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Cuando hay baile se ve algo del refajo

 

El proceso de las jubilaciones de la Caja empezó esta semana con las declaraciones de los acusados —recuerde, no están obligados a decir verdad ni a declarar contra sí mismos— de las que saco una conclusión muy clarita: se trataba de alegres muchachuelos entregados al bien común a través de su amada entidad, tenían unos sueldillos de chichinabo —casi 800.000 al año el director, Manuel Escribano, a ver quién llega a fin de mes con eso— y el sistema de jubilaciones que se autofijaron era muy, muy malo, que podía haber sido mejor. Vamos, que se les debe dinero. Menos mal que ya vienen los testigos —esos si están obligado a decir la verdad verdadera— y algo me dice que el relato de la historia va a ser algo diferente.

A ver, que se trata de sesiones maratonianas y yo, que soy muy primario, tiendo a despistarme fijándome en detalles periféricos. Por ejemplo, me he dado cuenta de que el fiscal jefe, Antonio Silva, después del enfado aquel que se pilló en la primera jornada porque a los abogados se les ocurrió decirle que siendo el acusador oficial era muy raro que no acusara en este caso, no ha vuelto a aparecer por la sala de la Audiencia. Tuve que preguntar el otro día a un compañero de banco quién actuaba en nombre de la oficina de la Fiscalía: “Esa señora que está allí sentada y no dice nada en todo el tiempo”, me susurraron con un tonito que no entendí muy bien.

Yo creía que eso de la justicia era una cosa muy seria y resulta que no tanto, que el jueves me encontré al acusado —estos tienen sitio reservado y preferente— Atilano Soto, sentado en los bancos del público, como si la cosa no fuera con él. Será que se le olvidó su calidad de encausado, que el hombre dice que anda flojo de memoria, sobre todo cuando declara, y como nadie le dijo nada… Hombre, también vi a un abogado defensor salir corriendo de la sala, “destogarse” rápidamente para ira a buscar los abrigos de sus compañeros antes de que se cerraran las oficinas del juzgado y acabar la sesión con los bultos amontonados como uno más del público.

Pero hay vida más allá de la Audiencia, que está el patio muy animado. Me llamó la atención la presencia de la presidenta de las Cortes regionales, Silvia Clemente, junto a la alcaldesa socialista, Clara Luquero, descubriendo un esgrafiado de Machado en el centro de creación La Cárcel, de titularidad municipal. Será el ambiente, pero la visitante se hartó de elogiar, en alto y en público, con insistencia, la política cultural del Ayuntamiento de Segovia y remató la cosa lamentando que las diputaciones de la región —todas menos una gobernadas por el PP— no participen en las becas de la Fundación Villalar “cuando es su obligación”. Dos días antes, Clemente fue ausencia destacada durante la visita a Segovia del jefe más jefe del Partido Popular, Pablo Casado, a la misma hora en la que participaba en Valladolid en un acto organizado por la editora del periódico El Mundo… Yo es que no soy de sacar conclusiones. Ya preguntaré.

Anda, la visita de Casado y esa foto de abrazo sonriente y posterior elogio público al candidato de ida y vuelta, José Luis Sanz Merino… Qué bonitas son las reconciliaciones con promesa de resarcimiento por los daños causados. Ya nos fijamos en las listas electorales de mayo ¿No? Por cierto, en aquel acto también tomó la palabra el aspirante a alcalde capitalino, Pablo Pérez, que me dicen que, oiga, ni color con la intervención en la convención de hace un mes cuando quedó claro que había que mejorar en oratoria política… Pues ya está haciéndolo, dicen los que le escucharon. Ahora con que se deje ver en la calle y no sólo en redes sociales, lo mismo hasta le da tiempo a pedir el voto a los segovianos.

Voy a cambiar de partido que Podemos ha elegido candidato para la Alcaldía de Segovia. Lo bueno de las primarias de ese partido es que sus resultados son previsibles. Ha ganado Guillermo San Juan. Luego, para la lista, todavía hay lío que las tres más votadas son mujeres y eso obligará a “correcciones” para hacer la lista cremallera de chico, chica, chico, chica y así sucesivamente. Además, si hubiera confluencia —¿Nos jugamos un eurito a que no?— más lío todavía. Bueno, que San Juan quiere ser alcalde. Esa es la noticia.

Algún lío, me susurran desde los mentideros, en el PSOE con las listas de los pueblos de la provincia que no todos los alcaldes en ejercicio están contentos con el “reparto” que se hace de los planes provinciales que emanan del Grupo de la Diputación y claro, así es muy difícil convencer a algunos de que mantengan su compromiso con el partido… Esto también lo pregunto en la redacción y le cuento.

La última de partidos ha sido el acercamiento a Centrados en Segovia del PSeDE del exconcejal, socialista, Javier Arranz —si hombre, el del papel higiénico en los últimos plenos llenos de bronca cuando se enfadó con su jefa, Clara Luquero y con todo socialista que anduviera por allí— que ha puesto a disposición de los magenta hombres y bagajes con los que concurrió a las elecciones de 2015. Hay reacciones de todo tipo. Ya si eso, que los electores hagan su análisis del “fichaje”.

Tengo que pasar por el Ayuntamiento capitalino. La novedad de la semana es que el equipo de Gobierno convocó a la prensa para presentar las “mejoras” de la estación de autobuses —en realidad, los ‘detallitos’ que se habían olvidado cuando se hizo la obra general— y los periodistas se encontraron a los operarios en plena faena de instalación. Ahí le dejo una foto: los que sonríen son los que están en periodo de venta; los de atrás, los ediles responsables de la instalación y la obra justo cuando descubren a los operarios subidos en la escalera y con el tajo abierto con aquello lleno de informadores.

Hay más motivos para estar serios, que la regidora reconoció estos días que lo del aprobar los dineros del edificio del Cat está difícil por las negativas de la oposición y que lo mismo hay que esperar a otro año para acabar la obra… Hombre, queda la esperanza de que el día del pleno sople viento de levante y a las concejalas de Ciudadanos les de por abstenerse en la votación. Y Luquero, claro, pendiente de los partes meteorológicos (de los que pasa la mujer del tiempo, V. Barcones, claro).

Será por edificios complicados. Mire ese de la clínica Wellness, en la urbanización del Caserío de Urgel del Real Sitio. Otro esqueleto parado hace tiempo que tiene pinta de convertirse en otra “obra tipo segoviana”, ya sabe, 20 años, mil problemas y algún que otro apaño de melonar más o menos oscuro antes de acabarse o derribarse. “El Cat de la Granja” lo han llamado en este periódico. Pues nada, bautizado.

Y que el padrino suelte la propina para los monaguillos.

Author: Justo Verdugo

Justo Verdugo, segoviano de cierta edad es un observador de su entorno y un ávido consumidor de las noticias que se publican en cualquier soporte y lugar. Con periodicidad semanal, el autor resume sus conclusiones en esta sección, en la que todos los ciudadanos están invitados a opinar a través de sus comentarios.

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1 Comment

  1. Poco refajo se ha visto en las prejubilaciones de la caja. Señor justo verdugo, usted que se entera y por curiosidad, ¿sabe cuántos de los acusados viven aún en Segovia? Tengo entendido que muchos tuvieron que emigrar pues los abucheos que recibían en los bares les hacían la vida complicada. No todo es dinero

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