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Danzas tribales

Gina Aguiar dando las primeras explicaciones del caso Trípode, hace siete meses.

En algunos de los tebeos que leía de niño, a veces, aparecían referencias a tribus indígenas africanas y el principal riesgo era que cazaran al protagonista y lo cocieran vivo en una olla gigante, que era una cosa que me hacía estremecer porque me parecía que morir escaldado era una de las peores cosas que te podrían suceder por lo prolongado del sufrimiento. Caramba, puestos a morir en mitad del Congo, que sea rápido ¿No?

Pues eso me está pasando con el asunto de Gina Aguiar, mucho me temo que inevitablemente amortizada como concejala con responsabilidades en el ayuntamiento capitalino tras la sucesión de irregularidades, demostradas y con sentencia, unas, y aún presuntas, otras, en la gestión de contratos, también los de su propio hermano, pero mantenida por la alcaldesa en una lenta cocción, creo yo que innecesaria.

Porque Luquero sabe bien —y esto es lo realmente grave, que lo conoce— que lo que espera en las próximas semanas será la aparición de nuevos contratos troceados, nuevas cadenas de favores, y acuerdos en voz baja urdidos durante años de funcionamiento clientelar. Ojo a las nuevas denuncias que vienen para esta semana y las insinuaciones sobre acusaciones penales. La cuestión es cuánto tiempo pretende mantener a la oposición practicando danzas tribales alrededor del caldero mientras la concejala se retuerce esperando el inevitable final.

Ya hemos visto antes a Luquero en situaciones similares en las que ha intentado salvar a concejales que estaban en el disparadero tratando de aplicar el castigo mínimo como si esto fuera una cuestión de regateos. Lo hizo con Alfonso Reguera en medio del escándalo por las amenazas a un policía municipal: Primero trato de salvar al edil minimizando el encontronazo y proclamando que “aquí no ha pasado nada”, después quitándole la mitad de las atribuciones que tenía en el Ayuntamiento y finalmente, aceptando su dimisión. ¿Le suena? En el caso de Aguiar ya hemos pasado por la fase de negación y la de echar la culpa a los técnicos estamos aún en la fase de quitar sólo la mitad de las delegaciones y tratar de salvar los sueldos a pesar de que cuatro grupos políticos, 15 concejales, incluidos sus socios, piden que se marche.

Los argumentos de defensa, la verdad, no son muy firmes. Ahora resulta que el abuso de los contratos menores constituye la solución adoptada “de urgencia” para poder hacer la transición a la nueva Ley de Contratos. Dos años llevan en la adaptación. Esta es otra vez más que escucho a la alcaldesa soltar con naturalidad esa inaceptable teoría “política” de que las cosas pueden hacerse mal o siquiera medio bien a sabiendas si, según su criterio de gobernanta salvadora, se evita con ello lo que considera males mayores. No. La ley no es moldeable ni siquiera con buena intención.

Mención aparte merece la magnífica (siempre lo son) intervención del secretario provincial del PSOE, José Luis Aceves —el mismo que hace unas semanas andaba por Castilla y León animando abiertamente a procuradoras regionales a practicar el transfuguismo— usando el término “rastrero” para hablar de la oposición municipal e inventar escalones en la acción fiscalizadora de la oposición. Por ejemplo, esta campaña contra Aguiar es, según su criterio, “desmedida”.

Gloriosa es la parte en la que el de Coca se muestra escandalizado por el hecho de que Podemos ande entre los cabecillas del motín que al parecer eso “nadie de la izquierda segoviana lo comprende”. Cree el socialista, y además lo proclama, que Podemos debería callarse cualquier irregularidad e incluso ilegalidades que impliquen a otros progres de izquierdas, en todos los casos y sea lo grave que sea el asunto. Es toda una declaración de intenciones viniendo del líder provincial del PSOE.

Hombre, en su descargo, si cupiere, diré que el podemita, Guillermo San Juan, en su obsesión por aparecer siempre en primera línea y adelantarse a las acciones de otros partidos, le hizo al PP el “favor” de ser él el que destapara el desagradable asunto de mencionar que el beneficiario de algunos contratos ha sido el hermano de la concejala.

En la nota aquella, Aceves no fue capaz de encontrar un solo argumento de defensa de la actividad contratadora de Aguiar así qué, este político “dialogante y de acuerdos” y, como se ha visto, de generosa catadura moral se lio a esparcir nombres (o solo los cargos en algunos casos, por si las querellas, supongo) de cercanos al PP, insinuando sin aportar una sola prueba que esas sí son contrataciones a dedo en la Diputación y hasta en el Ayuntamiento, gobernado por el PSOE hace 18 años.

Digo yo que en el grupo socialista de la diputación o del ayuntamiento estarán exultantes de alegría por la intervención del secretario en sus competencias directas aunque deberían estar acostumbrados porque la actividad del diputado nacional en los últimos dos años es mucho mayor en asuntos relacionados con la Junta, la Diputación o los ayuntamientos, que en el propio Congreso de los Diputados, donde tiene silla (y buen sueldo) aunque eso no le permitiera, por ejemplo, ni enterarse siquiera la jugarreta del Centro Logístico de Defensa.

Bueno, eso es otro guiso. Lo cierto es que, a fecha de hoy, a Luquero no parece impresionarla la avalancha de acusaciones que afectan a su concejala estrella y tampoco parece tener miedo de que una defensa demasiado cerrada de lo que parece indefendible acabe por llevarla, también a ella, directamente a la olla. ¿Es que sólo yo leía aquellos tebeos en los que los indígenas acababan metiéndose una merendola?Aguiar, junto a un coche oficial del Ayuntamiento.

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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7 Comments

  1. Los mandingas del Psoe siguen bailando alrededor de la olla tratando de marear la perdiz y escurrir el bulto. Que pase el tiempo. Se trata de no dimitir por nada.

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  2. Excelente reflexión de Fernando Sanjosé. La dimisión a tiempo de la concejala ahorraría el bochorno que supondrá hacerlo forzosamente ante la moción del PP en el próximo pleno y también la vergüenza ajena del PSOE ante la ciudadanía.

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  3. Muy bien redactado y explicado, como siempre. Un 10.

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  4. ¿Quiénes precedieron a Aguiar en la concejalía de Cultura? ¿Estas prácticas son de la etapa de Gina o son heredadas?

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    • Me temo que quien hace esta pregunta ya se sabe la respuesta.

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  5. Aunque la concejala no dimita, el mal ya está hecho. Siempre habrá una sombra de duda sobre su profesionalidad.

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  6. Muchísima, demasiada gente en Segovia depende económicamente del ayuntamiento. Así se ganan elecciones. Media plantilla no tiene puesto fijo (porque no han querido sacar las plazas) y por otro lado esto de los contratos de cultura. Lo del hermano de Gina no es un caso aislado. El montaje de escenarios siempre lo lleva la misma empresa, año tras año. El programa de animación a la lectura la misma persona. El taller de teatro igual. Con caras que aparecen además, en otros proyectos puntuales. “Vete al fresco” lo mismo, siempre los mismos…. tooooooda esa gente “come” del ayuntamiento. Con contratos de dudosa legalidad -por ser políticamente correctos-, pagados con el dinero de todos que, entre otras cosas, compran votos. A ver quién desmonta lo uno -lo de los empleados- y lo otro -lo de los contratos-. ¿O alguien se cree que Clara Luquero recibe votos por su gestión?

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