free web stats

Lo que trajo de bueno la peste negra (1350)

Doctor Peste. Con las mascarillas de la época, que por lo menos, te alejaba el hocico del foco de contagio.

Cuando hablamos de epidemias hay que retrotraerse a la madre de todas ellas, al menos en cuanto al estereotipo popular, la peste negra, considerada la primera pandemia global y que asoló el mundo conocido entre 1347 y 1353. En Castilla estalló en 1349 y se estima que terminó con por lo menos el 30% de la población, con el rey Alfonso XI a la cabeza. En general, prima el consenso que estuvo provocada por la bacteria Yersinia pestis, causante de la peste pulmonar y la bubónica, con sus característicos y malolientes (cuando revientan) bubones negros en genitales y axilas, y sus necrosis de dedos.  Les ahorro detalles. Un asco.

Hay mucha obras divulgativas, quizá la más famosa la de Benedictow, de 2004, que se detiene especialmente en las consecuencias socieconómicas de la pandemia. En España y el occidente europeo, una consecuencia importante fue el reforzamiento de las ciudades. En los pequeños pueblos donde estallaba la peste pocos sobrevivían y son abundantes los casos de pueblos enteros que desaparecieron tras la epidemia, así que se produjo un importante movimiento de despoblación del medio rural y que favoreció a la corona en el secular pulso que mantenía con las grandes casas nobiliarias por la hegemonía política.

Los burgos eran zonas reales, donde la corona cosechaba buena parte de sus ingresos, en tanto nobles y clero obtenían sus principales rentas del campo. El trasvase demográfico fue esencial para reforzar la figura del monarca, dinamizar la economía de las ciudades, y andando el tiempo, facilitar así el advenimiento del Estado Nación.

Tampoco faltó el chivo expiatorio al que colgar el mochuelo: los judíos.  Ya podía decir el rey o el papa de Roma lo que fuera que los cristianos lo tenían bastante claro, desencadenando progroms por toda Europa que, a la postre, motivaron el endurecimiento de las medidas de getificación del pueblo hebreo.

¿Traerá consecuencias en el orden mundial la epidemia del coronavirus? Qué habrá chivos expiatorios eso es seguro. Ya me extendí al respecto hace unas semanas. Yo creo que, civilizados que somos y no viendo al personal con el ánimo de correr hebreos, los principales candidatos son los políticos, los de derechas para las izquierdas y los de izquierdas para el de derechas.  Y España para Torra, claro. Tampoco pasa nada. Para algo les pagamos…

¿Consecuencias de otra índole? Ya con ocasión de la crisis de 2008 tuvimos que aguantar a batallones de Jeremías que vaticinaban el fin del capitalismo. Aquello no podía ser, que por la voracidad de unos financieros nos fuéramos al paro en masa, que nuestro jornal perdiera una década en términos de renta y la desigualdad se disparara, no había país que lo aguantase. Tanta perfidia solo podía representar los clarines de un nuevo tiempo.

Nuevo tiempo que según la imaginación del tertuliano podía ser un libre mercado radicalmente intervenido, con un papel mayor del Estado y hasta el “empoderamiento” popular, pasando por el Jordán del comunismo, que para algunos, sigue siendo la panacea que nos salvará de todos los virus materiales e inmateriales, del cambio climático y la música regaeton.

Sí, bueno… Eso decían. En la práctica, les recuerdo, nos cayó un IVA al 21%, que lloriqueando Rajoy nos endosó prometiendo que en volviendo los buenos tiempos lo bajaría. Eso y un montón de deuda que aún andamos pagando. Hace 10 años, recuerdo.

Así que no atisbando el Jordán del comunismo ni “capitalismo de rostro humano” ni pepinillos en vinagre, invitó a ronda de cañas a toda Segovia si para San Frutos no tenemos el IVA al 24%. Por supuesto, nos dirán que es temporal, que lo bajarán “a la que se pueda”.  Que es para comprar mascarillas. Ya.

Con todo espero que alguna lección se extraiga. Por ejemplo, que esta política de externalizar en China e Indonesia la fabricación del material sanitario es una ruina. Creo que Europa deberá intervenir para señalar industrias estratégicas ni que sea al objeto de evitarnos este bochorno de andar mendigando mascarillas pagándolas a precio petróleo, y ojo la cara que pones, que para alguna vez que pueden apretar a los países ricos… Les recuerdo que el precio de este material se ha multiplicado por 265.

La peste vista por El Bosco.

Esa puede ser la parte buena. Una cierta revalorización de las industrias locales, al menos en los sectores estratégicos. Desde luego, si a la próxima nos hemos de ver cosiendo caretas con la tricotosa de la abuela y haciendo manualidades con vinilo, será para colgar de las farolas a más de uno.

La parte mala, ademas del IVA, será el refuerzo de las fronteras. Estamos acostumbrados que a la que pasa una gran desgracia por esos mundos de Dios, sean los europeos los que pagan ONGs, fletan aviones de material humanitario y ejerciendo de “hombre blanco” salgamos al rescate. Me da a mí que esto va a cambiar. Eso y la manía de algunos -y no quiero señalar- de comer murciélagos y pangolines… Esas cosas no pueden traer nada bueno. Eso, claro, si después de todo la UE subsiste.  Lamento decirlo, pero la única vez que la UE se ha movido con presteza ha sido para salvar los bancos. Cuestión de prioridades.

Acabo con la peste negra. El otro hito que trajo la epidemia fue el Decamerón, de Bocaccio. En medio de una Florencia asolada por la peste, la bella Fianmeta y seis damas de la buena sociedad topan en misa con tres galanes, y deciden confinarse en una idílica campiña por dos semanas. Durante diez días, conminados por el “rey de la jornada” los galanes y galanas se entretienen con historias, las más subidas de tono. Es lugar común que la obra plasma un cambio de mentalidad que en cierto modo nos anticipa el renacimiento. No estaría mal. Ya firmaba.

 

Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

Share This Post On

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *