Dª Amalia Aralpea de Albizúa y Dª Manuela Díaz de González; depositaria de fondos, Dª Micaela Calderón de González; contadora, Dª Asunción Orodea de Tejero; directora de almacén, Dª Dolores Arévalo Bustamante; secretaria, Dª Jacinta Guerra de Azuela; vicesecretaria, Dª Cristina Pérez de Ochoa. Y socias, la Condesa de Santibáñez del Río, la Marquesa Viuda de Lozoya, Dª Josefa Muro de Díez de Rivera, Dª Pilar Nogués, Dª Ramona Gil Sanz, Dª Josefa Antón de Leonor, Dª Juana Argüete de Calera, Dª María Cruz Urrutia, Dª Valentina Vergareg, Dª Carmen Medina de García, Dª Filomena Bayón de Piñera, Dª Benita Velasco, Dª Josefa Antón de Leonor, Dª María Yagüe Martínez, Dª Lucía García Solana, Dª Teresa García de Gil y Dª Juana Quirós de González.

La bendición solemne de la banderas -la de la Asociación, la del hospital de sangre y los banderines para las ambulancias- tuvo lugar el 28 de diciembre a las 11 de la mañana, en la iglesia de San Esteban, con asistencia de todas las autoridades. Al acabar aquel año de 1873, la Comisión Provincial de Segovia contaba ya con 32 socios en la capital, con otros 10 en la provincia, y con 81 socias.

Mientras tanto, en septiembre solicitaron al Ayuntamiento la cesión del antiguo convento de Santi Spiritus para montar allí un hospital de sangre y seis camas, lo que les fue concedido. También dio el municipio diversos muebles, enseres y efectos. Y en aquellas instalaciones prestaron buenos servicios a los heridos en aquellos sucesos y campañas.

En 1876, terminadas las turbulencias, motines y guerras en la Península, la Cruz Roja Española cesó en casi todas sus actividades, permaneciendo solo -casi simbólicamente- la primera comisión de Madrid, establecida en el distrito de Maravillas y Universidad, a través de la unida Orden Española y Humanitaria de la Santa Cruz y Víctimas del Dos de Mayo de 1808.
Solo a partir de la reforma de la Asociación, realizada en 1893, la Cruz Roja Española amplió sus objetivos a toda clase de auxilios en emergencias y catástrofes, y se reimplantó de nuevo en toda España, alcanzando pronto el desarrollo que le ha dado justa fama entre los ciudadanos. De lo que a partir de entonces ocurrió con la Cruz Roja en Segovia, hablaremos en otra ocasión.


Author: Alfonso Ceballos-Escalera y Gila

Doctor en Derecho e Historia. Concejal de Vox en el Ayuntamiento de Segovia.

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4 Comments

  1. Que bonito es todo, pero se los olvido algo importante wue k cruz roja siempre ha escondido (pedofilos que han aprovechado de niños en países de guerra. Parece que no es suficiente ser niño traumatizado por conflictos bélicos sino llevar el sufrimiento hasta más allá. Tampoco se comenta la obligación de la cruz roja madres africanas que tengan a sus hijos con sufrimiento innecesario como no darles ningún tipo de medicamentos cuando están pariendo ni un analgésico. Hace años había un señor que trabajó de médico allí decía que su labor es tráfico de órganos con gente vulnerable y con razón Españ encabeza los países en donaciones jajajaja , que se investigue de donde vienen. Casi todos los órganos donados son de gente de raza negra por características y este medico se desaparece sin dejar huella solo por el hecho de decir la verdad. En fin, todo lo que es te Dan no es altruista sino lleva a dar algo a cambio y eso el labor de ka cruz roja, como engañan al prójimo .

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    • Ya ha salido el Grinch del día, amargado, acomplejado y onanista.

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      • Hablas de usted. Verdad? Se cree el ladrón que todos son de su condición. Tu comentario es del típico piojo segoviano que nunca ha salido de su aldea.

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  2. Los amargados siempre dando la nota para conseguir su “minuto de gloria”.
    Menos mal que pasado ese minuto vuelve a su cueva

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