Rosa Valdeón no puede ocultar los hechos: fue retenida por la Guardia Civil, triplicó la tasa permitida de alcoholemia y además estaba medicada. Así lo reconoció ante los periodistas,ante los que dijo estar “dando la cara”, llegó a pedir que se la comprendiera “humanamente” y expresó su nerviosismo y afectación. Lo que no hizo fue asumir ninguna responsabilidad política, al menos hasta que vea personalmente al presidente, Juan Vicente Herrera.
Que la vicepresidenta de la Junta, Rosa Valdeón fuera interceptada a las 23.00 horas del viernes por la Guardia Civil en Morales del Toro (Zamora) no fue una casualidad. Los agentes la buscaban desde dos horas antes, cuando un camionero la había denunciado por no detenerse tras un incidente —inicialmente, una colisión lateral con las ruedas del camión— ocurrido en el kilómetro 118 de la A-6 (a unos 115 kilómetros de donde fue parada), en la provincia de Ávila. Tras el aviso, la Guardia Civil trató de detenerla en varios controles aunque no lo lograron hasta el tercer intento, ya en la provincia de Zamora, por la alta velocidad a la que circulaba.
Tras someterse a la prueba de alcoholemia —0,79 a la primera, 0,72 a la segunda, cuando el máximo permitido es de 0,25— los agentes inmovilizaron el vehículo de la política, según reconoció ante los periodistas.
Conocido el suceso, la Junta convocó una rueda de prensa urgente para la tarde de este 10 de septiembre en la que se contemplaba la posibilidad de que la también portavoz del grupo popular y consejera de Empleo hiciera pública su dimisión, aunque en su comparecencia esquivó las preguntas de los periodistas en este sentido y aplazó desvelar una decisión “que ya tengo tomada” hasta entrevistarse personalmente con Herrera “porque se lo debo”.
Visiblemente nerviosa y afectada, inició sus explicaciones mostrándose “sorprendida” por la alta tasa que arrojó su prueba de alcoholemia y trató de excusar la cifra explicando que está medicándose con un ansiolítico —alprazolan— mientras que el único alcohol que habría consumido, según su versión, serían dos cañas de cerveza en torno a las 18.00 horas —cinco horas antes de someterse a la prueba— cuando paró en su viaje “para comer algo, una pulguita y dos cañas”.
Valdeón ha reconocido estar sometida a altos niveles de estrés y haber dormido poco ayer, cuando decidió emprender un viaje a Madrid para llevar a un familiar al aeropuerto y regresar después, un viaje relámpago en el que “no noté ningún cansancio” pese a haber dormido tres horas esa noche.
Diputación
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10 septiembre, 2016
El alcohol que hay en el organismo, se ha ingerido si o si, y nada tiene que ver el medicamento en la tasa de alcoholemia, aunque ambos incidan en el mismo sistema neuronal(GABA), pero insisto, no influye en la tasa de alcoholemia. De todas formas el conducir bajo los efectos de benzodiacepinas está prohibido…señora Valdeón, es una imprudente.
10 septiembre, 2016
Debería estar mucho más castigada la insensatez de conducir bajo los efectos del alcohol. Arriesgar la vida de los demás por capricho, debería considerarse como intento de homicidio. Sin embargo los muertos son considerados como víctimas de un accidente. No, esto no es un accidente. Caiga la mayor de las penas sobre esta borrachuza.