Respondía la alcaldesa de Segovia, Clara Luquero, a su punto de vista sobre el fenómeno de la “turistofobia” desatada especialmente en Cataluña para arrimar el ascua a la sardina segoviana —no es el primer alcalde que enseña el banderín de su ciudad a los desconcertados visitantes para que les sigan hacia sus ciudades— y poner la alfombra roja a “los turistas que los catalanes no quieren” y ya puestos, hacer crítica de la corriente soberanista —“los nacionalismos son una epidemia del siglo XIX y tenemos que ser ciudadanos del mundo. Nuestra patria es la humanidad”, soltó— y ofrecer también los desangelados polígonos industriales locales “a todas aquellas empresas que se están planteando salir de allí porque no les gusta nada que Cataluña sea un estado”.
Con las puertas abiertas a todos, si, pero con límites, que la llegada masiva de turistas, atenderles correctamente y que usen los servicios públicos cuesta dinero “que afrontan los Ayuntamientos” así que cree que seria una buena idea establecer “algún impuesto razonable” a los turistas y como ejemplo recordó que en Tarragona las pernoctas, donde se hagan, tienen un euro de tasa municipal añadido a su precio. “Para ayudar a la conservación del patrimonio o promoción turística”, planteó.
La idea ronda la cabeza de Luquero desde que en 2003 se pusiera la frente de Cultura y Turismo aunque entonces se encontró con reticencias del propio alcalde y del responsable de Hacienda, así que el asunto se quedó aparcado hasta que, 14 años después y ahora como regidora, haya retomado la idea de sacar a los turistas un poco de su dinero para la administración local, “algo testimonial que reportara algo”.
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