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La izquierda ante el abismo identitario

Durante décadas, la izquierda política defendió sin fisuras la solidaridad, la equidad y la justicia social. Eran sus señas de identidad. La igualdad fue la bandera que inspiró luchas sociales, conquistas democráticas y la extensión de derechos universales como la educación, la sanidad o la protección frente a la discriminación. Sin embargo, en los últimos años esta tradición igualitaria ha comenzado a fragmentarse. El auge de lo que se denomina izquierda woke ha introducido una lógica distinta: ya no se trata de reivindicar lo común, sino lo particular; no la igualdad universal, sino el reconocimiento de identidades singulares y, a menudo, excluyentes. Un fenómeno que, con mayor o menor intensidad, recorre a todos los partidos que se autodefinen de izquierdas.

Lo que en un principio surgió como sensibilidad hacia colectivos históricamente marginados, ha terminado por convertirse en una retórica que con frecuencia confunde buenas intenciones con soluciones reales, con efectos devastadores sobre la cohesión de la izquierda y su capacidad para atraer mayorías sociales. El problema de fondo no es la diversidad en sí misma, sino haberla transformado en un campo de batalla donde cada identidad compite por privilegios, reconocimiento o reparación.

Ejemplos no faltan. El feminismo, que durante décadas constituyó una de las columnas vertebrales de la izquierda, se encuentra hoy profundamente dividido. La fractura entre feminismo tradicional y feminismo trans ha generado auténticas guerras internas, especialmente visibles en manifestaciones como las del 8M, donde ya no todas las mujeres se sienten bienvenidas. A ello se suman los nacionalismos, presentados como luchas de liberación, o iniciativas legislativas como la polémica ley del “solo sí es sí” que, lejos de reforzar la protección de las mujeres, produjo efectos legales contraproducentes al sustituir el rigor técnico por postulados ideológicos, generando un fuerte rechazo social y alimentando las posiciones más radicales de signo contrario. La izquierda, en vez de unir en torno a un proyecto común, se ha convertido en un mosaico de minorías enfrentadas, con dificultades para construir mayorías estables.

En paralelo, el discurso woke ha impuesto una nueva forma de censura. Lo que en teoría debía servir para proteger a colectivos vulnerables ha derivado en un moralismo dogmático que vigila el lenguaje, las opiniones, los chistes e incluso los afectos. Escritores, músicos, políticos y ciudadanos anónimos son públicamente señalados por desviarse mínimamente del nuevo canon. Esta represión simbólica no solo vulnera la libertad de expresión —valor esencial en cualquier democracia—, sino que aleja a muchos ciudadanos de la izquierda, empujándolos hacia opciones reaccionarias que prometen libertad frente a la tiranía del lenguaje inclusivo y de la corrección política omnipresente.

Este fenómeno se percibe con mayor intensidad en el mundo rural —quienes hemos trabajado políticamente en la España vaciada lo constatamos a diario—, donde se interpreta como un rechazo a costumbres y tradiciones, especialmente en ámbitos tan arraigados como la cultura taurina, la caza o el habla coloquial, por citar algunos ejemplos.

El resultado de esta deriva es evidente: el fenómeno woke afecta a la democracia al desestabilizar el equilibrio entre inclusión y universalidad, debilitándola cuando se transforma en una política excluyente y polarizante. La izquierda pierde la capacidad de convocar mayorías amplias porque ha dejado de apelar a la experiencia común para centrarse en vivencias particulares. En nombre de una diversidad mal entendida, ha renunciado a la universalidad y convertido la política en una pugna entre tribus identitarias. Ese vacío ha creado un terreno fértil para el populismo de derechas, que se limita a capitalizar el descontento y a ofrecer una narrativa de retorno a lo simple, lo claro y lo compartido.

Recuperar la izquierda no pasa por negar la diversidad, sino por integrarla en un proyecto común. El reconocimiento de las identidades particulares debe estar al servicio de la justicia social, no sustituirla. Solo así podrá reconstruirse un espacio político capaz de convocar, una vez más, a los muchos frente a los pocos. Para lograrlo, resulta ineludible contar con líderes que antepongan el interés general a la oportunidad política y que dispongan de una visión amplia, capaz de rechazar el sectarismo y superar los límites del corto plazo.


 

Author: Juan Luis Gordo

Juan Luis Gordo. Segoviano de izquierdas, autónomo y polifacético

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23 Comments

  1. Excelente artículo señor Gordo.
    Retrata a la perfección el triste panorama actual.

    Más de uno hemos huido de la izquierda precisamente por el feminismo radical y excluyente que se vive en nuestros días, por la dictadura de lo políticamente correcto y la cultura de la cancelación hacia el que no opine como señalan que debes opinar.

