Creo que fue ya en los años 90. El concejal de turno dedicó sembrar la ciudad de “bolardos” en defensa de las peatones frente a la invasión de las aceras por los coches de conductores incívicos. Ahora que soy peor pensado que en aquellos tiempos, y visto lo visto, me plantearía si no habría comisiones de por medio, ante el exceso de suministros que se produjo. Sin duda apoyo que las aceras sean para los peatones, pero no creo que los bolardos asesinos sean, ni la mejor, ni la única solución ese problema. A veces es mejor que un vehículo, un taxi por ejemplo, invada con dos ruedas la zona peatonal durante la descarga de unos clientes, que no que se pare en medio de la calzada impidiendo la circulación de los que le siguen. O que parte de la carrocería de un autobús urbano, al realizar un giro, penetre levemente en la zona peatonal, respetando, lógicamente, a los viandantes, que tener que hacer la maniobra de marcha atrás porque un bolardo le impide pasar, como ocurría, durante mucho tiempo, en la entrada a la calle Colón.
No tiene ningún sentido que existan bolardos en las aceras junto a las que se permite aparcar y solo son un incordio que ocasiona molestias e incluso daños, tanto a vehículos como a personas. Son frecuentes las abolladuras en carrocerías por falta de visibilidad al abrir las puertas, por ejemplo, o al aparcar. Pero también son muy numerosos los golpes en las piernas, o en partes mas sensibles, según la altura, a los peatones despistados que utilizan las aceras concurridas.
Hace unos años se aprobó en un pleno una propuesta para ir retirando selectivamente los bolardos que no se consideren imprescindibles. Se comenzó por la acera de la calle Colón, a lo largo de la acera derecha, donde aparcan los autobuses, lo cual supuso una mejora significativa. Aunque no fue completa porque todavía sobran algunos en esa misma calle.
En mi opinión, sería prioritario suprimir todos los bolardos de las calles Serafin, Cronista Lecea, Ildefonso Rodríguez e Infanta Isabel (calle de los Vinos), Marques del Arco y otras, que son totalmente innecesarios y un peligro de golpes para los peatones como se puede apreciar a diario. Esperemos que, aunque sea lentamente como suele ocurrir en este Ayuntamiento con las cosas de la movilidad, se siga avanzando en la retirada de estos agresivos elementos que solo benefician a los talleres de reparación de vehículos, como me confesaba el propietario de uno de estos.
Y en este aspecto se llevan la palma los famosos flanes de granito de la Cuesta de los hoyos, que parecen colocados exclusivamente para ese fin, porque no sirven para otra cosa y espero que se retiren con la cesión de esa vía al Ayuntamiento.
Otro tanto ocurre con sus homólogos de la calle Doctor Velasco, a ambos lados de la puerta de san Cebrián, que también causan mas perjuicios que el beneficio de impedir aparcar al borde de esa calle, porque al estar demasiado próximos a la calzada, al menor despiste se produce el choque contra ellos, con nefastas consecuencias para los vehículos, en el mejor de los casos.
De todas formas, no hay que olvidar que todo este material es reutilizable, en otros lugares, y que eso tendría que valorarse y controlarse si se produce su retirada.
También en aquella época se instalaron, en diversos puntos del centro de la ciudad, casetas de servicios higiénicos, para cuya apertura se requería una moneda, y que finalmente fracasaron y se acabo retirándoles. Se supone que se habrá estudiado convenientemente la nueva propuesta de instalación de inodoros para que no ocurra lo mismo. De momento, no veo que se haya tenido en cuenta la existencia de servicios higiénicos, públicos, en los aparcamientos de Padre Claret, Avda. del Acueducto y José Zorrilla, algo que seria conveniente publicitar adecuadamente.
5 mayo, 2025
Si tanto le importa usted quitar bolardos, dígaselo a los de su partido y así trabajan un poco por la ciudad, porque trabajar, lo que se dice trabajar, nada de nada.
5 mayo, 2025
Pero cuidado. Antes de retirar nada habría que pensar qué solución tomar. Porque tenemos mucha costumbre de hacerlo al revés y así nos va, pasando el día lamentándonos.
6 mayo, 2025
No sintiendo yo especial manía a los bolardos, añado que a día de hoy son además antihigiénicos, ya que son uno de los objetivos favoritos de los perros (incluido el mío, aunque intento no dejarle pero aprovecha despistes el jodío). Esto deja las aceras con regueros de pises, un bolardo detrás de otro, algunos más mancillados, pero en general el 99% meados. Y que no me venga nadie con lo de la botellita, yo la llevo, pero no veo a nadie más, la gente me mira hasta raro cuando la saco… Respecto a los flanes de granito, toda la razón, pasado el arco de San Cebrián en Dr Velasco solo sirven para destrozar coches o para que los peatones jueguen a Humor Amarillo.
5 mayo, 2025
¿Suprimir bolardos en algunas calles?. ¡Habría que suprimirlos en todas las calles!. Los golpes y caidas de peatones que se producen por culpa de esos artilugios son innumerables, y algunos muy graves, que precisaron hospitalización durante muchos meses, e intervenciones quirúrgicas graves. Y estoy pensando en una compañera de profesión, de nombre MC. Además, actúan en plan traicionero, cuando te paras a saludar a un conocido o amigo, muchas veces te tienen que advertir de que tienes un engendro de esos a tu espalda, para evitar el que sufras un accidente. Y todo lo anterior, sin olvidar los daños materiales que se producen en los vehículos por maniobras, al quedar ocultos de su campo visual.
Los puso un alcalde del PP… que los quite otro alcalde del PP.
¿Quitar los bolardos? ¡De todas las calles!
5 mayo, 2025
Ha gobernado el Marqués durante años en Segovia y ha puesto todos los bolardos que ha querido. Váyase a la calle del vino…
5 mayo, 2025
Pocos hay y cada vez menos. No se preocupe usted don Luis y los partidarios de campar a sus anchas y ocupar cualquier espacio para toma el vermú.
Ni se controla la circulación de vehículos en zonas restringidas, ya no se corta el tráfico aunque esté colmatada la ciudad y no se reponen los bolardos que caen en choque, generalmente por ir ‘despacio’, pues se arrancan a cuajo, o ‘desaparecen’.