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Franco, en color

Pues tengo la tripita revuelta, así como cuando coges frío por salir de casa pensando que todavía es verano porque has visto solete pero en realidad hay 10 grados en la calle. Debe ser la visión del féretro de Franco. Resulta que hoy he visto en color las imágenes que recordaba en blanco y negro en las que salían aquellos señores que gritaban “viva Franco” con ardor patriótico y el brazo en alto y la musiquilla esa del “Cara al sol”, digo yo que ya con la camisa ajada y un tanto raída en cuellos y puños, además del insoportable olor a naftalina.

Bueno, si el gesto tiene algo de reparador bienvenido sea… Sinceramente, no sé si sacar los restos del dictador del Valle de los Caídos es de verdad un motivo de fiesta para las familias de los 30.000 hombres y mujeres que, bajo el epígrafe de “desconocidos” están allí enterrados o altera el dolor para los familiares de los miles de represaliados del brutal régimen impuesto durante cuarenta años en nuestro país. Feo, repugnante pasaje de nuestra historia, pero nuestra historia a fin de cuentas. Hay más periodos similares o peores aún si se mira más para atrás y ahí estamos, asumiéndolos como parte de lo que somos. Temo que no puede ser de otra manera.

Lo que si tengo claro es que Franco está estos días más presente que nunca en la vida de este país, que vuelvo a ver a los representantes de “las dos Españas” en la calle, con sus símbolos, sus consignas, sus cánticos, sus miradas de odio… Por cierto, hablando de símbolos: la bandera “del pollo” es preconstitucional, no debería salir nunca a la calle o al menos, no debería ser exaltada. La bandera tricolor es igualmente de otra época y carente de vigor, contraria a algo que he leído en la Constitución (pronúnciese con gravedad, llenándose la boca) sobre que España es una monarquía parlamentaria. Pues esa me la encuentro en una manifestación del 1 de mayo, en un partido de fútbol, en la fiesta de Villalar e incluso en actos oficiales con presencia de representantes públicos y nadie pone el grito en el cielo.

También me he encontrado hoy con que mi hijo, pese a ser estudiante de segundo de bachillerato, me ha confesado que en los 13 años que lleva cursando estudios oficiales nadie, jamás, nunca, le ha hablado en clase de la historia de España en el siglo XX y, curiosamente, con este lío de cambiar de sitio los restos del muerto, me ha pedido literatura e información, precisamente sobre ese periodo. Procuraré ayudarle a comprender aquellos cien años —todos— sin acaloramientos y situando las cosas en su contexto. A ver si consigo que “la historia, a base de conocerla, no se repita” que me decía aquel buen profesor que tuve una vez.

Lo cierto es que ahora tiene sobre la mesa diez o doce libros (para empezar) en cuyas carátulas aparece en grande el nombre de Franco, objeto de una formidable campaña de publicidad y como dice Aitor Esteban —caramba, estoy de acuerdo con uno del PNV por culpa de este asunto— “exaltado y coreado” por sus nostálgicos a la vista de los espectadores de los informativos de todo el mundo.

Lo que si me ha enojado es la oportunidad. Amén de que no soporto que nadie venga a darme lecciones de cual es el pensamiento bueno y cual es el malo, menos porque se coloque a sí mismo el cartel de poseedor de la verdad en base a no sé qué corriente de opinión en la que vivimos, me cabrea soberanamente el uso de este asunto para fines políticos disfrazándoles de espíritu de reconciliación.

Que el traslado del dictador se realice a dos semanas de unas elecciones generales sólo puede entenderse como un acto electoral; que la exhumación y traslado se retrasmita en directo durante cuatro horas largas y con imagen única servida por la tele nacional —caramba con la “exhumación discreta” que prometió el Gobierno— sólo puede entenderse en el mismo contexto aprovechando el indudable interés informativo que tiene el hecho. Que el presidente en funciones espere a las tres en punto para hacer la correspondiente “declaración institucional” únicamente pasa ante mis ojos como una cuña publicitaria, aunque no todas las teles hayan picado pinchándole en directo. Así yo también me ahorro las banderolas de campaña en las farolas. Que los mismos telediarios con los que comemos la mayoría de los españoles se dediquen casi de manera monográfica a este asunto es, para cualquier candidato, como 1.000 paseos, por lo menos, en hora punta por la calle Real besando ciudadanos y haciendo selfies…

Son casualidades, supongo. Fíjese que con esto de mover al dictador casi ha pasado desapercibida la publicación el mismo día, programada y con fecha exacta, de la Encuesta de Población Activa (EPA) que da cuenta de los peores datos para el empleo veraniego en siete años y ofrece la lectura clara de que la máquina del curro se está parando de nuevo y vienen, otra vez, vacas flacas, si es que alguna vez se fueron. Bueno, eso en el conjunto del país. En Segovia ya sabe que vamos al revés y en el estío nos ha ido relativamente bien en materia de empleo, aunque mucho es temporal, eso si.

Hablando de esto de las fechas y puestos a colocar el día en que se hizo justicia y se sacó a Franco de su mausoleo para meterle en Mingorrubio —ni idea, hasta ahora, de donde está ese sitio y la verdad, me importa un pito donde estén los restos del gallego— junto a otras efemérides le apunto que un 24 de octubre de hace 90 años fue el del inicio del crac del 29, aquel en el que la bolsa de Nueva York quebró y arrastró a la economía de medio mundo. También figuran en la historia del siglo XX las consecuencias directas que tuvo aquello.

Feliz día de fiesta. (Es San Frutos).

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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7 Comments

  1. Por mucho que paseen a Franco por el Telediario la realidad de hoy es el paro, trabajos lamentables pobreza de los jóvenes, sanidad y pensiones diezmadas.. Pedrito es sólo otro Zp, ya sabemos lo que traerá. Nada bueno.

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  2. Bueno. Pues una cosa menos. Sabemos que el PP no lo habría sacado nunca. Y ahora a votar, recordando el espectáculo lamentable de Maroto y Sotosalbos, el incumplimiento del acuerdo firmado de las 35 horas para empleados públicos, el pucherazo de Silvia Clemente, la descojonante regeneración de Igea, la versátil María Cuesta, Noemi Otero y su nepotismo, etc, etc, etc.

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  3. “Valdemingómez”, ja, qué gracia. Mingorrubio (Fuencarral – El Pardo).
    ¡Viva San Frutos!

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    • Bien. Veo que ya lo han rectificado. En qué estarían pensando …

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      • Ya ve lo que me importa donde esté el cuerpo en cuestión. 🙂 Gracias por el aviso. ¡En qué estaría pensando!

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  4. Vota PSOE. Vota 1936. A las mariscadas.

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  5. Fernando, felicidades por el artículo. Estoy de acuerdo hasta en las comas. Por favor, algo de sentido común en la sociedad de hoy en día, no vendría mal.

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