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“Habla la reina verdadera”, contra crónica novelada al mito de Isabel

La historia la escriben los vencedores. Y pocos ejemplos más incuestionables al respecto que la novela Habla la reina verdadera, del filólogo de Valtiendas, Mariano Fuente, recién salida del horno de Derviche. Aún hoy, la Wikipedia asigna el título de Juana I de Castilla (otro ejemplo), a la que en realidad es la segunda, en tanto a la primera “verdadera” hay que encontrarla por el mal nombre con el que los publicistas de Isabel y Fernando la harían pasar a la posteridad: Juana la Beltraneja.

Esta es una novela ambiciosa, a la que Fuente ha dedicado más de 14 años y que trasciende al papel de la hija de Enrique IV más allá de su papel en las guerras civiles castellanas y posterior continuación del conflicto con Portugal, en el siglo XV, para pintarnos un retrato psicológico de una reina traicionada por unos y por otros y que, pese a todo, seguirá firmando como “yo la reina” hasta el fin de sus días, ahora hace 608 años.

Historia apasionante, en la que Fuente combina mucho material historiográfico apenas consignado en los archivos portugueses, con un vívido perfil de la Juana de Trastámara mujer, para servirnos una novela río, de más de 700 páginas con una apostilla a la que luego volvemos. Retrato de una época convulsa pero, sobre todo, un análisis de la historia como relato impuesto desde el poder y por el poder.

Personalmente siempre me sorprendió el escaso eco de “La Beltraneja” en la historia de España. Después de todo, hablamos de la víctima de una conspiración urdida por Aragón, más en concreto por la rama aragonesa de los Trastámara, y las ambiciones de su prima, y ganadora a la postre del pulso, Isabel de Castilla, “La Católica”. La misma reina Isabel que, a diferencia de su prima, sí supo entender que la legitimidad, al final, descansa en el factum de la fuerza aunado a la política entendida como relato; la construcción de una “memoria colectiva”, por supuesto manipulada hasta el mínimo detalle, que repetida hasta la saciedad termina deviniendo, ni más ni menos, en piedra de bóveda o el momento fundacional  de la “nación” entendida como un agente de la historia. El mito.

Y este es el tema de fondo de Habla la reina verdadera, de cómo una confabulación de poderes relega a una mujer llamada a ser reina de dos países, al rincón que la historia oficial reserva a los perdedores, al de bulo, que si hija adulterina de un rey impotente cuando no sodomita, Enrique IV, que si marioneta de los pérfidos portugueses para evitar la emergencia de un nuevo reino, las Españas, a mayor abundamiento, regido por una santa descubridora de un nuevo mundo. Bulos y más bulos esculpidos en crónicas que historiadores en nómina fueron cultivando durante siglos.

Hoy sabemos que la política es, en rigor, relato. Que lo que a todas luces puede definirse como un golpe de Estado, también puede pasar a la posteridad como “Alzamiento nacional“. Y de ahí la apostilla final de la novela, esa novela de la novela contextualizada en las relaciones entre dos dictaduras recientes y ambas nacionalistas, la España de Franco y el Portugal de Salazar, cuyas mentes pensantes son perfectamente conscientes del rotundo desmentido que la vida y obra de Juana, mal llamada la Beltraneja, supone para un mito nacional construido alrededor de Fernando e Isabel que no dudaron en recurrir -aunque posiblemente no fueran una excepción a su época- a toda suerte de crímenes para conseguir y perdurar en el poder, que a eso se reduce todo.

Con esta novela, Fuente se postula como un candidato a clásico segoviano, siguiendo un género, el de la novela histórica, que ya cultivó en Últimos días de Adonay en la ciudad menguante, sobre la comunidad judía segoviana en los meses previos a la expulsión de 1492, o las inclasificables y personalísimas Cómo correr la maratón de Valtiendas, o el Diccionario de Valtiendas y el Duratón.


Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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1 Comment

  1. Cuando leo los artículos de Aceves y sus comentarios, siempre me acuerdo del pollito Calimero:
    “nadie me quiere porque soy pequeño y negro”.
    “esto es una injusticia, amiguitos”

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