Sergio Jiménez pintaba el sábado los cerca de cincuenta metros cuadrados de pared del rocódromo de San Cristóbal de Segovia. Su diseño, un “skyline” segoviano en el crepúsculo, había ganado el concurso organizado por el ayuntamiento para decorar con grafitti este espacio. “sin contar la pintura de sellado, meteré unos cuarenta sprays, calculo que el domingo estará”, explicaba el artista.
Jiménez, vecino de San Cristóbal, forma pareja profesional con Pablo Sánchez, y tras diez años en el mundo del grafitti profesional desde su empresa Grafitti Company son ya todo un clásico de las paredes segovianas “hemos pintado el mural de la calle San Francisco, el campo municipal de la Albuera, en la Casa Joven, la Fundación Centea (en Roda de Eresma), el cierre del local de la Segoviana (Fernández Ladreda), el cierre del estudio de tatuajes Pura Vida, La fachada del taller Morecar en el polígono de Hontoria, Rubén Peluqueros (José Zorrilla), bar Clandestino, bar La Copa Bruja, fachada empresa Trackter en el polígono de Hontoria, entrada de la tienda Elasa (El Sotillo)”, explica.
Pero sus diseños segovianos son nada comparados con los trabajados desarrollados por el mundo, Madrid, Dubai, Alemania. “En Alemania pintamos un crucero y también hemos pintado aviones, oficinas, interiores”. Igualmente destacable es su trabajo para firmas como Canal +, Cuatro, Neox, Google, LG, DYC, ARCO, Oscar Mayer, Pfizer, MediaMarkt, Mutua Universal, Carhartt, Barceló, Disney, Nike, Ducati, Jonhson & Jonhson, Ministerio de Defensa… Una larga lista que denota que el empleo de esta técnica pictórica, nacida en las calles, es hoy un recurso que por versatilidad, resultados y economía resulta cada día más demandado para personalizar grises paredes, para dar vida a un espacio anodino, para aportar un chorro de arte a la vida cotidiana de nuestras ciudades.
Últimos comentarios