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El Espinar: Alguien gritó “fascista” y el alcalde echó a cien personas a la calle

El pleno del Ayuntamiento de El Espinar dio dos titulares. Uno, el previsible, que el PP, con la abstención de Ciudadanos, tumbó la moción de Vox que pretendía derogar la ley contra la violencia de género (las razones aquí), tras previamente hacer lo mismo con la presentada en sentido contrario por el PSOE e IU. Por otro lado, que en un momento dado alguien gritó “fascista”, no está claro si a un concejal de Vox o al de Ciudadanos, y Javier Figueredo, abusando del cargo de alcalde no se le ocurre otra que mandar desalojar a la totalidad del público presente. Al que gritó, que acaso hubiera sido lo suyo, y a 99 más, incluidos unos cuantos muchos que hasta entonces habían estado la mar de tranquilos ejerciendo su derecho a presenciar un pleno municipal.

“Agentes, desalojen la sala”, ordenó imperturbable Figueredo. Permanecieron ojipláticos los periodistas, a los que no afectaba —al parecer— el desalojo, en tanto cuatro policías locales y otros cuatro de la Guardia Civil echaban al respetable de muy buenos modos, todo hay que decirlo. No faltaron gritos de protesta mientras se desalojaba —”Todo el mundo fuera”, “Ni un paso atrás”, “Fascistas irredentos”— conato de plante en la puerta de algún grupillo que se resistía a abandonar el edificio, como decimos bien resuelto por los agentes de la ley. No hubo detenciones, ni empujones ni incidentes que lamentar.

“Un atentado a la democracia”, resumía la portavoz socialista, Alicia Palomo, que junto con el resto de concejales socialistas y Jacobo Peñas, de IU, optaron por salir tras el público en protesta por la alcaldada. Entre los últimos en salir, el ex-alcalde socialista David Rubio, que le recordaba al del PP que un pleno es un acto público y que “lo que estás haciendo es una ilegalidad”. Flagrante del todo punto de vista.

Ni los más viejos recuerdan algo así, para un día que se llena el salón de plenos, el alcalde va y los echa a las primeras de cambio. Se puede entender que en un pleno un alcalde mande a la calle a quien interfiera en el buen funcionamiento de la sesión, pero mandar desalojar indiscriminadamente un acto de pública concurrencia por aplausos, murmullos o un insulto aislado roza la prevaricación. Solo apelando a la bisoñez del alcalde se puede comprender mínimante el despropósito vivido en El Espinar.

Claro que el pleno venía raro porque los ánimos estaban exaltados. La violencia machista es cuestión que, hasta la irrupción de Vox, concitaba un amplio consenso entre políticos y ciudadanos. Así que los promotores de la moción, o sea Vox (inicialmente con el apoyo, según parece, del tripartito que gobierna El Espinar y con  el PP bajándose del carro a las primeras de cambio)  han pasado por las horcas caudinas de toda la progresía, que en las redes no paraban mientes en que si de fascistas en adelante. Un circo mediático calentado, por un lado, por las izquierdas y el feminismo, que ven en esta intempestiva carga contra la ley de violencia de género un primer aviso de la involución que supone la confluencia PP, Ciudadanos y Vox. No olvidemos que Sánchez está intentando montar un gobierno, en gran medida, sobre la base de “hay que parar” a la ultraderecha. Por el otro, la formación de Abascal, bien consciente de que ejercer de “derecha valiente” en estas batallas culturales, feminismo sí feminismo no, les posiciona en el centro de la polémica para general satisfacción de sus votantes (el 25%, en El Espinar) aunque sea a expensas de blanquear la violencia machista (52 muertas en lo que va de año).

Arriba, desalojo del salón de plenos. Una asistente se encara con el alcalde. Abajo, poco ambiente en la plaza previo al pleno.

Añadan informaciones fantasma de una marcha “antifascista” y “feminista” procedente de Segovia y municipios vecinos convergiendo sobre El Espinar y que finalmente no se concretó. Lo que no quita para que la Guardia Civil se lo tomara más que en serio. Control de lujo a la entrada de El Espinar y la comandancia movilizada por si acaso con el comandante del puesto con cara de “en mi pueblo no se quema ni una papelera”.

Al final, poca cosa. Colectivos feministas espinariegos habían quedado a las 19:30, media hora antes del pleno, para hacer patente el malestar. Mujeres de El Espinar, San Rafael, Los Ángeles, reforzados con un grupo de socialistas con su secretario provincial a la cabeza, José Luis Aceves. Llegada la hora del pleno, este centenar de personas entraron en el salón consistorial, y tomaron asiento.Hasta ahí, no lo normal, porque lo normal es que a los plenos vayan cuatro, pero sí de lo más civilizado.

Pero el alcalde no quería bulla. Bastó unas primeros cuchicheos en la intervención de Jesús Gascón, de Ciudadanos, en el debate de la primera moción, la del PSOE-IU, para que Figueredo diera un primer aviso. “Si no dejan hablar mando desalojar”, advirtió el popular. La réplica de Alicia Palomo se cerró con una salva de aplausos del respetable, y lo mismo, nueva advertencia de Figueredo. Y en esto que toma la palabra Montserrat Sanz, portavoz de Vox, alguien grita “fascista”, y el alcalde se pasa de frenada y manda a todo Cristo para casa. Con los socialistas y el de IU detrás en solidaridad ante la alcaldada.

Media hora de interrupción para desalojar y el pleno terminó a puerta cerrada y antes de hora. Llegado el turno de ruegos y preguntas, y como había que responder a las efectuadas en anteriores plenos por el PSOE, Figueredo mandó al secretario a buscar a los socialistas, por si se querían incorporar.  No los encontró el probo funcionario. Toma la palabra Tomás Álvarez, de Vox, señalando que sin la presencia del cuestionador carecía de sentido seguir con el trámite. Se levanta la sesión.

 

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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