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Rajando contra Rajoy

RajpyRum rum en el PP. En apenas medio año, Mariano Rajoy ha perdido la baraka (si es que la tuvo alguna vez). Y entre la base ya se habla abiertamente de cortarle la cabeza según el partido se descalabre en las próximas autonómicas. Y es que pintan bastos para el PP. De tenerlo todo, pero todo, todo y todo, a darse por perdido Madrid, Castilla La Mancha, Aragón, Valencia y ya veremos si Cantabria… Aguantan Murcia, Castilla y León y acaso Galicia.

¿Qué ha pasado?

Que el mensaje de la recuperación, la que iba a ser la gran baza de Mariano, ha quedado en agua de borrajas. La creación de empleo, prometedor meme de verano, más parece que va a seguir llaneando por el fondo del pantano que emergiendo hacia la superficie. Y la gente hace números. 4,5 millones de parados. Presentarse a la reelección con 4,2 (que es a lo que apunta la racha) parece el botín de un robaciegos antes que un mensaje triunfal de obra bien hecha. Más si consideramos que Dominatrix Merkel sigue jaleando la necesidad de recortes y la deuda ha pasado del 60% del PIB al 100. Cuatro años sin crédito en los bancos. No hay mensaje de la recuperación que valga con tamaño bagaje.

Y si en lo económico lo de Mariano es flojo como sopa de calabazas, en tocando lo político hasta los más exaltados pepeinos se tapan los ojos y tuercen la cabeza. Lo de Cataluña empieza a ser doloroso como unas almorranas sazonadas con vidrios. El otro día en Barcelona se jactaba Rajoy de sus treinta y tantas visitas a Cataluña, ¿pero quién se ha enterado? Nadie. Tras el 9N no sé a quién se le ocurrió que Rajoy debía personarse en la ciudad condal, “aquí estoy yo”. Va el hombre, reúne a PP en pleno (en primera fila pudimos ver a Beatriz Escudero con cara de circunstancias) les cuenta una milonga y se larga. Descojone general en las Ramblas. ¿A qué ha venido Rajoy? ¿A contarle a los suyos lo bien que lo hace? ¿O a darle el pésame a Alicia Sánchez Camacho, a decirle, que chungo lo tienes, criatura?

Lo triste es que no será porque la competencia se lo ponga difícil; en el frente izquierdo no se aclaran. Está el PSOE combatiendo a cara de perro contra Podemos -la Junta de Andalucía ya ha machacado a Errejón por irregularidades que son el día a día en las universidades, y que se vayan limpiando los desdichados de Podemos, no por nada llaman a Susana Díez “la cocodrilo”-, de modo que podría decirse que el centro es carne popular. Pero como si nada. Ya no se crece por ahí: el centro ha dejado de existir.

Sin embargo, lo que más hincha las venas a los militantes es la estólida reacción de Rajoy en lo tocante a la corrupción. Nada.

La corrupción se ha llevado por delante al aznarismo, al esperanzaguirrismo, al ratismo. ¿A qué espera Rajoy para cerrar Génova, mandar un fumigador de provincias, y acabar con siete pisos de cucarachas? Pues no lo va a hacer. Según el calendario, el caso Gurtel, el gordo, el de los papeles de Bárcenas y los sobres en metálico por cuya entrega mensual el presidente del PP jamás se preguntaba (es ese inquietante “salvo alguna cosa” con que Rajoy dio por zanjado el escándalo), explotará en la cara del PP allá por la campaña. Ideal de la muerte para ir por los pueblos a pregonar el evangelio “el PP nos salva”, piensan los futuros candidatos a alcaldes del partido, mientras bichean por internet cuánto cuesta un chaleco antipedradas.

Y es que lo de Génova es rraro, rraro, me cuenta un peso pesado del partido. Es un mundo extraño. Planeta prohibido para los de provincias. Un habitat hermético, rancio y descontrolado, en el que los “pequeños Nicolases” se encuentran en su salsa. Montas un actito de jóvenes pepeinos aquí, una foto allá, el móvil bien cuajado de selfies con los fontaneros del régimen, y ya puedes ir en coche oficial a Santiago de Compostela, atizarte unas cigalas gratis diciendo “que ahora viene el rey y lo paga” que aquí ya nadie se extraña.

Así que la cosa está clara. O hay un milagro económico, de estos de en siete meses se crean 700.000 empleos, o Rajoy ya se puede ir despidiendo de ser candidato en 2016. Y esto ya no lo arregla ni el Marhuenda pues en los corrillos del PP se habla abiertamente de a quién encomendar el rescate del Titanic. ¿Será otro gallego, Borja Sémper, la Cospe, la Soroya? A ver que no le vaya a tocar a Herrera salir a reflotar el barco -bromean o no-.

¿Y en Segovia ciudad qué?, pregunto haciéndome el tonto. Miradas a las bandas, encogimiento de hombros y apelaciones a la Fuencisla. La partida está perdida de antemano. ¿Así que a quién le importa?  En el PP es tiempo de redecorar los palacios de invierno.

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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1 Comment

  1. Menos mal que el tiempo va aguantando y parece que vamos a tener un invierno menos frío 😉

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