    A más de uno nos han empujado de la izquierda a la derecha. Especialmente en el mundo rural donde se atacan permanentemente nuestros usos y costumbres.

    Es lo que hay, se acabó votar al PSOE. A partir de ahora a votar al PP o a VOX.

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    • Totalmente de acuerdo. A mi me ha pasado lo mismo que a ti. No soporto el sectarismo, que es contrario a los principios que presidían la izquierda, como señala Gordo, al que quiero felicitar por el artículo.
      Algunos debieran preguntarse por qué Vox crece tanto, y más en nuestros pueblos. Tipos oportunistas de lo suyo, como Sánchez y Aceves, que de izquierdas no tienen nada.son sus impulsores. Qué pena!

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      • Menuda basura camuflando un discurso de odio detras de palabras envenenadas te has clavado, aqui los cuatro fachosos alavandote mientras la verdad es que estamos igual que siempre (los ricos cada vez mas ricos y los pobres cada vez mas pobres) mientras los periodistas confunden a la clase trabajadora. Cito tus palabras “En paralelo, el discurso woke ha impuesto una nueva forma de censura”
        Solo con esa frase te delatas porque no se censura a nadie por estar en contra de lo woke, siempre ha sido al contrario y ahora los de mente cerrada pretendeis darlo la vuelta. Censurar algo implica prohibirlo para que la gente no lo vea o divulgue y que yo sepa esta por la primera vez que pase eso con un ser casposo e intolerante de esos que habitan por España. A los que decis que os han echado de la izquierda deciros que siempre habeis sido unos cazurros sin ideologia y por eso ahora decis que sois de derechas. Que penita

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        • Tú sí que das pena. No sabes ni de lo que hablas rojeras.

          Que no se censura a nadie por estar en contra de lo Woke dice el tío… ¿Pero tú sabes en qué mundo vives majete?

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        • Por cierto, antes de llamar cazurro a nadie te recuerdo que “alabándote” se escribe con “b”.

          Ese es el nivel que demostráis algunos…

          Venga, que pases buen día Clint.

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          • Por cierto Clint, te has comido prácticamente todas las tildes en tu comentario.

            Lo dicho, estás tú para llamar cazurro a nadie. Madre mía…

  2. Efectivamente esa izquierda que usted menciona se ha ha convertido en una izquierda Charlatana, vacía de contenido y sin principios.
    No le tenía en estima hasta que he leído varias reflexiones suyas críticas-constructivas, espero que esa izquierda que usted anhela surja de nuevo y encuentre su norte, aunque no entienda la defensa a ultranza de sus votantes a los que discrimina según la región donde haya nacido

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  3. La izquierda ya no es lo que era. Sólo hay que ver a Clara Martín que busca sitio en el PSOE de Sánchez como futuro profesional en lugar de defender a Segovia. Qué pena…

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  4. Es la pura realidad. Que cada uno saque sus conclusiones.

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  5. Muy buen artículo, señor Gordo, totalmente lúcido. La causa de ese abrazo a las identidades excluyentes es la escasa capacidad de “justificar” la justicia social, ya que una buena parte de los dirigentes de las izquierdas son de clase media-alta. Así, hay que dividir y enfrentar con las identidades, lo que se ha convertido en una dictadura de lo woke hasta el extremo de que te denuncian por odio si dices que solo hay dos sexos, o si te expresas sobre una minoría en términos que no sean de halago. Por supuesto, todo convertido en un negocio. Difiero en parte en su análisis con respecto a lo que usted denomina “populismo de derechas”, pues no solo se trata de que luche contracorriente y diga lo que mucha gente piensa, al margen de su tendencia, sino porque destaca los problemas reales de la gente, esos que la izquierda caviar niega porque están en “otra dimensión” o porque no les interesa dar la razón al rival. Por eso muchos de los antaño votantes de izquierdas, esos de la justicia social, apoyan a quienes, al menos, reconocen que hay determinados problemas. Otra cuestión es cómo se resuelven, pero ese es otro tema.

