Posted By Luis Besa on 24, Jun, 2014

El asamblearismo es, sin duda, la forma más pura de participación ciudadana: un hombre, un voto, una voz. ¿Sin embargo cómo armonizar ese coro de voces sin desbarrar en la cacofonía? ¿Cómo conseguir que una asamblea se convierta en un órgano operativo, capaz de dar respuesta a los retos sociales? ¿Cómo conciliar la jefatura con la toma colegiada de decisiones? Este siempre ha sido el punctum doliens -la cuadratura del círculo- de los movimientos de calle de raíz asamblearia. Lo heterogéneo del tejido social, la disparidad, lo fácil que resulta caer en manos de grupos pre-organizados defensores de intereses puntuales frente a los colectivos, terminan por ahogar la espontaneidad del ágora instalándola en un amorfo totum revolotum. Y casi sin querer se nos viene a la cabeza aquellas hilarantes asambleas de la Vida de Brian, en las que el Frente Popular de Judea invertía más esfuerzos en demonizar al Frente de Liberación de Judea (o ni qué decir tiene, a la Unión Popular de Judea), que al enemigo secular: los romanos.

En Podemos Segovia son bien conscientes de ello. El 23 de junio, en el parque del Cementerio, unos cincuenta simpatizantes se congregaron para “organizar” el movimiento, para luchar contra esta entropía a la que parece condenados los asamblearios.

Para ello, en una suerte de tablón de círculos en forma de pétalos, la comisión de I+D de Podemos Segovia explicó su propuesta organizativa. Una asamblea general y luego comisiones, de comunicación, de coordinación, de diseño, de portavocía, de I+D, de tesorería… Cada una con una tarea por delante. Cada semana, asamblea de los portavoces de cada comisión, una suerte de ejecutiva encargada de sacar adelante el “día a día”, “los posicionamientos públicos frente a situaciones concretas. Queremos ser superoperativos”, explicaba Guillermo, de I+D. Lateralmente, “clusters”, o grupos de trabajo más reducidos y formados por especialistas a los que recurrir cuando se precisa un diagnóstico, un “cómo”. “Esta es nuestra tercera asamblea tras las elecciones, necesitamos asentarnos, relajarnos y dar respuesta a la mucha gente que nos ha votado. Tenemos una responsabilidad para con ellos”, explicaba Daniel López, portavoz.

Encuentro el 5 de julio

Llevan unos meses y la de la víspera de San Juan era la asamblea número 12 de Podemos Segovia. En el orden del día aspectos como la organización de visitas a los pueblos durante el verano (Podemos ha obtenido ahí unos inesperados porcentajes de votos y tiene ya en marcha su cículo en Nava de la Asunción); propuesta para reducir a cada mes lunar la asamblea semanal; informe de la relación con otras plataformas de Segovia ideológicamente afines (Stop Deshaucios, Mareas Verdes); y la posibilidad de buscar un local como punto de información a los ciudadanos interesados en implicarse en Podemos, entre otros. Especial hincapié se puso en la convocatoria de una reunión en la Alameda el 5 de julio, más que una asamblea, “será un acto lúdico, dirigido a abrirse a la gente, a tomar contacto”, explica López.

Y todo bastante ágil y organizado, a pesar de las casi tres horas de asamblea. Lejos de la imagen de caos y rencillas que los grupos de comunicación intentan proyectar de Podemos a la mínima de cambio, capaces por ejemplo de convertir el plante de un señor durante un par de minutos a Pablo Iglesias en noticia de apertura de un telediario nacional.

Y es que hay miedo a Podemos. Miedo a que su radicalismo se convierta en una tendencia social, de ahí los sistemáticos ataques y los sarcasmos contra un grupo de “visionarios” que lo único que intenta es organizarse sin caer en las aparatocracias. A la manera de los anarquistas del 68, de los hippies californianos, de los squatters de los 80, o el Frente Salafista (por citar también algún contraejemplo negativo)… Tal vez algún día lo consigan. O tal vez caigan en lo de siempre, minorías mayoritarias, controladas por un comité con su minoría mayoritaria a su vez dominada por otro minoría, etc… De momento intentan mantener viva la llama: próxima asamblea la semana que viene; lo del mes lunar no cuajó, de momento.

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