Un comunicado de la Subdelegación de Gobierno de Segovia, informa de la intervención del equipo de rescate en montaña de la Guardia Civil (EREIM), con base en Riaza (Segovia), para auxiliar a unos montañeros.
La salida se efectuó al cresterío de Claveles, en el macizo de Peñalara. Todo quedaría en una salida más para prestar auxilio a unos deportistas, sino fuera por la lectura detenida del comunicado: “uno de ellos no llevaba crampones y ninguno de los dos llevaba piolet”. Para más inri continúa la información indicando que la tarea de guiarles a través de la cresta fue muy complicada al “no poseer los montañeros los conocimientos adecuados al nivel que exigía la zona”. Cualquiera que conozca el paso de Claveles sabe de su complicación; con hielo más.
Lo menos que se le viene a la cabeza a cualquiera que conozca la montaña, consciente de la estación anual en la que estamos y de las condiciones climatológicas de este año, es la de ¡irresponsabilidad! Una total falta de previsión y de reflexión.
Hace ya unos veinte años, la primera autonomía en abrir la olla a presión de los siniestros en montaña fue la catalana. La Generalitat estudiaba un posible cobro sobre algunos rescates. Pagos que se realizarían, sobre todo, en actuaciones en las que las personas rescatadas o salvadas no portaran la equipación adecuada para la actividad o si se solicita el servicio sin un motivo justificado. La FEEC (la federación que aúna a todos los clubes de Cataluña) realizó gestiones y se les aseguró que los deportistas federados estarían exentos.
De los accidentes contabilizados entonces, las tres cuartas partes carecía de cualquier tipo de seguro de cobertura en montaña y menos del 10% de los accidentados estaba en posesión de licencia federativa.
Interesante debate que, aun hoy, sigue de lo más vigente. Mas si tenemos en cuenta las informaciones que encontramos a diario en los medios de comunicación sobre “rescates” un día sí y otro también. “Rescates” entrecomillado, pues muchos son simples salidas a por el despistado de turno.
Hemos podido leer alguna entrevista con los grupos de intervención de la Guardia Civil, que hablan de “gente de fin de semana que no está preparada ni física ni mentalmente; que desconoce la zona, no lleva material y encima suele ir sola para correrse su aventura…”. Un ejemplo significativo es el bajo índice de rescates en sitio difícil. Aunque la noticia referida lo sea en este caso. Y lo son en muchas de las informaciones que los medios de comunicación recogen, por ser más ‘comerciales’.
Las IV Jornadas de Responsables de Seguridad en la Montaña de Palencia, celebradas en año pasado, acordó solicitar a la Federación Española de Deportes de Montaña y Escalada (FEDME) la creación de un instituto observatorio de accidentes. Incidiéndose en las estadísticas de seis millones de practicantes de deportes de montaña y recordando que sólo unos 300.000 están federados (Castilla y León tiene unas 10.000 licencias). Para los organizadores quedaba claro que “el deportista que se federa tiene más acceso a la información y a las campañas de seguridad que se realizan desde las federaciones. Puede ser una de las explicaciones a estos datos”.
En este caso hemos de hacernos eco de las Jornadas de Montañismo de Segovia, organizadas por los clubes de montaña segovianos y de las que este digital se hace eco. Igualmente se realizan ciclos de proyecciones enfocados al mejor conocimiento del medio natural en el que se mueve el montañero.
Es evidente que nadie puede prohibir salir al monte, como vulgarmente se dice. Pero no todo el monte es orégano. Indicaba el representante aragonés que “en Aragón, el 90% de los accidentes los padecen personas sin federar”.
Esto nos hace recapacitar sobre el bajo porcentaje de licencias federativas y la proliferación de actividades al aire libre organizadas por distintos grupos sociales o comerciales, cuando no al libre albedrío de cada cual. Labor meritoria y digna de halago, pero con asesoramiento.
Si nos ceñimos a informaciones del Guadarrama no es raro constatar “rescates” en el transitado Camino Schmid y cercanías del puerto de Navacerrada o la Cruz de la Gallega, a escasos dos kilómetros de Valsaín, por poner algún ejemplo.
Con ello no queremos decir que todo el mundo tenga que estar en posesión de una tarjeta federativa, que no exime de percance alguno, ni que no se pueda salir a pasear. Sí que nos hace reflexionar sobre la montaña ¿dónde queda la experiencia, orientación y consejos de nuestros veteranos montañeros, la preparación en las Escuelas Montaña, los Grupos de Montaña…?
El montañismo no es un deporte que se realice en solitario; hay quien va sólo, siempre hay su momento, pero generalmente se practica en grupo, en cordada, con amigos, con la familia… Un librito de rutas verdes o un simple seguro colectivo para la ocasión no es la solución. Hay un código, no escrito, de cómo comportarse, qué precauciones tomar a la hora de acometer cualquier ascensión…
La campaña realizada por los clubes segovianos desde hace unos años, indicada anteriormente, para dar a conocer este deporte es encomiable y está dando sus frutos, al menos entre los practicantes segovianos.
Aunque siempre hay quien está convencido de nacer enseñado, tenemos la seguridad de que son más los que creen en la experiencia y la veteranía como fuente de enseñanza para los principiantes.
10 marzo, 2015
Interesantes enlaces:
https://desnivel.com/cultura/pablo-sanjuan-benito-la-regulacion-de-grupos-en-penalara-esta-vigente-desde-1999
https://mayayo.wordpress.com/2015/03/04/parque-nacional-guadarrama-prohibe-senderismo-montanismo-esqui-de-fondo-y-vivac-en-grupo-sin-permiso-previo/