La Junta de Castilla y León presentó en el María Zambrano la segunda fase del campus público de la UVA en Segovia. Un equipamiento de 10.000 metros que, de cumplirse las fechas previstas, entrará en servicio a mediados de 2017, previa inversión de más de 10 millones de euros. A grandes rasgos, la segunda fase, obra de los arquitectos José Ignacio Linazasoro y Ricardo Sánchez, guarda una fisonomía plenamente coherente con la primera. Compacta la zona edificada, menos espacios libres, y deja un remate del actual solar como reserva para futuras ampliaciones, aunque eso sí, Sánchez señaló que se aplicará a este espacio un ajardinamiento provisional. Nada de escombreras.
En la vista superior se aprecia la disposición de seis edificios de tres plantas alrededor de un cuerpo central de cuatro (coloreado en verde en el esquema a la derecha de la imagne) integrado por el salón de actos (con capacidad para 400 asistentes) y el salón de grados (sala de usos múltiples). En azul, la primera planta, para laboratorios y aularios, en tanto los pisos superiores quedan reservados para albergar el decanato, salas de reunión y despachos de docentes. Una estructura similar al edificio de la primera fase (que consta de 12 módulos y el ágora central) pero con un mayor espacio ajardinado entre módulo y módulo.
La conexión entre una y otra fase se realiza a través de una vía peatonal. En la imagen, montaje proyectado durante la presentación y que evidencia la plena continuidad estilística entre la parte “vieja” y la “nueva”. Un pasaje subterráneo, además, unirá la zona del ágora con el salón de actos, al tiempo que se han previsto itinerarios internos para acceder a cualquier parte del complejo desde cualquier punto.
Ornamentalmente se mantiene el uso de cristaleras, aluminio y maderas pero, y ahí una de los recortes presupuestarios (más de tres millones sobre el proyecto inicial), en la segunda fase se suprime el recubrimiento en madera de las fachadas exteriores de los nuevos módulos. El detalle se aprecia en la imagen superior, donde se aprecia como la segunda fase carece ya del recubrimiento en forma de arpilleras militares, tan caractéristico de la fachada de la primera fase.
La decoración interior prevista sigue también la pauta de la primera fase, minimalismo y funcionalidad. En la imagen superior, detalle del acceso al salón de actos, con protagonismo del cemento contrastando con los “toques en madera” de la cubierta y algún revestimiento.
Por último, Linazasoro y Sánchez recalcaron la idea de dotar al complejo de una correcta integración con la ciudad. “Es un campus urbano”, recordaban los arquitectos, señalando que la idea es complementar la conexión con la ciudad a través de la calle principal peatonal que parte en dos el complejo, mejorando también la fachada de Coronel Rexach, como se aprecia en la imagen inferior, proyectada con aceras más amplias, una calzada más estrecha, y abundante uso del arbolado. En este sentido, Clara Luquero (el ayuntamiento aporta el suelo) ratificó su compromiso de “en un futuro” completar la zona con la construcción en las actuales ruinas del regimiento de edificios, probablemente de uso residencial y deportivo.
Diputación
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