Corría el año 1978 cuando dos hermanos segovianos, Carlos Zapatero (1958) y María José Zapatero (1961), se embarcaron en un proyecto arriesgado y audaz que culminó el pasado julio tras la jubilación de ambos. Más de 45 años de servicio al cliente en autoservicio Los Huertos, en el casco antiguo de Segovia, les permitieron ver crecer a familias enteras y proporcionarles sustento durante toda su vida. Hoy, los hermanos Zapatero ya están jubilados, dejando tras de sí innumerables vivencias y una gran cantidad de clientes, que María José describe como “un vínculo familiar”.
La tienda, que ya contaba con 18 años de trayectoria en el 78, era regentada por un hombre de avanzada edad y estaba destinada a ser heredada por su hijo. Sin embargo, por circunstancias de la vida, el hijo falleció en un accidente de tráfico en Los Ángeles de San Rafael a los 18 años. Un trágico final para una bonita oportunidad que se les planteó a los vecinos de Tabanera del Monte, que se embarcaron en el proyecto de sus vidas.
Hoy, 8 de septiembre, Carlos Zapatero cumple 66 años y nos abre las puertas de su casa para cerrar un ciclo de 46 años con su hermana. Esta entrevista se convierte en un gran recuerdo y regalo de cumpleaños.
Los comienzos…
Carlos: Yo trabajaba en la antigua fábrica de estufas Trail, que estaba ubicada cerca de los depósitos de agua de Segovia. No era un lugar muy saludable y tampoco me sentía realmente a gusto allí. Un día vimos en el periódico un anuncio de que se traspasaba autoservicio Los Huertos, y se lo comentamos a mis padres para ver que les parecía la idea. Yo comencé en 1978 y mi hermana María José se unió un par de años después, permaneciendo hasta este año.
María José: Yo era muy joven, estaba cuidando a unos niños y trabajaba en el Hotel Los Linajes. Vivir en Tabanera nos suponía una gran dificultad para desplazarnos a Segovia, ya que solo había tres servicios de autobuses, y era una odisea encontrar un lugar donde comer, ya que no podía regresar al pueblo. Por eso, tuve que rechazar varios trabajos porque era inviable, y finalmente, a partir de 1980, acabé trabajando junto a mi hermano.
¿Cómo era la tienda?
C: Cuando entramos en la tienda, solo tenía una trastienda, un mostrador y poco más. No teníamos ni siquiera una caja registradora, así que hacíamos las sumas a mano. Ya tenemos un cálculo mental que no se nos olvidará nunca (risas).
MJ: La tienda estaba prácticamente abandonada al principio. El anterior dueño la había descuidado bastante, y le faltaban tanto clientes como provisiones. En esos años, había mucha más competencia, y los vecinos, en su mayoría gente joven, ya tenían sus costumbres y eran clientes fieles en otros lugares. Fue todo un reto.
Clave del éxito…
C: A nosotros siempre nos ha ido bien; hemos tenido una clientela excelente y nos hemos preocupado mucho por los detalles. Es cierto que lo hemos luchado: no hemos tenido vacaciones y hemos trabajado sábados, domingos… todos los días.
MJ: Hemos vivido un antes, un durante y un después. Al principio fue muy duro, ya que no teníamos formación ni idea de cómo funcionaban los negocios ni qué margen de ganancias debíamos tener. Con el tiempo, fuimos evolucionando, y en una época sin grandes superficies, tuvimos mucho trabajo. Además, contamos con el apoyo de la familia: nuestro hermano Felipe, nuestras parejas y, más tarde, nuestros hijos.
Trato con el cliente…
C: El servicio que ofrecíamos era fundamental. Brindábamos productos de calidad, y eso es lo que nos sacó adelante. Hacíamos reparto a domicilio y, lo que el público nos solicitaba, lo teníamos disponible al día siguiente.
MJ: La clave ha sido que nuestros clientes siempre han sido nuestra prioridad. Mejorar cada día, adaptarse a los cambios… No se trata de llevar 25 años y pensar “ya lo sé todo”. No. Tienes que mantenerte abierta y buscar soluciones. Y, sobre todo, hemos antepuesto la tienda a muchas otras cosas, con mucho sacrificio, incluso en años en los que podríamos habernos planteado una vida más cómoda. Pero siempre hemos querido ser nosotros quienes diéramos la cara personalmente en el negocio.
¿Y cuando dijisteis que os jubilabais?
C: Hemos sido una familia para muchos de ellos. En ocasiones, incluso nos dejaban a sus hijos pequeños mientras los padres realizaban sus gestiones, y les dábamos de merendar. Había una confianza absoluta.
MJ: Te cuento que hasta teníamos las llaves de todos los vecinos del bloque. Si eso no es ser una familia, que me lo digan. Mucha gente ha llegado a nosotros con lágrimas en los ojos, agradeciéndonos. Y nosotros también hemos llorado.
Autoservicio Los Huertos…
C: Ha sido mi vida. He tenido familia, pero me ha costado disfrutar de ellos cuando eran pequeños, aunque han estado mucho en la tienda conmigo. Ahora, al ver a mis hijos, Carlos y Javi, con mis nietos, me da más nostalgia. Aunque, eso sí, ahora puedo disfrutar de mis nietos (risas).
MJ: También ha sido mi vida, porque siempre he sido una mujer trabajadora a la que le ha gustado mucho currar. Lo he vivido con mucha ilusión y me levantaba todos los días encantada. Incluso, cuando me preguntaban cómo aguantábamos con lo pesada que podía llegar a ser la gente, yo no lo compartía. Este ha sido mi trabajo, me he levantado con gusto para hacerlo. No me imagino en mi casa con el mandil haciendo lentejas y cuidando de la cama, porque no lo he vivido.
La vida de jubilado…
C: A veces se me hace largo, pero siempre tengo actividades para mantenerme ocupado. Sobre todo monto mucho en bicicleta, que me encanta, hago yoga y cuido del huerto, aunque no descuido las tareas del hogar. Siempre tengo la mente ocupada.
MJ: Tener una vida propia es algo en lo que a veces pienso que no he tenido. Ahora voy a caminar todos los días, luego hago las tareas de la casa y la compra, que ahora me parece increíble (risas). Además, en invierno me apuntaré a alguna actividad por la tarde. No me gusta estar parada, y no creo que me aburra.
Un mensaje a vuestros ex-clientes…
MJ y C: Queremos agradecerles de corazón la fidelidad durante todos estos años. Lo sentimental cuesta mucho. La tienda era terapia, y nos han demostrado que la gente realmente nos ha querido. Lo que mueve el mundo es el cariño. Gracias.
8 septiembre, 2024
Que buena gente, espero que disfruten de su jubilación.
Poca gente tan trabajadora y sacrificada y, buena.
Un cariñoso abrazo