Posted By Justo Verdugo on 19, Jul, 2014

Hasta que me he visto sudando como un pollo, por fin, no he tenido la sensación de estar en verano. Y mire que ya tenía yo andado este año las orillas del Pontón Alto y ya había visto esa verbena de gentes escasas de ropa zambulléndose en aquellas aguas a la sombra de los carteles que recomiendan no hacerlo porque la cosa es peligrosa… Somos un poco inconscientes y, año tras año, nadie hace nada y si pasa “algo” —la media aproximada es una vez cada dos años— pues cara de poker.

Me gusta remontar el río Valsaín, que ahí no se llama Eresma todavía ni ha pasado por Segovia y aún parece que va limpio. Hay otros ríos, no crea. Mire el Riaza, donde la Confederación y los ecologistas han alcanzado un acuerdo para su cuidado… Mientras no lleguen tarde, bienvenida sea la alianza, hombre.

Apetece estar en el campo, pero tenga cuidado: hay riesgo de incendios que la “caló” y los montes sin limpiar en todo el invierno son peligrosos aliados. Y también de otra índole. Yo qué sé, de encontrarte con una banda de cacos como la que ha caído esta semana en Burgos, dedicada a “trabajar” en pueblos de la región y que se cebaron especialmente con Sacramenia: cinco robos en cinco meses. ¡Al juez con ellos!

Bueno, que me quedo mirando las margaritas y no le cuento la chicha de esta semana que empezaba con la victoria aplastante de Pedro Sánchez en la consulta a los militantes para designar secretario general del PSOE en Segovia y en España. Pues si yo fuera López estaría meditando los resultados recogidos en Castilla y León, que suena como si Villarubia hubiera ganado una batalla.

Hasta ese día estuvo mordiéndose la lengua el alcalde de La Granja, Vázquez, deseoso de gritar a los cuatro vientos —algunos dicen que se precipita— que se postula para ser secretario regional… Veremos, que no he visto yo mucho entusiasmo en sus compañeros segovianos ni en el edil Arranz, que también dijo hace semanas que quería el puesto y que pese a la derrota de su favorito, Madina, ya hace sus sumas: “si nos juntamos todos los que perdimos, ganamos al que ganó”. ¡Oiga! El socialismo segoviano está que arde o es que en el de la región van a otro ritmo. Ni sé.

A ver, una de Ayuntamiento capitalino que ha sido capaz, en días, de encontrar cómo rascar en los raquíticos presupuestos ¡1,6 millones! (dicen que sin afectar a los otros proyectos y a mi, corto en números, no me cuadra) para evitar que el CAT sea un esqueleto. No crea, que la idea parece que es que el acondicionamiento interior lo hagan las empresas según se instalan y en los espacios que ocupen… Si es que al final aparece alguna que hasta hoy, nada de nada. Bueno, de momento no se caerá y al esqueleto le darán piel. Algo es algo.

Se habla poco de él desde su precipitada marcha pero claro, los juzgados, que tienen sus tiempos, lo refrescan. Esta semana se ha celebrado el juicio entre una técnico de Icomos que osó realizar un informe contrario a las tesis del anterior regidor en el asunto del aparcamiento del Salón, que directamente afirmó que aquella hacía su trabajo tras beber vino, algo que por cierto afectó tremendamente a la vida particular y profesional de Bernal —ese es su apellido—, allá en Burgos.

Bueno, pues se lo resumo: el acusado, togado y con dos testigos, fieles: Aragoneses, del que no diré mucho, que ya le conoce y un técnico, del que resaltaré que le debemos, por ejemplo, las bonitas farolas de Padre Claret por una mala tarde de Feria en Barcelona.

A la espera del fallo, le diré que todo se centró en el intento de deslegitimar a la experta y de paso, mantener la insinuación de cierta dipsomanía. Por el camino, algunas palabras gruesas por los pasillos de un togado hacia algunos espectadores que había por allí, como los representantes de los Amigos del Patrimonio. No sorprende. A esperar fallo.

Venga, se lo confieso. Escribo desde la playa, así que no tuve tiempo de hablar con alguno de los cientos de pasajeros cabreados del AVE que experimentaron la sensación retro de la velocidad del tren convencional —sí, hombre, aquella línea— gracias a un problema de señales en los túneles. Permítame la licencia: tres horas tardaron en cambiar la bombilla…

Lo que sí he notado aquí es que las terrazas de verano funcionan a buen ritmo y ¡hay servicio de terraza! que es algo que se ha puesto de moda no prestar en multitud de bares de Segovia al calor de la crisis. Pues mire, como en las gasolineras: voy a la que tiene empleados que atienden el surtidor. Y a los otros, pues no. Llámeme antiguo si quiere.

Pues eso, volveré a tiempo de disfrutar de algunos espectáculos del Festival de Segovia o de su rama Joven, que anima ahora las noches de este verano que tanto me levanta el ánimo pese a que difiere tan poco de los anteriores. O quizá por eso. ¡A disfrutarlo!

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