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Opinión: Incertidumbre, el peor escenario posible

Andrés Ortega, presidente de la Federación Empresarial Segoviana, da en el presente artículo la voz de alerta sobre el deterioro de la coyuntura económica nacional e internacional, instando a los partidos a no demorar más la formación de gobierno para disipar la incertidumbre del vacío de poder en España.

Sin caer en el derrotismo pero tampoco dejándonos llevar por un optimismo ciego, se puede afirmar que la economía española está en un momento de menor dinamismo. Algunos hablan de peligro de recesión, otros de desaceleración, pero lo cierto es que al menos el ritmo de crecimiento ha descendido y las previsiones, incluso las más moderadas, apuntan a un progresivo deterioro.

El PIB alemán cae, la economía de la Unión Europea se enfría y los mercados tiemblan. Este es el titular que vienen repitiendo, más o menos con estas ideas centrales, todos los medios económicos desde mediados de agosto. La guerra comercial entre EEUU y China y la posibilidad cada vez más cercana de un Brexit abrupto enmarcan este enfriamiento, y lo agudizan.

Son aguas intranquilas, al menos, cuando no turbulentas, y en el caso de nuestro país este panorama se produce en un contexto político marcado por la incertidumbre, y diría casi por la inacción. El Gobierno acumula ya seis meses en funciones y esta situación impide que desde el Estado se articulen medidas para paliar en la medida de lo posible esas perspectivas negativas. Tampoco las Comunidades Autónomas tienen margen suficiente.

Nunca es beneficiosa la incertidumbre, pero en este momento es el peor escenario en el que podemos movernos, sobre todo los empresarios. Lo es de puertas hacia dentro, porque retrasa las reformas que están pendientes y que no pueden esperar a que la desaceleración se consolide. Y lo es también mirando al exterior, porque el mensaje que llega a los inversores y a nuestros socios es de inseguridad, de inestabilidad y de pasividad.

De modo que parece evidente que existe un componente de irresponsabilidad en los partidos políticos por mantener esta provisionalidad perniciosa y de incapacidad por sus continuados fracasos para llegar a acuerdos que garanticen un Gobierno estable, sólido y que se ponga a trabajar inmediatamente.

Los empresarios necesitamos un interlocutor ante el que plantear nuestras propuestas y nuestro firme rechazo a las políticas de incrementos fiscales a las empresas que no harían sino ahondar en la desaceleración y frenar la recuperación del empleo.

Propuestas que en el caso de la provincia de Segovia se orientan en opinión de FES a la necesidad de que se habiliten políticas de atracción de inversiones; que se continúe y acelere el proceso de mejora en el suministro energético y de comunicaciones, permitiendo a las empresas ser competitivas; que se articule un plan de fomento de la actividad industrial para diversificar nuestra economía; y que se apoye a las pymes a ganar tamaño y a abordar procesos de innovación e internacionalización que garanticen su continuidad en el mercado actual.

Para que la maquinaria se ponga en marcha necesitamos estabilidad, cierto, pero también moderación. Esto significa que no vale todo para formar Gobierno, y que tener el apoyo, dentro o fuera del Ejecutivo, de formaciones que ya han avanzado sus propuestas claramente perjudiciales para la actividad económica y empresarial, o contrarias a la unidad de mercado, no solo no ayudarían a solucionar los problemas sino que los agravarían.

En resumen: el tiempo apremia, las señales de enfriamiento, desaceleración e incluso recesión son cada vez más claras y seguimos en una suerte de paréntesis que vamos a lamentar tanto si se alarga, como parece, como si desemboca en un nuevo proceso electoral.

Artículo de opinión de Andrés Ortega, presidente de la FES

 

Author: Opinion

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