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Una historia épica: el transporte segoviano, de las galeras a la logística

Cada vez disfruto más de las historias transversales. Frente a la historia de un determinado periodo, encuentro más instructivo y esclarecedor el estudio histórico de un objeto específico desde su origen a la actualidad, aunque sea delimitado geográficamente a un territorio concreto. No en vano, quien estuvo en Abades conoce todos los lugares (al menos, los que se parecen a Abades). En ese ánimo les aconsejo vivamente sumergirse en el libro-enciclopedia Historia del Transporte Segoviano, del actual presidente del gremio en Segovia, el espinariego Juan Andrés Saiz Garrido. Obra editada por Asetra con la colaboración de la Diputación de Segovia.

Tal como indica el título, estamos ante una ruta segoviana desde las calzadas romanas, los caminos serranos, el mundo de los arrieros, galeras y diligencias, un universo que medio murió al irrumpir el tren y dio un completo giro con la aparición del motor. Y de ahí hasta los grupos logísticos actuales. Es una historia épica de generaciones de segovianos que han hecho de los caminos y el viaje su modus vivendi. Una historia que es un filón de nuevo conocimiento para el neófito en la materia, que cambia nuestra perspectiva del comercio, nos introduce en un mundo, no sé si secreto, pero en el mejor de los casos muy poco conocido. ¿Cómo se viajaba en el siglo XVI? ¿Cómo era el día a día de un arriero? ¿Cómo fue la motorización del transporte? ¿Por qué etapas ha pasado? A todo ello da cumplida respuesta Saiz Garrido con gran amenidad y mayor erudición.

Desde luego, la historia del transporte en Segovia no podía caer en mejores manos. Solvente narrador de probada eficiencia en libros ya clásicos como “Los gabarreros de El Espinar”, Saiz Garrido es hijo de transportista, empresario del sector, presidente de la patronal, ha conducido ambulancias, autobuses, camiones… Y los que es más interesante para los fines; se puede decir que conoce uno a uno y que ha crecido con buena parte de los protagonistas. De los de arriba a los de abajo. Ha escuchado y anotado sus historias, lo que añade al libro un buen montón de coloridas anécdotas, y para mayor satisfacción primorosamente documentadas con 600 fotografías (sí, 600 en 450 páginas). Puertas abiertas a las foto-colecciones particulares de los hoy Transportes Esteban, Tabanera, Buquerín, Salgado, Bayo, SGD, Juárez, Siguero y tantos otros, que los conductores de “paisanos” conocemos de verlos por los caminos. Es como un álbum de vehículos de todos los tiempos.

Anécdotas o momentos históricos, como prefieran, tal que la gran nevada de febrero de 1956, hasta cinco metros de nieve en los ventisqueros a lo largo del Puerto del León. Se tardó tres días en restablecer la comunicación, no sin movilizar a todo el que pudiera mover una pala a razón de cuatro pesetas al día. Hay historias empresariales sensacionales, entre ellas la del emprendedor que, como Antonio Santo Domingo, empieza con una DKV hasta verse al frente de una señora empresa. También historia de humildes supervivientes de la ruta. Empresas familiares que un día, con la crisis del 2008, lo pierden absolutamente todo y, sin embargo, se reinventan y renacen.

Historias de éxito como los arrieros de Sangarcía. Una localidad hoy moteada de mansiones dieciochescas en lo que no llegaba ni a aldea. Unos adelantados que en pleno XVII montaron una red logística a lomo de mula para proveer de harina y trigo a una ciudad, Madrid, que no paraba de crecer.  Historias de carretera, como la del autobusero que dejó a unos hindúes en la puerta del Flowers, el Bugatti de Petronilo, Lucio el valenciano, crónicas del extraperlo, o de cuando Chrysler “customizados” iban de Atocha a Frankfurt cargados de inmigrantes andaluces. Camiones que cruzaban infames carreteras rotulados con un “Dios te salve”  por las mismas rutas que antaño cubrieran las galeras, armatostes tirados por una ristra de mulas y que eran los autobuses del XVIII y el XIX, luego sustituidos por diligencias, luego por el tren, y nuevamente por las cuatro ruedas de pioneros como Roque Antón y Timoteo González, precursores en los años 20 respectivamente de La Sepulvedana y La Serrana. En definitiva, un libro que carga como un Mercedes Altros y tira como un Ferrari.


Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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1 Comment

  1. ¡Joder, Luis!, esto es demasiao, y eso que sólo tuvimos tiempo para un café y cuatro reflexiones sobre mis gabarreros y esta nueva movida. Gracias. Nos vemos en mi pueblo, estoy encantado de que enseñes filosofía a los alumnos del María Zambrano.

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