Esta mañana he visto una bandera republicana colgada de un balcón, mal sujeta con unas pinzas de tender la ropa. Le faltaba color, desteñido ya por el sol o por el paso del tiempo, que al final es lo mismo. He pensado que esa bandera lleva más historia que la mayoría de nosotros. Que ha vivido más que muchos políticos. Y que cuelga ahí, como quien no quiere molestar pero sí hacerse notar, como diciendo: “Aquí estoy. No me olvides”.
He bajado a por el pan (el de siempre, aunque hoy no estaba crujiente) y la señora de la panadería ha dicho que hoy era “el día ese de la república, ¿no?”. Lo ha dicho como quién recuerda que tiene que comprar detergente. A su lado, un señor ha asentido con un “sí, eso fue antes de Franco”. Lo ha soltado con esa solemnidad absurda que acompaña a los datos vagos. Luego han hablado del Real Madrid y de Mbappé. España en miniatura: la república, el dictador y la jornada de Liga, todo en la misma conversación.
Y sin embargo, el 14 de abril tiene algo. Algo de promesa no cumplida. De país que quiso ser otro. Fue el intento de tomarnos en serio, aunque acabamos rompiéndonos en mil pedazos. Había una idea detrás: educación pública, justicia social, igualdad… pero claro, eso no cabía en los titulares. Era más fácil gritar que leer. Como ahora.
Pienso en mi abuelo, que no era de hablar de política pero que se emocionaba cuando oía aquello de “Ay Carmela”. No estoy seguro de si era republicano, pero le habría gustado vivir en un país donde no importase lo que uno era, sino lo que uno hacía. Donde no te miraran raro por decir que crees en la cultura, en la sanidad pública o en que nadie debería heredar un trono por nacer en una cuna con cortinas doradas.
En días como hoy, me gustaría que la historia no fuera solo una asignatura, sino un espejo. Que sirviera para algo más que para rellenar exámenes tipo test y entendiéramos que hay fechas que no son solo recuerdos, sino advertencias. Que no todo lo que pasó está tan lejos como creemos.
He vuelto a pasar por el balcón de la bandera cuando regresaba a casa. El viento ya la había soltado de una esquina. Colgaba triste, pero digna. Como si supiera que no hace falta estar perfecta para seguir siendo símbolo. He pensado en llamar al timbre y decirles que se les ha caído un trozo de memoria. Pero me ha dado vergüenza.
Quizá mañana lo haga.
O el próximo 14 de abril.
14 abril, 2025
Desde la atalaya del centralismo nacionalista español —ese baluarte que vela por la unidad indivisible de la patria mientras toma café con leche en la Plaza de Oriente—, este artículo se nos antoja un ejercicio melancólico de nostalgia periférica, un poema en prosa para una bandera sin Estado, sujetada con pinzas de ropa y descolorida como el ideario que representa.
Qué manía con resucitar fantasmas de la historia, como si el 14 de abril no hubiera acabado ya en el rincón de los trastos sentimentales, junto con las chapas de “No a la OTAN” y los vinilos de Jarcha. Mientras el pueblo soberano discute sobre Mbappé, la Segunda República aparece como una exnovia idealizada: nunca funcionó, pero ay, qué bonitos eran los principios.
Se diría que el Sr. Marcos sufre una especie de síndrome de Estocolmo con una utopía frustrada: se emociona con “Ay Carmela”, desconfía del BOE monárquico y añora un país que no le mirase raro por defender la cultura. Qué osadía: ¡como si España no fuera ya líder mundial en festivales de reguetón subvencionados!
En definitiva, este texto es el equivalente literario de colgar una bandera republicana en un barrio donde lo más revolucionario es pedir pan integral. Tranquilos: la historia ya es espejo. Pero para muchos, lo único que refleja es que algunos aún no han entendido que la costura que mantiene unida a España no se sujeta con pinzas de plástico, sino con una Constitución que, les guste o no, aguanta mejor que esa pobre bandera deshilachada.
14 abril, 2025
Gracias por tomarte el tiempo de leer el texto con tanta atención y dedicarle una respuesta tan bien escrita. Coincidimos en algo: la historia ya es un espejo. Y como buen espejo, no siempre devuelve el mismo reflejo a todos los que se asoman.
El artículo no pretende cambiar costuras constitucionales, ni proponer revoluciones desde el tendedero. Solo recordar que hay símbolos que siguen despertando emociones, aunque ya no gobiernen nada.
Si a veces idealizamos el pasado es porque el presente no siempre nos convence del todo. Pero tranquilo: también me gusta el pan integral. Y no tengo nada en contra de Mbappé, salvo cuando falla delante del portero.
Un saludo y gracias, de nuevo, por leer (y por escribir).
14 abril, 2025
Me han llamado la atencion varias cosas, referentes a esa bandera.
Supongo sera un montaje, pues de otro modo no puedo explicar como alguien llego a realizar esa bandera, a saber:
La bandera de España, lleva las franjas en horizontal, no en vertical.
El escudo nunca va en psentido paralelo a las bandas, sino perpendicular.
El colmo, bandera republicana con escudo monarquico.
14 abril, 2025
Ojo agudo sin duda. Obviamente la foto es un montaje. Y la historia mitad fábula, mitad vivencia. Abrazo fuerte y gracias por leerme.
14 abril, 2025
Esta claro: República supone retroceso, totalitarismo, lo peor hasta llegar a 1936. A una Guerra de hermanos. En España equivale a dictadura comunista y cientos de miles de españoles muertos en una Guerra Civil cruel, que degeneró en la posterior terrible dictadura de Franco. La gente normal prefiere nuestra Monarquía Constitucional, liberal, moderna y democrática. Al fin y al cabo nunca en muchos siglos ha habido 50 años de paz, prosperidad, riqueza y libertad en la Historia de España como ahora. Y se lo debemos a todos los que hicieron la Transición con altura de miras, al pueblo por su sensatez y al Rey. Terrible que alguno vuelva a mencionar la palabra República en España idealizando sus desmanes. Los cadáveres de los muertos de los dos bandos de aquella época, se retuercen sólo de escuchar lo que supuso el experimento fallido.
15 abril, 2025
Celebrar esto es igual de anacronico y sin sentido que la falange celebrando el 20N…gente nostalgica que quiere vivir en un pasado idealizado
15 abril, 2025
Ayyyy Marcos, Marcos … Claro ejemplo de la España extinta, rancia y llena de sabandijas. Cuándo avanzareis los que tanto añorais a la España fragmentada… Los que preferís restar antes que sumar. Que gran paso atrás dan los países con gente como tú, o tus homilías!! El español de a pie no busca rencillas, adiós o enfrentamientos, lo que quiere es trabajo y casa. Quitando los radicalismos nadie quiere luchas de un siglo atrás. Avanza, modernízate y coge aire para el futuro.