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Sánchez express

El presidente del Gobierno en funciones y candidato a afianzar el cargo, Pedro Sánchez, debía una visita a Segovia tras el plantón a los militantes de hace una semana, aquel día del “largo y tenso consejo de ministros” en el que se trató la exhumación de Franco (nunca he sabido si la “tensión” se debió a que había alguien en el Gabinete que ponía pegas o a qué exactamente) y lo ha pagado este 23 de octubre con una fugaz visita a la capital aunque en una hora y pico da tiempo a un mitin y a un paseo con selfies por la calle Real. Tarea realizada y a Salamanca y luego a Zamora. “Un día largo en Castilla y León”, quizá suspiraba el socialista.

Un grupo de adolescentes saluda a Sánchez desde la terraza de Santa Columba.

A ver, los de Moncloa hacen y deshacen a su antojo, ya se sabe. La convocatoria de la visita se hizo apresuradamente el día anterior y en menos de 24 horas cambió tres veces de programa. Primero era un paseo desde la plaza Mayor con acto electoral en Santa Columba; después sólo un paseo por la calle Real. Al final, todo empezó con el desembarco en San Martín, donde se acercó a los miembros de Aspace que, con una pancarta, reclamaban la tarjeta sanitaria para los niños con enfermedades raras y a los que prometió un Plan específico si Gobierna, siguió con un acto electoral en la Alhóndiga —local municipal muy poco habitual para realizar actos de partidos. De hecho, la sala alberga este mes una exposición de la Asociación de Fotógrafos Profesionales— para después dar un corto paseo, de 14 minutos, hasta el Azoguejo entre turistas, estudiantes y ciudadanos.

Sánchez saluda a la representante de Aspace, María de Pablos.

Qué le voy a decir. El “acto público” de la Alhóndiga, bastante previsible, tuvo unos cien espectadores. Difícil encontrar entre ellos a ciudadanos de “a pie” entre los alcaldes, concejales y candidatos. Cierto, era miércoles, por la mañana, y el aviso, ya se ha dicho, se hizo con poca antelación. Total, lo que había allí era la versión reducida de la representación que se quedó esperando el otro día en el hotel Santana y los periodistas, que esta vez si pudieron entrar. Hablaron como teloneros Clara Luquero y José Luis Aceves tirando de manual y de las “claves del día” esas que se mandan los partidos para mantener la uniformidad del discurso ante los micrófonos: un orgullo como demócratas sacar a Franco del Valle; el voto al PSOE como garantía para evitar el bloqueo y “Pedro, vuelve, pero como presidente, sin la coletilla de ‘en funciones’ que será lo mejor para todos”, pedía la regidora.

El secretario general del PSOE en su intervención en la Alhóndiga.

Sánchez prometió en su introducción hablar de Cataluña, el Brexit y la Economía, aunque se debió liar, porque sólo tocó el primer punto. Ahí van algunas frases: “La sentencia se produce por algo que ocurrió bajo un Gobierno del PP”; “Los independentistas están deseando que gobierne la derecha”; “Lo que ha habido en las calles de Cataluña ha sido un ataque de los independentistas a la sociedad española y los policías se han puesto en medio para defenderla” y “[si hubiera pactado con Podemos] estaríamos ahora en un Gobierno en discusión”. Para los de casa, el socialista prometió luchar contra la despoblación y “compromisos muy firmes con Segovia y Castilla y León”, además de renovar las pensiones.

Pues nada, al baño de multitudes. El paseo cumplió las expectativas en general, con paradas continuas que incluían besos y a Sánchez haciendo selfies —supongo que el chafardeo en redes sociales es más intenso si se cuenta que fue el presidente en persona el que encuadró—, asiáticos disparando sus cámaras con la misma fruición con la que fotografían ellos un monumento o una señal de tráfico —¿Qué tarjetas de memoria usa esa gente?— y jovenzuelas de excursión de instituto que se marchaban diciendo “pues es muy majo” y cosas así.

Dos adolescentes a punto de hacerse una foto con el líder socialista.

La verdad es que no todo fueron besos y vivas, que se oyó alguna voz aislada de “Viva Vox”, tres mujeres perfumadas se apostaron en un rellano para decirle de cerca “eres un chulo” con cara de “a este se lo digo yo, vaya si se lo digo” y hasta un sonoro “traidor” se escuchó sobre el bullicio. Pero lo cierto es que fueron casos aislados, que la popularidad del personaje pesa lo suyo como ha demostrado en todas sus visitas.

Público al paso de la comitiva socialista por la calle Real.

La comitiva pasó por el cascarón vacío del Cervantes, pero no se conversó sobre el teatro “que él ya sabe de sobra que hay que hacerlo”, según reconoció Clara Luquero; pasaron por el bar Volapié, gestionado por un dirigente de Vox pero ni siquiera sonó la dulzaina o el tamboril inherente al partido cuando sus miembros salen a la calle en grupo y ni siquiera —¡oh, no era tan famoso!— preguntó por la escultura del diablo de la cuesta de San Juan.

Dos mujeres, en saludo efusivo a Sánchez.

Y ya está. Se montó en su coche pero ni vi subfusiles ni maletines antibalas. Y mire que me fijé mientras la larga caravana se perdía entre los coches de la zona. Aceves respiraba satisfecho, la alcaldesa mantenía aún la sonrisa inmóvil y José Bayón (el alto cargo de Industria y secretario de la Agrupación socialista de Segovia no quiso perderse la ocasión) estrechaba manos para despedirse. Buena hora para ir a tomar un café expreso.

No falló la escena del saludo a un bebé.

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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2 Comments

  1. Eso le importa Segovia. Una hora. Un pimiento. El Presidente experto en defunciones. Otro día levanta a Fernando VII. Otro felón para la Historia de España que pactará en tres semanas con Erc,Cup, Bildu y Torra, Otegui, Errejón o Iglesias, o lo que sea su proclamación como nuevo Emperador. A por la Tercera República.

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  2. Hacer uso de un local municipal para un acto de partido no es lo más correcto.
    Entiendo que el resto de partidos que conforman el ayuntamiento pedirán explicaciones de inmediato.

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