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Pedro Vicente: Y decían de Martín Villa…

Martín Villa.

Durante mucho tiempo Rodolfo Martín Villa cargó con el sambenito de político incombustible, de esos -se decía- que desde su juventud no se habían bajado del coche oficial. Un día, hace ya unos años, me dio por echar un vistazo a la biografía del político leonés y descubrí que su récord de longevidad política había saltado por los aires hacía tiempo, contabilizando sin salir de Castilla y León no menos de una treintena de políticos en activo que habían superado ya su marca sin que existieran indicios de que pensaran retirarse. De hecho, como veremos más adelante, algunos de ellos siguen en activo y concurren a las elecciones generales o lo harán a las autonómicas o municipales con el propósito de seguir sacrificándose por la causa (la de ellos mismos, claro está).

Viene todo esto a cuento de que se nos ha querido hacer creer que el meneo que le ha metido Pablo Casado a las listas del PP a las elecciones generales ha supuesto todo un impulso renovador. Y no es así, ni mucho menos. Una cosa es que haya aprovechado para colocar en las listas a un buen número de antiguos colegas suyos en las Nuevas Generaciones del PP y otra que haya prescindido de todos los dinosaurios que seguían ahí, cosa en la que en realidad ha sido muy selectivo, discriminando en función de sus posicionamientos con ocasión de las primarias que disputó a Soraya Sáez de Santamaría.

Cotejadas las nuevas listas del PP al Congreso y el Senado con las de 2016, se constata la jubilación de cinco ilustres que llevaban más de tres décadas dedicándose ininterrumpidamente a la política (Martín Villa tan solo encadenó 25 años).
El decano de ellos es el soriano Jesús Posada, quien no había dejado de pisar moqueta desde que en 1979 fuera goberndor civil de Huelva en la época de UCD. De la quinta de 1987, año triunfal de la llegada de José María Aznar a Castilla y León, han caído dos insignes vallisoletanos, el anterior cabeza de lista al Congreso y ex secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, y el senador Alberto Gutiérrez Alberca. El primero fue el procurador más joven de la II Legislatura de las Cortes y el segundo se estrenó ese año como concejal del ayuntamiento de Valladolid.

Los otros dos dinosaurios desaparecidos de las listas son Dionisio García Carnero, el patriarca del PP zamorano, y el leonés Luis Aznar, todavía hoy secretario primero de la Mesa de la Diputación Permanente del Senado. García Carnero fue vicepresidente de la Diputación de Zamora entre 1987 y 1993, año en el que se incorporó al Senado, donde ha permanecido hasta ahora con el obligado paréntesis (1999-2004) a que dio lugar su imputación judicial en el llamado “caso Zamora” (dimitió para que el caso saliera del Tribunal Supremo, donde el PP tuvo la mala suerte de que la instrucción cayera en manos del magistrado José Antonio Martín Pallín, maniobra que dio resultado, ya que la causa volvió a un Juzgado de Zamora que se apresuró en darle carpetazo).

En cuanto a Luis Aznar, que comenzó su andadura política en 1987 como procurador del CDS, partido del que llegó a ser secretario regional, no habría que darlo por amortizado, ya que si Alfonso Fernández Mañueco llega a ser presidente de la Junta es mas que posible que lo repesque para algún alto cargo, como ya lo fue cuando el ahora candidato a la presidencia ocupó la consejería de Justicia e Interior. Y otro tanto cabe decir del hasta ahora diputado por León Eduardo Fernández, en su día director general de Administración Territorial de la Junta a las órdenes de Fernández Mañueco. Por el contrario, a quien si cabe dar por amortizado es a José Antonio Rubio Mielgo, otro del siglo pasado -empezó como concejal en 1995- que no repite como candidato al Senado por Palencia

Pero frente a los mencionados, Casado ha mantenido en las listas a otra media docena de dinosaurios que desmienten y arruinan cualquier propósito renovador. El primero de ellos, por su gran proximidad a él, no es otro que el abulense Sebastián González, otrora mano derecha de Ángel Acebes, y al que el actual presidente del PP -el mismo que el pasado sábado sacó a colación en Valladolid aquello de poner al zorro al cuidado de las gallinas- ha confiado nada menos que el cargo de tesorero nacional del PP. Resultaría demasiado prolijo reseñar aquí la colección de cargos que ha ido desempeñando González desde 1987, año en el que debutó como concejal y vicepresidente de la Diputación, hasta 2019, en que aspira a renovar su escaño de senador

Más dilatada es aún la trayectoria del vallisoletano Miguel Ángel Cortés, quien en 1983 ya era concejal de AP en el ayuntamiento de la capital. En el 87 se pegó al culo de Aznar y fue procurador y portavoz del grupo popular en las Cortes, cargo que abandonó en el 89 para ser diputado del Congreso. Y desde entonces ha encabezado la lista por Valladolid en todas las generales hasta en las de 2015, en las que Mariano Rajoy le pasó al Senado, donde pretende ahora renovar el escaño. Su credo aznarista y su vinculación a la FAES le han seguido blindando. “Después de 36 años de abnegada vida política, Cortés ya ha satisfecho con creces su vocación de servicio publico”, me salta “El topillo”, que en ocasiones no puede reprimirse. “Hora es de que disponga del sosiego necesario para disfrutar de su envidiable pinacoteca particular”, añade no se a ton de qué.

Otro de los “incunables” mantenido por Casado es el madrileño Gonzalo Robles, elegido parlamentario nacional en todas las legislaturas desde 1986 (hasta 2015 como diputado y a partir de entonces como senador), salvo la primera de ellas siempre por la provincia de Salamanca, donde nunca ha llegado a residir. Y tampoco se queda atrás el salmantino José Antonio Bermúdez de Castro, que, tras ser diputado de la Asamblea de Madrid desde 1991, en el 96 se presentó a las generales por Salamanca, repitiendo desde entonces como diputado del Congreso en todas las legislaturas

Desde el 96 es diputada por Burgos la mirandesa Sandra Moneo, que vuelve a repetir y esta vez como cabeza de lista, desplazando a Jaime Mateu, quien, pese a la intercesión de Juan Vicente Herrera, se ha visto relegado al inseguro número dos. Y antes que Moneo comenzó en política Arenales Serrano, concejala del ayuntamiento de Valladolid en la década de los 90 (91-99). Procuradora, senadora, diputada y otra vez senadora, Serrano ha sobrevivido a la purga de Casado y aspira contra todo pronóstico a renovar el escaño en la Cámara Alta.

De las listas del Senado se han apeado otros dos del siglo pasado, el abulense Miguel Ángel García Nieto y el salmantino Javier Iglesias, este último todavía presidente de la Diputación y del PP de Salamanca. Pero no les incluyan en la relación de caídos porque a ambos les veremos en las listas del PP a las elecciones del 26 de mayo. A ellos y como mínimo a otra docena de ilustres del PP que llevan entre 20 y 30 años encadenando cargos públicos. En su momento repasaremos la nómina completa, de la que forma parte por derecho propio el mismo presidente autonómico del partido y candidato a la presidencia de la Junta, quien en 1996 ya presidía la Diputación salmantina…

Author: Opinion

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