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Los españoles, la élite de Europa

Aficionados del Liverpol asaltando el estadio en la final de la Champions.

No voy con el Madrid o con el Barça. Nunca (salvo cuando van contra el PSG). Me da igual que jueguen contra un  equipo del Polo Norte: disfruto más viéndoles perder. Pero este año hay que felicitar a la parroquia merengue por partida triple: por el doblete (grande Courtois, que ha dejado en aficionados a Messi, Mbapé y Salah) y, porque una vez más, se pone de manifiesto la deportividad del aficionado español (en general), al menos en comparación con esas hordas de chiflados que se plantan sin entrada, la lían parda borrachos en la puerta del estadio, incluso perjudicando a sus paisanos legales, que los hay, y miles. Vergonzoso espectáculo. Y peligroso. Como lo es también ver a los desarrapados de la banlieu aprovechando la ocasión para desvalijar a personal indefenso, críos incluidos, montar alborotos y desmadres  a sabiendas que la Gendarmerie, trabajando en directo ante millones de espectadores, no puede emplearse lo a fondo que probablemente quisiera y nos gustaría.

Contrastan estos shows holiganescos con la -en general, también hay de todo- buena conducta del aficionado patrio, bien valorado en el exterior. Cuando menos en Europa, donde jugar hoy contra equipos españoles es sinónimo de que su afición no es problemática, al contrario, dan color y dinero. Turistas ideales. Francamente, es un alivio.

Los españoles somos gente cívica. Que se sepa. Y no lo digo solo por el fútbol. En la crisis del covid llamaba y mucho la atención la buena disposición con que el paisanaje asumía el confinamiento, las mascarillas, las vacunas, los cribados… Contra nuestra imagen histórica, los españoles parece que estamos quitándonos la vitola de anárquicos, bullangueros e indisciplinados para ser algo así como europeos de cuadro de honor. Unos “suizos del sur”. Los chicos listos de la OMS. Sí, hablamos más fuerte, somos algo más guarros y feos, tirando a apaletados, pero de entre los más solidarios, pacíficos, disciplinados y cívicos de Europa, o sea del mundo mundial.

¿Cómo es posible? No hace tanto, nuestra fama era más bien la inversa. Tipos con su peculiar cultura pero más que capaces de liarse a faca viva por un hito mal puesto. Anárquicos y asalvajados. Hollywood , en una relación amor/odio, nos estigmatizó con películas terribles. Pero la cosa venía de antes, incluso anterior a la Guerra Civil, después de todo, no tan salvaje (¡y mira que fue bestia!) como la gran guerra civil europea que supuso en muchos países la IIGM. Pregunten en Ucrania, Rumanía, Alemania, Francia, Israel….

A finales del XVIII, el propio Kant, en “Lo bello y lo sublime” nos pinta así: “El español tiene un alma orgullosa y más sentimiento para las acciones grandes que para las bellas artes. Hay poco de una benevolencia bondadosa y suave, muchas veces es duro y fácilmente hasta cruel. En el sentimiento del honor en el español se encuentra altivez. El altivo está lleno de prerrogativas falsamente imaginadas, su presentación es ceremoniosa y altisonante”. Los viajeros ingleses y franceses del XIX nos retratan, también, como irrecuperables gandules, tan amables como peligrosos, ladrones y caballerosos, indómitos y disfuncionales. Defoe, en “Las nuevas aventuras de Robinson Crusoe” (1719) pone a su británico héroe, ya mayor, de vuelta a la isla donde ha dejado a una colonia española descompuesta por la “incapacidad” meridional para organizarse mínimamente. Recuerdo vagamente que Robinson viene a decir que se esperaba un caos así al dejar allí a españoles… ¿pero tanto?… Leches, los españoles levantamos un imperio, con muchas sombras y esclavos, pero también con universidades, juzgados, funcionarios…

A ver. Los testimonios de cómo éramos los españoles, catetos y desorganizados, sometidos a los curas, son abrumadores bien que sesgados, además, en una época en la que el chauvinismo de las grandes potencias no conocía límites y el romanticismo dictaba estúpidas filosofías nacional-raciales que los intelectuales de la época consideraban dogmas y que, increíblemente, aún perduran. Los españoles mismos hemos puesto gran empeño en cultivar una aureola de chapucerismo, cutrerío y caspa –Mortadelo y Filemón– alrededor de “lo español”, probablemente, en una comparación superficial con una idealizada Europa, imagen que no responde a la realidad.

Posada española en el siglo XIX.

A la hora de la verdad, debíamos ser bastante normales, solo que pobres. Y punto. A la que dejamos de ser tan pobres, algo que coincide con la democracia y la integración en Europa, somos europeos que, probablemente, no nos encajamos las curdas masivas que otros países supuestamente civilizados sí. Y eso marca diferencias. Somos algo más sanos en eso. Al tiempo que nuestro sustrato familiar sigue siendo más potente que en otras culturas, donde los hijos suspiran por cumplir los 18 y largarse de casa. Eso nos convierte en más solidarios en algunos aspectos. Más tolerantes con viejos y jóvenes, porque vivimos intergeneracionalmente.

Y somos gente, en general, cívica y solidaria. Con nuestras sombras, analfabetos fiscales, pero amantes del orden, la paz, y con una notable seguridad ciudadana. Al menos, comparándonos con lo que hay por ahí. Es algo que también sorprende a muchos periodistas extranjeros. La gran diversidad cultural y de toda índole que hay por aquí, y lo carente de respaldo de muchos estereotipos fijados a nuestra costa en el imaginario europeo. Así que si alguna vez tengo la suerte de ver la final de la Champions, y aunque en el fondo vaya con el Liverpool o el club más raro de Azerbaiyán, me cuidaré muy mucho de explicarlo, me enfundaré la bufanda blanca y me iré de cañas con gente normal, cívica, europea, decente… Y luego me tragaré el sapo de verles celebrar… ¡yo que sé!… la copa número 30 o 40 o 50…


Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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3 Comments

  1. Sr Besa, nadie, nadie es perfecto .
    Pero desde nuestra imperfección , lo made in Spain vende.
    Y este año por mucho que le pese , deportivamente, el color es blanco ,

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  2. https://www.marca.com/futbol/champions-league/2022/05/30/6294fd23ca474193708b4596.html

    Vídeo ilustrativo de lo que pasó. Sería interesante que alguien tradujera lo que se dice. El idioma es árabe si no me equivoco (no inglés por mucho que les pese a algunos.)

    ¿Por qué pone el autor de este artículo una foto con hombres blancos ingleses como protagonistas de los sucesos?
    Los principales responsables de las agresiones y robos ni eran ingleses ni españoles. Todos sabemos de dónde eran (lo han dicho varios testigos directos de lo ocurrido.) ¿Por qué no se dice?

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Responder a Robustiano Cipotón Cancelar la respuesta

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