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Adiós al hospital militar de campaña; solo se ha usado como imagen

Una treintena de soldados del Regimiento de Ingenieros 11 con sede en Salamanca -“pon que no somos la UME”, aclaran- empezó el 25 de abril a desmontar el nunca estrenado hospital militar de campaña habilitado como ampliación del Complejo Asistencial de Segovia. Durante un mes la insólita estampa de los barracones caquis, con sus tomas eléctricas y de climatización, ha dominado los accesos al hospital segoviano. Felizmente, o tal vez por falta de medios reales para ponerlo en marcha, el equipamiento se va como vino, sin ser utilizado.

Corría el 26 de marzo cuando en tiempo récord de 24 horas y a petición de la Junta los ingenieros montaban el hospital. Estábamos en lo peor de la epidemia. El hospital no daba abasto; en los siguientes días llegó a triplicar las UCIs disponibles y pasar de 350 plazas reales a 425 ocupadas, prácticamente monográficamente dedicadas al coronavirus. A finales de marzo el centro sanitario, único público de Segovia, amenazaba con el colapso y Alfonso Fernández Mañueco en persona pidió al Gobierno un hospital de campaña en previsión de que la estructura hospitalaria quedara KO.

Es así como en las siguientes horas se habilitaban 25 barracones de campaña con capacidad para 120 plazas. Un mes después, los militares lo han retirado en una operación que aunque estaba previsto concluir el martes, probablemente se adelante en las próximas horas. Desde primeras horas del sábado, tras una concienzuda desinfección interna y externa, los soldados se afanan en desmontar el equipamiento y cargarlo en los camiones aparcados en el párking del Velodromo, de ahí volverá a los almacenes militares. Para los soldados han sido unas maniobras, “con fuego real” (el Covid19 no distingue de uniformes) pero maniobras.

Una cuestión de imagen

¿Para qué sirvió el irreprochable esfuerzo de los militares? ¿Se redujo todo a una cuestión de imagen? Es totalmente cierto que el hospital segoviano ha estado a un paso de precisar el hospital de campaña. Sin embargo su integración con la realidad hospitalaria segoviana planteaba grandes problemas operativos. Desde Segovia no había capacidad para conectar el equipamiento con las tomas de oxígeno. Había que manipular las bombonas manualmente con temperatura nocturnas que invalidaban los sistemas, dispersar las áreas sanitarias, complicar una situación ya imposible de por sí. En suma, incrementar las necesidades de personal en un momento en que personal, muy mermado por los contagios, era precisamente lo que no tenía el centro. En los días siguientes el presidente de la Junta reconocía que Segovia no tenía capacidad para poner en marcha el hospital de campaña y aclaraba que él había pedido “el hospital con su equipación material y humana” y afirmó haber insistido ante el Gobierno a fin de facilitar material y 15 médicos y otros 60 trabajadores complementarios para ponerlo en marcha. A poco que se conozca la realidad de la sanidad militar, el presidente se marcó un brindis al sol: atender tal petición hubiera sido tanto como desmantelar el Gómez Ulla de Madrid, hospital central de Defensa en España y centro nacional de referencia para NBQ y enfermedades altamente contagiosas.

En suma, el hospital de campaña sirvió para dar una imagen de que se estaban poniendo para Segovia medios extraordinarios en una situación extraordinaria. Algo que sin duda vino de perlas tanto para la Junta como para el Gobierno. En realidad, y según han relatado fuentes de la Sanidad segoviana, siempre se tuvo claro que lo preferible eran soluciones intrahospitalarias y, llegado el caso, derivar pacientes a Valladolid u otros centros de la Comunidad, que en aquel momento presentaban unos niveles de ocupación relativamente bajos y, visto a posteriori, sí podían acoger el exceso generado en Segovia. De hecho, consta una docena de traslados a hospitales de Valladolid, no muchos más. Recordemos también como en tiempo récord el hospital se metamorfoseó para convertir sus 10 plazas UCI estructurales en 28, ganando espacio en el pabellón de psiquiatría, vestíbulos, incluso la misma cafetería o el salón de actos.

El coste humano de salvar el colapso hospitalario

El hospital de Segovia se ha salvado del colapso, pero no sin un coste en vidas humanas, enfermos que ante el desborde del equipamiento y la resistencia a la derivación de pacientes -pues la Comunidad temía que la misma situación límite vivida en Segovia y Soria se trasladase al resto de provincias- aguantaron mucho más allá de lo aconsejable en sus casas. Cuando fueron hospitalizados llegaban en tales condiciones que ya no había nada que hacer.

A partir de la primera semana de abril las medidas de urgencia habilitadas en Segovia empezaron a funcionar. A fecha de hoy, ya no hay pacientes en las UCIS improvisada. Ha vuelto una cierta “normalidad” hospitalaria, los internos derivados al Quitapesares han vuelto al hospital. Poco a poco las áreas de hospitalización recuperan su función original.

Y esta es la historia del hospital militar de campaña de Segovia. Según la consejera de Sanidad, Verónica Casado, su función real ha sido una una tercera o cuarta opción, un por si acaso que nunca tuvo una clara utilidad. En palabras de Casado “ese recurso que tenemos allí“.

Arriba, diferentes imágenes de la operación de desmontaje. Camiones listos para trasladar el material en el Velódromo.

 

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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5 Comments

  1. A mí me gustó la foto de Mazarías, y a el también por supuesto.

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  2. Había y hay otros recursos como hoteles cercanos al hospital y el CIS en el complejo del centro penitenciario,

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  3. Un error pedirlo por parte de la Junta, como otros muchos cometidos tanto por la Junta como por el Gobierno central; por otra parte, justificables ante la falta de experiencia ante una crisis sanitaria inédita. No obstante, creo que la consejería de sanidad debería haber atendido las indicaciones de los médicos del hospital de Segovia, que siempre prefirieron ampliar dentro del propio centro que fuera

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  4. Si lo tuviera que pagar la
    Buena señora seguro que lo hubiera pensado.
    De donde no hay , ciudadanos, es difícil , muy difícil sacar.
    Y sigue en el cargo.

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    • Una mas para su currículum

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