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A vueltas con el tapabocas

O la alcaldesa y su equipo maneja información muy muy privilegiada y saben que en junio esto del coronavirus será un recuerdo y por lo tanto, tener un programa de fiestas para San Juan significará dar un pelotazo tremendo al ser la única ciudad que tendría fiestas, o es que se han atascado otra vez en la toma de una decisión, enfrascados en su conocido “esto se anuncia cuando lo diga yo”, aunque sea a costa de transmitir la idea de que el Ayuntamiento anda un tanto desubicado en medio de esta crisis. ¿Recuerda la última vez que el gobierno local ha comparecido en una rueda de prensa? Fue antes de la alarma, hace 38 días.

Estaba en las fiestas: Han suspendido los San Fermines, que atraen a miles de personas de todo el mundo a Pamplona; se han resignado los sorianos a no sacar los toros; no habrá fiestas del solsticio en el Levante, en Menorca, o en Burgos… Hay muchas más localidades que ya se han rendido.

Por eso sobra mantener un solo minuto más la supuesta incertidumbre sobre los festejos de Segovia o sobre un eventual programa “alternativo” aunque confieso que tengo poca fe en que exista una propuesta paralela convincente sobre todo porque cabe suponer que sería a base de internet, dibujos infantiles y cánticos por la ventana. O parecido.

Eso si, hay que asumir que suprimir las fiestas de la ciudad tiene daños colaterales. Porque para quien sí será una catástrofe es para los centenares de personas que viven de explotar las ferias; de los montajes, producciones y celebraciones de conciertos y espectáculos; de tirar cohetes al aire o de vender bebidas y comidas al rebufo de la fiesta, entre otros.

Digo esto porque ya hay quien lleva días —asociaciones empresariales y también de los grupos de la oposición— dibujando la suspensión de cualquiera de los actos de la Concejalía de Cultura como si prescindir de ellos fuera inocuo. No lo es. Por muy revisable que sea la filosofía y propuestas del departamento de marras. También andan esos sectores recolocando a su manera las partidas presupuestarias, de fiestas en este caso, y exigiendo que se conviertan en ayudas a sectores muy determinados sin tener en cuenta a todos los afectados. Ciertamente, cuando la alarma sanitaria deje paso a la alarma económica va a ser más complicado el “Juntos salimos de esta”.

Por otra parte, hay cierta presión —más ruidosa, histriónica y populista— de quien exige que esas partidas de fiestas, que digo, todas las de Cultura, se empleen, para empezar, en la compra de mascarillas para todos los ciudadanos, por si las autoridades sanitarias acaban de aclararse sobre la conveniencia o no de usarlas y por si el desconfinamiento estuviera cerca, que eso no se sabe.

La medida se antoja ciertamente populista, más cuando en los buzones se suelen introducir también misivas que firma el regidor de turno “que tanto se preocupa”.

Lo cierto es que ayuntamientos de toda España y de la provincia también se han lanzado a hacer compras nada baratas para poder llegar a los buzones o a la puerta de cada vecino tras repaso a los padrones y que todo el mundo tenga en su casa una o varias mascarillas —depende de que el ayuntamiento de turno quiera gastarse sólo una pasta o un pastizal— para un regreso “seguro” a la calle que, de momento, está a 18 días, salvo extensiones más que probables, especialmente en esta provincia.

Es definitivamente exagerado que El Espinar gaste 50.000 euros en mascarillas y pague a dos euros cada una de las 10.000 repartidas a sus ciudadanos (las otras 40.000, que no se lavan, a 0,70), como lo son las compras realizadas por La lastrilla, también para todos sus vecinos y no le cuento por Carrascal de Río. Por cierto, el Gobierno acaba de limitar el precio de las protecciones a 0,96 euros.

Quizá sería más provechoso que, con la calculadora en la mano y de forma realista comenzaran ya a establecerse por acuerdo de los grupos políticos lo más unánime y juicioso posible, las líneas de defensa contra la quiebra económica que acecha y en la que cada administración deberá medir al milímetro la mejor forma de utilizar cada uno de sus euros.

Mucho mejor que esperar “a ver qué pasa” aunque sea con la mascarilla puesta.

Author: Fernando Sanjosé

Segovia (1967). Periodista.

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4 Comments

  1. Como pollos sin cabeza, don Fernando. Populismo puro y duro, cada político por su lado… y cada día que pasa más.

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    • Necesitamos profesionales en gestión para poder solucionar los problemas (en Segovia y en España), gente de Estado que entienda la problemática en su conjunto y no sea partidista. Aquí no se trata de encontrar votos, se trata de mirar por el bien de TODOS los segovianos y de TODOS los españoles, y los continuos errores de nuestros gobernantes nos están matando poco a poco…

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  2. Populismo es cuidar de la poca población que queda en SG? Parece que no hay mascarillas en farmacias. Hay que acercárselas a los ancianos a sus casas??? No?. Luego con traer a la Pikante y 400.000 euros en imprescindibles fiestas, todo arreglado. Eso sí, 600 segovianos ya no podrán opinar nada.

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    • Pero tan difícil es decir, no hay fiestas? Tan difícil es decir, el dinero se empleará para ayudar a las empresas y familias en lo que se pueda?

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