Posted By Redacción on 18, Jun, 2016

Fin de curso en la Academia de Artillería para los cadetes alumnos que han completado el 5º curso de la enseñanza militar para acceso a la escala de oficiales y el tercer curso de la escala de suboficiales. El viernes 17 de junio, en la tradicional ceremonia militar en el patio del colegio, recibieron sus certificaciones académicas de la mano del coronel director, Javier Alonso Bermejo. Eso en una mesa, que en la otra, los concejales de Segovia con la alcaldesa al frente libraban otro segundo diploma, el de segovianos honorarios, que según la tradición se entrega a todos los alumnos que concluyen su formación en la academia militar.

Precisamente, la presencia de la alcaldesa, la primera oficialmente desde la controvertida medida de ordenar la retirada de la bandera artillera que tradicionalmente cubría a la Virgen del Acueducto, añadía un cierto morbo a la situación, o al menos, el suficiente como para estar especialmente pendiente de sus palabras. Y es que es tradición que la alcaldesa dirija a los cadetes un parlamento protocolario para agradecerles su paso por Segovia. Y como de tradiciones iba la cosa, el parlamento de Clara Luquero se centró en recordar la “tradición ilustrada” que está en el origen de la creación del centro castrense, destacando que gracias a la Academia las ciencias penetraron en la ciudad. También la tradición de “grandes héroes de las Fuerzas Armadas”, empezando por Daoíz y Velarde, pasando por José Antonio Méndez, precursor del paracaidismo y que recientemente fue objeto de un homenaje por el consistorio segoviano. Alusión también a la tradición de servicio público de los militares. Motivos más que suficientes como para justificar la tradición de conceder la “segovianía honoraria” a los cadetes, o como recordó Luquero, la medalla de oro de la ciudad.

Eso sí, de la tradición de la bandera ni palabra. No se nombra la soga en casa del ahorcado.

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