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¿Qué es la caza?

De memoria… Acabada ya la caza menor y no empezada la temporada de pesca, me he parado a mirar las fotos y recuerdos de estas aficiones en los últimos tiempos…

Hace años, a un gran aficionado a los toros, ya desaparecido,  querido y respetado por todos los buenos aficionados de Segovia, le pregunté “Qué es el toreo” y el me respondió  “de lo que te acuerdas al final de temporada”. Con la caza y la pesca he descubierto que es lo mismo. Es el lance, el instante y el recuerdo.

Aquí sentado junto a la chimenea y el fuego, con el perro a mis pies, ahora dormido, pero compañero despierto de aventuras y lances, escribo, a media luz, con el portátil en mi regazo y me pregunto: ¿Qué es la caza?

Lo primero los madrugones fríos. Ante esa pregunta lo primero que viene a la mente es el frío clásico de salir del catre calentito, acogedor y acompañado, a un domingo de hielo y quizá de lluvia, aún de noche. Esto es lo seguro. Y el esfuerzo y cansancio. Esto es lo seguro de este negocio. Los lances ya veremos.

Haciendo memoria de todos estos años recorridos  me acuerdo de muchas cosas. No todas de muerte y de éxitos. Recuerdo aquella perdiz de pico revolada que no fui capaz de bajar, quizá por bisoñez, por nervios o por malo a la hora de tirar. Recuerdo aquel doblete de perdices sin saber que lo había realizado. Yo disparé de forma seguida sobre la misma perdiz que seguía volando para sorprenderme al cobrar yo una y el perro otra.  Recuerdo aquella vez, que sin yo llevar escopeta y siendo un niño, uno de los maestros, hizo doblete de liebres sin despeinarse. O aquella vez que haciendo una asomada juntos nos salieron varios conejos y yo disparé sobre el que mejor vi, mientras que mi compañero, retrasando el disparo eligió entre los orejas que corrían delante de el. Siempre me admiró su sangre fría.

También recuerdo anécdotas, como aquella liebre que durante 4 domingos y siendo yo muy muy nuevo, se me fue en la misma tierra. Y era un duelo entre ella y yo, y mi secreto. Hasta que se lo confesé a mi compañero de fatigas. Cuando le salió (a el, claro) no  tuvo opción y entregó su alma a Dios y la ropa al trapero.

Un día de pesca, en un pantano, pescamos dos perdices que se habían ahogado en día frío de niebla primaveral y que flotaban, en paz,  sobre el agua. Entregamos sus cuerpos a los guardas cuando nos visitaron. También la visión de un conejo de campo albino ha cruzado por nuestras vidas. No disparamos sobre el.  La sangre sobre el blanco siempre me ha desagradado.

La mayor no es mi guerra. No me enseñaron los antiguos a cazar animales más pesados y grandes que yo. Tan solo una vez, en una montería en los Montes de Toledo tiré y abatí (a medias)  un jabalí.  Fue una sensación nueva, pero no lo suficiente para engancharme. Como decía el maestro Delibes, no me agrada disparar sobre animales con ojos humanizados.

Voy cerrando el álbum de fotos. Hay muchas y poco espacio en el blog. No es solo una vida cazando, sino varias. La mía y la de mis antecesores, que en los días de invierno y chimenea te contaban con todos lujo de detalles, transportándote en el espacio y el tiempo, aquella perdiz larga, atravesada que cayó con un perdigón en la punta del ala, aquella liebre que se fue, más guapa que un San Luis, o aquellas perchas de codornices, por decenas, cuando las tierras en el campo eran pequeñas, no había herbecidas totales y el campo, agricultores, ganaderos, perdices, codornices y  cazadores, tenían el mismo calendario. Y las fotos eran en blanco y negro.

Author: J. García Herrero

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2 Comments

  1. Consiste en matar animales por diversión o por negocio
    La caza se sustenta básicamente por dos actividades: una deportiva o de competición y otra comercial basada en el turismo y las granjas cinegéticas. Aunque no existen datos oficiales completos y fiables sobre el volumen de dinero que genera –advierte Ecologistas- la Fundación FAES, vinculada al PP, cifró los beneficios en 2007 en más de 2.750 millones de euros. El expresidente de la Federación Española de Caza, Andrés Gutiérrez Lara, señalaba en 2004 que además de ese dinero la caza movía otros 6.000 millones más en dinero negro, sin facturas.
    FUENTE: http://www.publico.es/sociedad/ecologistas-desmontan-mitos-caza-espana.html

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  2. La Peste Porcina Africana está demostrado que la trasmiten los jabalíes. En España hay una invasión de jabalíes que se acercan ya a comer a las ciudades. En la provincia de Segovia el 40 % de su PIB se basa en el porcino. Si no regulamos la presencia de jabalíes tenemos la peste aquí seguro. Cuando tengamos peste africana en España se morirán la mitad de los cerdos y no podremos exportar nada.Ya tuvimos peste africana en 1980 y fue una catástrofe. Por favor dad licencia para controlar la población de jabalíes ya. Yo no soy cazador ,pero conozco a muchas personas que se ganan la vida con el porcino y quedarán arruinadas. Estamos a tiempo…

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