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Ideas frescas

Aglomeración de vehículos y visitantes en Santo Domingo de Guzmán.

Me suelo dejar llevar en los periodos electorales, esa época en la que parece que mágicamente se hace borrón y cuenta nueva y las propuestas de los programas dibujan una ciudad de esas que pintan los niños en el muro del patio de colegio con sus casas sin desconchones y ordenadas, sus pajaritos cantarines, su río limpio y su arcoíris cruzando de punta a punta del cuadro. Y yo, ya un poco cascarrabias, como me permite mi DNI, que no acabo de verlo tan claro.

Por no liarme la manta a la cabeza me voy a quedar sólo con una propuesta general por aquello de que parece que todos los candidatos coinciden en su necesidad. Bueno, en realidad coinciden en casi todas que ya se habrá fijado que todos los programas se adaptan sobre la marcha al ritmo que que uno de los concursantes tenga la ocurrencia de turno que, si es graciosa u obvia, pasa a formar parte del ideario de los otros seis.

Que me pierdo. Quería fijarme en la necesidad de “crear aparcamientos disuasorios conectados a la ciudad mediante autobuses lanzadera”, una idea que está en boca de todos y cada uno de los aspirantes a alcalde al calor del enésimo atasco por turismo del pasado 2 de mayo y objeto de mayor debate que otros anteriores por aquello de que estamos en plena campaña.

No es novedad, amigos candidatos. La idea está en el último de los 823.217 Planes de Movilidad realizados en esta ciudad y en los anteriores. No obstante, ya he oído a más de uno asegurar que va a hacer uno nuevo en cuanto entre en la Alcaldía. Ahorrese el trámite y los gastos: Recomendará un túnel en Ortiz de Paz, excavar en la prolongación de Sancti Spiritus para hacer estacionamientos nuevos, regular Vía Roma alejando el tráfico de la plaza Oriental y quizá hacer otros nuevos parking poniendo un gran interrogante sobre la explanada de Velódromo. Más o menos. Por supuesto, meterá también la posibilidad de crear aparcamiento disuasorios situados en las principales entradas de la ciudad y en las inmediaciones de Guiomar.

Por hacer memoria, hasta recuerdo aquellos preparativos de la exposición de las Edades del Hombre de 2003 que planeaban los años previos en sus ratos libres el alcalde López Arranz y la concejala Pastor —caramba, dos concejales oportunistas que se hicieron con el Ayuntamiento con 2.000 votos y desgobernaron cuatro años. Lagarto, lagarto.— en los que hasta llegaron a designar y preparar parcelas para estacionamientos alternativos.

Entonces se explanó y hasta se echó zahorra en los baches, por ejemplo, en la finca destinada al Centro de Salud de Nueva Segovia —si, en aquellos tiempos ya se prometía el ambulatorio— y se adecuó, a la segoviana, con tierra compactada, el acceso desde la plazuela de Larra. Ni que decir tiene que allí no aparcó jamás un solo turista, ni con aquel alcalde, ni con el siguiente, entre otras cosas porque no se le dio publicidad, nunca se diseñaron sistemas de lanzaderas y total, lo de la exposición de El Árbol de la Vida no fue para tanto en términos de avalanchas de visitantes. Nada que los camareros-aparcacoches de algunos restaurantes, dos policías locales colocando la señal que prohíbe el acceso al recinto amurallado y mucha resignación de los segovianos no pudieran solventar en las jornadas clave. Como se hace ahora, vamos.

Es evidente que la solución a las invasiones turísticas de los fines de semana y puentes no tiene fácil solución aunque evitar que los coches de los turistas entren en los embudos de la ciudad parece el camino más obvio siempre que se acompañe de un eficaz sistema de frecuentes y eficaces lanzaderas y también de autobuses ordinarios —esto parece una broma en una ciudad que acaba de estrenar servicio en el que se han fijado unas frecuencias para los días festivos en las principales líneas que convierten el urbano en una alternativa a descartar— que se establezcan medidas prácticas de señalización para la orientación a los visitantes y que los autóctonos colaboremos con las medidas. Casi nada.

Vamos que necesitaremos: una Corporación concienciada con un asunto que requiere trabajo al unísono; un concejal de tráfico capaz de orquestar, planificar, implantar y hacer ejecutar con solvencia y agilidad las innumerables medidas necesarias; convencer al sector de la hostelería de que no es necesario que sus clientes lleguen con su coche hasta la misma puerta de sus establecimientos sin que monten en cólera anunciando el fin de los tiempos y la ruina de sus negocios; trasladar la misma idea a los propios turistas para que la tengan interiorizada mucho antes de que pasen por delante de la Ciudad Universitaria de camino a Segovia; y convertir al segoviano de Segovia en cómplice y colaborador de las medidas… Llámeme agorero, pero me temo que nos quedan muchos más puentes de atascos.

Oiga, que toda esta parrafada se refiere a uno solo de los muchos problemas “graves” que tiene esta ciudad pendientes de resolución, que si nos metemos en el resto la cosa se complica de manera exponencial. No, no es que no me ilusione el hecho de que pronto habrá una nueva Corporación repleta de gentes con, seguro, grandes intenciones de darlo todo. Es sólo que en el mural ese que le decía al principio a mi me salen nubes, los cantarines pajaritos no paran de mancharlo todo con sus deposiciones ácidas y también veo marrones, ocres y hasta brochazos de colores fríos.

Anda que si estoy equivocado y los que están en campaña resulta que tienen pensadas al detalle todas las soluciones y no están improvisando sólo para conseguir mi voto.

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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1 Comment

  1. Pero qué me dice señor Sanjosé, tenemos cabezas pensantes maravillosas en el ayuntamiento. De últimas, bolardo que se cargan y tumban, algunos se encargan de ello, desaparece de por vida (y no me hacen gracia, pero ayudan a los peatones, sobre todo a las personas más mayores y más impedidos físicamente para desplazarse, hay mucho cerril motorizado que no respeta nada). Además para facilitar una movilidad sostenible, ya se encargan de eliminar paradas de bus (San Facundo) y les falta tiempo para pintar de verde y hacer hucha con la supuesta ORA (regulación de tráfico por un tiempo limitado, convertida en juego-tragaperras con móvil; aunque estés a varios kilómetros de distancia puedes meter y meter euretes). En esta parada en concreto, el bus se orillaba sin estorbar el tráfico y subían los pasajeros, en la siguiente, los ‘Juzgados’, para en medio de la calzada y de golpe, con el consiguiente susto para el coche que está detrás y, de paso, prepara en horas puntuales buenos atascos. Nada, a esperar un nuevo Plan de Movilidad que ya tendrán preparados unos cuantos miles de euros para alguna empresa ‘especializada’. ¡Será por dineros!

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