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Titirimundi: Un cartel 2020 “made in” Palacio de Quintanar

Un enigmático personaje asomando desde un fondo negro, apenas la mano extendida y el extremo de un gorro de bufón. Es la imagen del cartel de la 34 edición del festival internacional Titirimundi, que el 18 de febrero se presentaba en el Palacio Quintanar.

Precisamente el cartel se presentaba donde nació, pues es el resultado de un concurso taller realizado en enero en el Palacio Quintanar por alumnos de escuelas y facultades de diseño de Castilla y León. Cuatro días aprendiendo cartelería de la mano del diseñador gráfico Emilio Gil, premio nacional de diseño, y que tenía como aliciente generar la imagen del 34 edición de un festival que un año más traerá a Segovia el arte de los hilos del 12 al 17 de mayo. Para el encargo, los 45 participantes en el taller se dividieron en grupos de 5, resultando el trabajo más valorado el firmado por Paula García Velasco, de la EASD Soria; Cristina Bernabé Francisco, de la Universidad de Alcalá de Henares; Melba Suárez Melián, de la Facultad de Bellas Artes de Salamanca, Juan Ramón Sánchez Martín, de la Escuela Superior de Arte de Ávila; y Rebecca de la Lama, de la Escuela Superior de Arte de Valladolid.

A la imagen enigmática y misteriosa que da fuerza al cartel, Gil loaba la “movilidad” de la tipografía, letras corridas que de algún modo evocan el fluir de la marioneta, la acción. Los cinco ganadores disfrutarán de una beca-premio consistente en la estancia y matriculación en un nuevo taller intensivo de diseño gráfico a realizar en Huesca, premio financiado por Tirimundi, la Junta, titular del centro cultural Palacio Quintanar, así como el Casino de la Unión, patrocinador de Titirimundi.

Los ganadoras junto a autoridades en la presentación del cartel.

Author: Redacción

Acueducto2. Noticias y actualidad de Segovia.

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6 Comments

  1. Mucho mejor organizar este taller y dar la oportunidad a jóvenes promesas del diseño a presentar sus propuestas y a aprender de un profesional, que zurrar más de 3.000 € a un diseñador de renombre

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  2. Por curiosidad, donde constan los gastos de gestión del Palacio de Quintanar y del Museo Esteban Vicente, y número de visitantes a las actividades, exposiciones, …. entradas vendidas… Realmente merecen esos gastos? O simplemente es una forma de evitar que figuren otros dos edificios del recinto amurallado vacíos y en riesgo de ruina.

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  3. Opino que es una birria de cartel, parece más el anuncio de una película de terror que de un acontecimiento lúdico-festivo… poco se han estrujado el cerebro…

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  4. Jajajajaja no sé si es más feo el cartel de Titirimundi o el de Carnaval jajajajajaja. Eso pasa por contratar a los amigos de quien dice ser “diseñador” jajajajajajaja

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  5. Es estupendo dar oportunidades a los jóvenes estudiantes, pero el cauce debería ser otro, un concurso paralelo que buscara la participación ciudadana (y por qué solo abierto a estudiantes de diseño, también puede ser estudiantes en general, niños, cualquier otro colectivo, etc.).
    Pero un festival de la talla de Titirimundi debería contar con un cartel principal potente, bien resuelto estéticamente, fácilmente reproducible (aparecerá en programas pero también en anuncios), con la marca Titirimundi bien visible (no cortando el nombre), que aprovechara además esa “T” tan potente que la define… Para eso están los profesionales del diseño, de los que seguro que en Segovia hay bastantes, y a los que las instituciones deberían recurrir en estos casos, pagando lo justo, claro está.
    Y los primeros interesados en ello deberían ser los jóvenes estudiantes que, a la vuelta de pocos años, querrán también vivir de esta profesión. ¿O es que cuando necesita un abogado o un arquitecto la administración recurre a un estudiante de la facultad, para que vaya practicando?

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    • Completamente de acuerdo en todo tu argumento. El proceso de diseño de cartel de este año ha sido un despropósito. En primer lugar, no hay un respeto por la profesión del diseño (y menos intención de pagar al diseñador/a). En segundo lugar, la idea de hacer un taller en el que sólo cobra el tutor huele a pago de favores. En tercer lugar, el resultado no construye imagen de marca al depositar la imagen del Festival en manos inexpertas (con todo respeto a los estudiantes). Y cuarto, las instituciones deben favorecer el desarrollo de la industria del diseño que genera empleo y riqueza (y este caso de Titirimundi con el Palacio Quintanar, no es el camino correcto). En conclusión, Titirimundi debe tomarse en serio su imagen de marca y dedicar un presupuesto a comunicación. Es el único modo de elevar el Festival a la categoría que se merece y sobretodo al enorme esfuerzo de sus trabajadores/as. Ánimo!

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