free web stats

Campaña electoral XI. La publicidad

El adelanto electoral del año pasado en la Junta de Castilla y León rompió la cadencia habitual que, desde hace décadas hasta ahora hacía que se celebraran a la vez esos comicios y los municipales. Esta es la primera vez que se produce esta separación y eso se nota en el esfuerzo publicitario de los partidos durante esta campaña, en la que los fondos disponibles se evidencian más reducidos y se centra el foco en la disputa de la capital sin apenas campañas específicas en los pueblos.

Un camión topa con cartelas en José Zorrilla. Foto: FB ‘Vivir Segovia’.

Además del uso de numerosísimas cuentas en las redes sociales como potente —y barata— herramienta de difusión de la actividad y los mensajes de las candidaturas, se mantienen vigentes clásicos como las banderolas de las farolas en las vías principales y las marquesinas de los autobuses urbanos, en las que se intercalan los rostros de la socialista, Clara Martín, el popular, José Mazarías, y en menor cantidad pero con profusión, la de la aspirante de Ciudadanos, Noemí Otero, que está realizando un esfuerzo notable en el aspecto promocional durante esta campaña, a la altura de los dos “grandes”.

Casi como una rareza, sólo en la segunda semana y en farolas muy concretas y contadas, se asoma también la número 1 de Vox, Esther Núñez,  decidida a hacer una campaña low cost mientras que las seis formaciones que concurren han pegado carteles, como toda la vida, en los paneles gratuitos diseminados por la ciudad. Las fotografías a gran tamaño aparecen, en general, bastante ordenadas y respetando el espacio del resto, que aquello de arrancar o tapar el cartel del otro cuando la cola aún estaba fresca parece haber pasado a la historia. En este ámbito del cartelón tampoco faltan las pancartas “de farola a farola” en entradas de la ciudad que coloca IU con el rostro de Ángel Galindo desde hace años o las que el Podemos de Guillermo San Juan ha colgado en algunos balcones.

Los tres con mayor presupuesto ya citados recurren igualmente al bombardeo con las tradicionales cuñas de radio, locutadas directamente por las candidatas en el caso de Otero y Martín, pese a que la lectura de textos en voz alta no es precisamente el fuerte de la socialista y uno imagina largas sesiones de grabación para llegar al mensaje definitivo, mientras que en las de Mazarías, los mensajes descansan sobre la pegadiza canción de campaña —“Lo mejor para Segovia”— algo que sólo tienen los conservadores y que se ha convertido en algo parecido a un himno para los integrantes de la lista conservadora que la cantan y bailan en cuanto hay ocasión para ello, como hicieron, por ejemplo, en el mitin del lunes. IU y Podemos también salen en las radios, aunque menos a menudo, en la misma proporción que se mantiene también en los periódicos, tanto en papel como digitales.

Ya sabe que recurro a la palabra castellana “mercadería” para referirme a los obsequios publicitarios con los que se agasaja a los ciudadanos a los que los candidatos “asaltan” en la vía pública. No crea, tampoco hay tanta diferencia respecto a hace 40 años: hay pines y chapas, mecheros, bolígrafos, globos y adhesivos, junto a algunos cachivaches como fichas de plástico para meter en los carritos de los supermercados en vez de la moneda de turno que regala el PSOE y cosas así. Lo más novedoso entre tanto cacharro clásico —y ya dejó de serlo— son las pulseritas de tela, ajustadas medidas creadas para atar en la muñeca que representan, desde banderas de España a la de la ciudad, las de los colores del arco iris o las de color “rojo PSOE” con las que distinguir la inclinación a un grupo u otro de su portador. Por supuesto, hay panfletos, volatinas y hasta programas electorales, aunque en su versión “de bolsillo” (ya sabe, tapa blanda y grapa) que de las de encuadernación “de lujo” sólo las han hecho PP y PSOE y la broma no ha sido precisamente barata, lamentan los productores de la campaña socialista, así que la tirada no ha pasado del medio centenar.

Mención aparte merecen los conductores de los vehículos dotados de megafonía para llevar los mensajes a todos los rincones, un campo en el que desde aquí rendimos sentido homenaje a las parejas de Noemí Otero y Esther Núñez, a los que es fácil ver al volante de esos vehículos. Piense que cuando pasan por su barrio usted escucha un mensaje fugaz pero el que va en el coche lo sigue oyendo todo el tiempo, así que el trabajo de apoyo resulta admirable.

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

Share This Post On

Submit a Comment

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *