Hasta junio, el Esteban Vicente acoge la muestra Estancias, del artista afincado en Segovia Carlos León. Se trata de un montaje íntegramente desarrollado por el museo de arte contemporáneo en el que con el nombre de Estancias se nos 
presentan una serie de aposentos se combinan pintura, escultura, objetos. Pintura de gran formato, de trazos orgánicos a caballo entre la abstracción y el impresionismo paisajístico que como explica el comisario, José María Parreño sugiere “musgos y matorrales. Nubes y escarchas. Heridas y tendones. León es un pintor de paisajes pero a una escala en la que sin visión de conjunto nos parecen abstracciones”. Los cuadros dialogan con todo un despliegue de objetos y esculturas de gran impacto visual basada en maquinaria obsoleta, chatarra, muebles envejecidos y disociados de su funcionalidad.
Para el visitante no especialmente curtido en arte contemporáneo, la exposición tiene de bueno precisamente eso, su diversidad. Es visualmente impactante y entretenida de recorrer como una excursión por un mercado. Y es que frente a la habitual monotonía de la pintura abstracta, con cuadros cuya esencia se repite una y otra vez sin solución de continuidad, la muestra de Carlos León, al combinar tantos “palos”, resulta como un viaje al estudio del pintor. Una exposición amena y variada dentro de la unidad de la mirada del artista.
En una de las “estancias” encontramos lo último de la producción de León, bodegones de cristal titulados Acoplamientos, cuyo material procede de la Real Fábrica de Cristales. Restos de soperas fusionados con copas deformadas, escultura de la transparencia altamente original y que, en paralelo a la exposición, puede recorrerse también en la Real Fábrica.
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