La Diputación de Segovia trabaja en la protección del entorno provincial y la biodiversidad. Para ello, colabora con el Grupo de Rehabilitación de la Fauna Autóctona y su Hábitat (GREFA) en iniciativas orientadas a reducir la mortalidad de aves por colisiones con las cristaleras de las pistas de pádel instaladas en varios municipios de la provincia.
El Servicio de Asistencia a Municipios analiza cómo evitar estos incidentes en infraestructuras ya existentes o planificadas. Se ha identificado que las aves chocan contra los cristales debido a su transparencia, que les impide percibirlos como obstáculos, o al reflejo de árboles y zonas verdes en la superficie, que las confunde.
Para mitigar este problema, se recomiendan medidas preventivas y correctoras. En el diseño de nuevas infraestructuras, se sugiere usar vidrios visibles para las aves, como aquellos con recubrimientos que reflejan luz ultravioleta o técnicas de serigrafía con impresión cerámica. En las estructuras ya construidas, se pueden aplicar pinturas o vinilos que cubran el cristal sin dejar espacios amplios, priorizando el color blanco. También se propone instalar redes externas con mallas pequeñas que resistan los rayos ultravioleta y permitan la visibilidad.
La guía técnica “Edificaciones, cristales y aves”, disponible en SEO/BirdLife, ofrece más información sobre estas soluciones.
2 diciembre, 2024
Ah, las pistas de pádel, esos coliseos modernos donde las aves luchan contra su reflejo y pierden. Mientras Segovia lidia con la despoblación o el transporte inexistente, la Diputación centra su heroísmo en cristales con vinilos blancos y redes UV. Porque, claro, ¿qué sería de la provincia sin gorriones estrellándose? Un aplauso a la prioridad aviar, aunque las hembras, más sensatas, probablemente esquivan el patriarcado… y los cristales.
3 diciembre, 2024
Aunque para ti no sea una prioridad está bien la iniciativa y poner unas pegatinas en los cristales no agotará el presupuesto municipal para otros objetivos más de tu prioridad que, si no se hacen, no es por culpa de los gorriones