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  6. Personas como usted, con pensamientos crítico, valentía, conciencia social real, ideas claras y valores reales de izquierda son lo que necesita el PSOE para gobernar Segovia y castilla..mientras sigan las marionetas actuales que priman su interes personal al general ( lo han demostrado y que daño han hecho a Segovia ) el PP o vox lo tienen chupao..requetechupao

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  7. Bueno, yo creo que con este artículo acierta con la realidad actual. El reto no es elegir entre identidades o igualdad, sino sumar sin dividir, volver a hablar de lo que de verdad importa: empleo, vivienda, servicios públicos, futuro para los jóvenes y respeto para todos. El reto ahora es volver a unir lo que nos separa, centrarse en lo que importa: empleo, igualdad y futuro. Porque mientras la izquierda discute, la derecha aprovecha el ruido y así se empobrece la democracia. Esto no es un abismo: es una oportunidad para volver a conectar con la gente, en definitiva, estrategia política poniendo por delante el interés de la ciudadanía, algo básico, que nunca debiera haberse perdido.

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  8. Vaya un artículo más rancio y casposo que le ha salido, parece un programa del hormiguero. Dice que ha trabajado “mucho” por la España vaciada,ja! pues le ha quedado bonica, no queda ni el tato, la “cultura” taurina, ¿que es? pasarse por el forro las normas como en los encierros de su pueblo. Que echa de menos, los chistes de mariquitas como Alfonso Guerra, ¿la caza? todas las semanas con noticias de gente cometiendo atrocidades (y sin contar de las que se harán la vista gorda). La izquierda debe de trabajar por la igualdad, la justicia social, unos servicios públicos muy reforzados, y derechos humanos, a usted parece que se le ha olvidado, y como en su partido han hecho más bien poco ahora nos viene con rollos y cuentos de miedo wokes, penoso. Si quiere hacer algo póngase a trabajar, ESCUCHE a las personas empatice y aglutine ideas, que nos comen los monguers de PPVOX y van a destruir el país.

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    • ¿Manin no sabes respetar al que no piensa como tú?

      Eres el vivo ejemplo de la izquierda sectaria y excluyente de la que hemos huido muchos.

      ¿Por qué tienes que llamar monguers a las personas que votan a partidos que a tí no te gustan?

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      • El artículo relata cierto análisis actual sobre la reacción a lo woke, que como evolución social se encuentra con su antítesis que es justamente lo que relata Gordo, pero con un buen análisis dialéctico lo siguiente será la conclusión equilibrada: tomar conciencia de cambios necesarios en la sociedad como recoger en el lenguaje el genero femenino, apoyar la igualdad de la mujer en una sociedad moderna y congratularse todos de que sigamos avanzando en la igualdad social.

        En cuanto al nacionalismo pienso que estás personas nunca han tenido ideologías de izquierdas, todo lo contrario son personas cercanas a los pensamientos totalitarios, donde se consideran distintos y quieren ser superiores.

        Toros, caza, fiestas con costumbres primarias…desapareceran poco a poco por que realmente pertenecen a otra época. Aunque, a estas alturas no me arriesgo a afirmarlo rotundamente, todo puede pasar visto lo que está pasando con personajes como Trump, que parece sacado de una comedia negra americana. Increíble pero realidad.

        Sr. Gordo un artículo interesante para crear polémica, pero un análisis bastante conservador, observé como se congratulan los más cercanos a PP y VOX que lo aplauden.

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    • Manín apoyo y suscribo su comentario. En Segovia por desgracia ya se nota el cambio a casposo desde que tenemos este equipo de gobierno municipal. Y me río de los que dicen que eran de izquierdas y ahora se han pasado a la derecha.

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      • Para el tal ja ja ja:

        No nos hemos pasado a la derecha. Nos han echado de la izquierda del pensamiento único y totalitario en la que no existe la posibilidad de discrepar.

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  9. Manin se autodescribe. Simplemente. La Izquierda está a ver si pilla enchufes, pasta y putas. A ver quién vota eso.

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  10. Manin dice que lucha por la libertad y la igualdad!!..y vota a un partido que ha votado si a dar privilegios a los catalanes y vascos por siete asquerosos votos a costa de regiones pobres como castilla….cuando allí cobren más pensión que tú y tengan mejores servicios que tú nos hablas de igualdad.

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    • Bastante de acuerdo con el análisis. La virtud del artículo es crear polémica sobre la situación actual de la sociedad. Se deduce de los comentarios, aunque algunos descalifican sin aportar nada. Muy de acuerdo con el análisis que hace “Supernova” cuyos argumentos suscribo

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  11. Excelente comentario, espero que abra los ojos a los que tienen dudas.

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  12. Esto lo escribe un señor que cuando fue diputado con Zapatero (en el 2007_ 2008) negaba publicamente que hubiese crisis. Llamaba fachas e insultaba a los que decíamos que lo estabamos pasando mal por la crisis.

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    • Pues yo nunca se lo he oído, y eso que he trabajado con él en el partido. Calumnia que algo queda…

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