El equipo del Balonmano Nava ha regresado este fin de semana a la competición tras el parón al que se ha visto obligado por el brote de covid19 surgido en sus filas. En su visita a Puente Genil, los naveros dieron todo lo que tenían aunque acabaron cayendo (28-24) acusando el bajón físico que todavía tienen sus jugadores, aunque quizá merecieran un mejor resultado.
El encuentro comenzaba con un tanteo igualado y con ambos conjuntos demostrando que saben aprovechar las transiciones ofensivas y liderar el marcador desde los costados. El mayor acierto de los locales, que aprovechaban la presencia de Javier García les ponía por delante y obligaba a Diego Dorado a parar el crono en el minuto 7. A partir del receso, los naveros ajustaban la defensa mientras Nicoló D´Antino colocaba dos tantos consecutivos para poner el 9-8 y provocar el primer tiempo muerto de los locales.
En el ecuador del primer tiempo, Juan Castro cogió los galones para mandar. El duelo se libraba al ritmo que marcaba el leonés desde el central, que con sus goles desnivelaba la balanza para poner el +3 a favor de Puente Genil. Vujovic, por su parte, se echaba al equipo a la espalda y desde el extremo izquierdo daba oxígeno a los blanquirrojos, que entraban en un intercambio de golpes del que conseguían salir airosos gracias al último tanto de Darío Ajo, que dejaba el luminoso 15-14 al descanso.
En la reanudación, Puente Genil salió mejor de los vestuarios aprovechando a Javier García en el pivote, y basándose en la buena circulación de balón de David Estepa y Juan Castro volvía a poner el +3. Los Guerreros empezaban en ese momento a notar el cansancio físico y la ausencia de competición en el último mes, pero peleaban sin dar por perdido el partido. Los pupilos de Dorado demostraban tener una amplia gama de variantes en ataque, y cada gol que conseguían llevaba la firma de un jugador distinto: Mota, Moyano, Bernabéu, Vujovic, Darío, Nicoló… pero las intervenciones del meta Ahmetasevic frenaron el intento de remontada.
Con los de Nava al límite de sus fuerzas, el técnico blanquirrojo daba entrada a Yerai Lamariano, inédito esta temporada. El eibarrés demostraba que no había perdido el nivel ni los reflejos en este parón por lesión, y tras dos paradas de felino, ponía al Viveros Herol a dos goles. Sin embargo, un gol de Mollino, que tocaba en la defensa, destrozaba los sueños de Nava por hacerse con un punto en tierras cordobesas. Manuel Díaz aprovechaba el último intento visitante con una defensa abierta para cerrar el choque desde el extremo derecho.
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