Posted By Opinion on 27, Oct, 2019

Segovia es el lugar de España que elegí para vivir en España. Por eso para mí es tan importante. Por eso cuando alguien me dice que Segovia es pequeña, que Segovia es un pueblo, niego la mayor. Segovia es una provincia dilatada, con pueblos hermosos, grandes y pequeños. Segovia capital no es un pueblo. Segovia y los distintos municipios de Segovia son España. Engarzados en la comunidad de Castilla y León. Somos parte de un sentimiento noble y de un pensamiento abierto y fraterno.  El pasado 12 de octubre, aquí en Segovia, me cupo el orgullo de dar vivas a España y a la Guardia Civil. Lo hicimos todos los presentes, sin distinción de siglas o de ideas, porque Segovia es España.

Barcelona también es España, e igualmente lo es Cataluña, tanto como Castilla y León. Ni menos ni más. En una parte de España se ha producido una insurrección fomentada y organizada por el gobierno de esa comunidad. Imaginen al señor Mañueco cortando una autopista, y al señor Igea disculpándole. Impensable, por supuesto. Para los insurrectos en Cataluña y para sus patrocinadores, la Guardia Civil es una fuerza de ocupación. No me es fácil imaginar al señor Iceta, secretario general del Partido Socialista de Cataluña, dando vivas a la Guardia Civil. Pero mal haría si no lo hiciese. La Guardia Civil en Cataluña sería en todo caso una fuerza de liberación para la gran mayoría de catalanes que se consideran tan catalanes como españoles.

Frente a este sabotaje al Estado de Derecho se nos habla de una respuesta proporcionada, sensata y sosegada por parte del gobierno de señor Sánchez. Mienten. No hay nada de sosegado y tranquilo en escurrir el bulto o esconder la cabeza bajo tierra como dicen que torpemente hace el avestruz ante el peligro. Es la respuesta apocada de otro gobierno cobarde. Otro gobierno desnortado, a merced de la iniciativa y la propaganda de los sediciosos. Ya tuvimos uno, el de Rajoy y Sáez de Santamaría. Desdichadamente ahora nos toca otro. Que la gallardía de Pedro Sánchez consista en no descolgar el teléfono cuando le llama Torra oscila entre lo indigno y lo grotesco. Es como si Churchill no le devolviese la llamada a Hitler cuando éste invadió Francia. Los españoles no se merecen un gobierno cobarde. No solo no nos lo merecemos, es que no nos lo podemos permitir. Torra no puede seguir al frente de la insurrección y que aquí no pase nada.

Sánchez y los suyos deben saber que nadie se arrepiente de haber sido valiente. Dejen a un lado las elecciones. El gobierno de la nación está obligado a garantizar el cumplimiento de la ley con todos los medios a su alcance. Escribe Aristóteles en su ‘Ética Nicomáquea’: “Soportar las mayores vergüenzas sin un motivo noble o por uno mediocre es propio de miserables”. Que cada cual se aplique el cuento. Segovia es España y Cataluña también.

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