Refugios IX: Peña Citores… y su leyenda (1897).
Relación de notas sobre refugios publicados al final del texto
“El aire estaba quieto, el cielo muy azul, el bosque de pinos que por doquier se señoreaba, iba obscureciéndose á medida que se hacía más débil la pálida luz del crepúsculo. Sonaban melancólicamente en el oído las esquilas agitadas por algunas de las reses lanares que formaban el atajo encomendado a la guarda de un pastor, acaso en único humano habitante de aquel lugar enriscado y agreste de la sierra carpetana […]” (de ‘La leyenda de Peña Citores’, 1897).
Nuestro destino es un pequeño refugio situado en un espolón de la cuerda de Peña Citores (2181 m). De ahí las denominaciones por las que es conocido: refugio de Peña Citores o del Cancho (2070 m/aprox). Los mapas oficiales indican en dicho punto el símbolo de ‘Torre vigía’.
Una vez en él y a su resguardo, recordaremos la leyenda del lugar.
Aunque el acceso se puede atacar por distintas rutas -ver Nota 1-, partiremos del puerto de los Cotos (1830 m) camino de la loma de Dos Hermanas (2269-2283 m), para entroncar con la historia que referiremos.
Situados en el puerto de los Cotos, recomendamos la visita al ‘Centro de Visitantes Peñalara’ en él encontraremos toda la información y colaboración posible para nuestro paseo.
Es uno de los cinco centros que el Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama pone a nuestra disposición. Los otros son: ‘Valle de la Fuenfría’, ‘La Pedriza’, ‘Valle del Paular’ y ‘Boca del Asno’.
Aunque en esta entrada indicamos la subida a Peña Citores por Dos Hermanas, la senda natural desde el puerto de los Cotos parte del ‘mirador de Lucio’, detrás del antiguo edificio del albergue ‘Coppel‘ del Club Alpino Español C. A. E.
Discurre a media ladera de Dos Hermanas, por el paraje de Vaquerizas Altas y la Fuente de los Pájaros.
-El Parque Nacional ofrece, en sus rutas guiadas, la posibilidad de conocer este camino, para acceder posteriormente a la cumbre de Peñalara-.
Por la vertiente norte (desde el Real Sitio de San Ildefonso) el recorrido más cómodo es el ascenso por Majada Hambrienta.
El geógrafo Carlos Vidal y Box nos ofrecía en 1930, en su descripción geográfico-geológica del macizo, incluida en la guía editada con motivo de la declaración de los Sitios Naturales del Guadarrama, un itinerario de actual vigencia. Según sus palabras es fácil y más corto:
“Desde La Granja se toma el camino de la acequía de Peñalara y arroyo Carneros, deja a la derecha el Cerro del Moño de la Tía Andrea -Silla del Rey-, se atraviesa el arroyo de la Chorranca y Peñalara y, por Majada Hambrienta, se alcanza la cumbre después de cruzar las praderas de Peñalara”.
Otro acceso, eso sí más vertical, alcanza el ‘Mirador del Cancho’, por senda que parte del camino forestal que une Valsaín con las ‘Siete Revueltas’, en el paraje de ‘Los Ceniceros’.
A este punto se accede igualmente desde el puente de la Cantina.
En una entrada anterior (recorrido a la laguna de los Pájaros) tomamos el camino que describimos (en su primera parte).
Parte del centro de visitantes indicado para llegar al mirador de la Gitanilla.
Después de la parada de rigor en este bello balcón del Guadarrama llegamos al Depósito.
Si en su día tomamos el camino de la derecha, hacia la laguna de Peñalara y Pájaros -escaleras-, ahora seguimos de frente en busca de la loma de Dos Hermanas.
El recorrido, con algunos tramos descarnados de piedra suelta, siempre ‘pica’ hacia arriba. Salvados los trechos más empinados, topamos con señalización vertical que nos indica ‘Peñalara’ y ‘Zabala’.
Nuestro destino pasa por obviar la senda que se dirige al refugio Zabala y continuar subiendo por la indicación de Peñalara.
Pronto el camino comienza a realizar suaves y largas curvas ganando progresivamente altura.
Estamos en una zona de regeneración vegetal que comenzó con el desmantelamiento de la antigua estación de esquí de Valcotos (La página electrónica nevasport.com es una fuente inagotable de información del Guadarrama. En ella podemos encontrar la historia de esta antigua estación invernal).
Aunque se intuyen el trazado del antiguo telesquí de ‘Dos Hermanas’ que facilitaría una subida más rápida, no hemos de olvidar el dicho de que no hay atajo sin trabajo.
Amén de que hemos de respetar la señalización y no invadir la zona en recuperación.
Una vez en el alto de Dos Hermanas hemos de tomar la senda que sube de Majada Hambrienta, a nuestra izquierda.
El trazado más pisado y señalizado con hitos de piedras se dirige hacia el coloso del Guadarrama –Peñalara 2428 m-.
A lo largo de la loma encotramos numerosos vestigios de la última Guerra Civil Española (1936-1939).
En nuestro camino hacia Peña Citores las líneas de trinchera y las posiciones fortificadas, algunas reconstruidas recientemente, nos asaltan a cada paso.
Estas cotas eran vitales para la vigilancia del frente, tenían y tienen una comunicación perfecta con otros emblemáticos altos que triangulan entre sí (Camorca, Cerro del Puerco, Cruz de la Gallega, Matabueyes, Cabeza Grande, Reventón…).
A tiro quedaban las poblaciones del pie de sierra siendo la visión de la capital segoviana excepcional.
El sendero desciende hacia nuestro destino sin pérdida alguna. A mitad de recorrido tenemos un punto de referencia importante.
Se trata de un círculo de piedras, -antigua defensa fortificada- de grandes dimensiones –ver imágenes numeradas (1 y 2)-. Pronto topamos con los peñascales que forman Peña Citores.
Desde este altozano la vista de los pinares de Valsaín es espectacular.
Un perenne tapiz de verdor se extiende a nuestros pies recortado por los picos más emblemáticos de la Sierra de Guadarrama.
Un panorama, al alcance de la mano, en el que más tarde podremos solazarnos al abrigo del refugio.
Para acceder al refugio, situado como hemos comentado en un espolón de la cuerda, hemos de caminar por el alto, hacia la derecha, hasta dar vista al mismo.
Tengamos en cuenta que se situa a cierta distancia (aprox. 800 metros) y unos cien metros más bajo de la cota en la que nos encontramos.
El camino que baja al refugio, no es aconsejable para ‘estrenar medias’, mejor pantalón largo o calcetín alto.
La vegetación, por el calentamiento global, está cambiando. Zonas antaño ‘peladas’, ocupadas principalmente por peñascos al descubierto y jabinos, van siendo colonizadas.
En los altos se hacen fuertes especies de más porte, como el piornal.
El refugio o ‘Torre vigía‘, como indica el mapa 1:50000 del Instituto Geográfico Nacional, está situado y acoplado en un peñascal. Un fantástico mirador para noches estrelladas.
Ha sido acondicionado recientemente por el Organismo Autónomo de Parques Nacionales.
Su capacidad es reducida, pero es un buen abrigo para descansar al amparo de los rigores climatológicos.
Podrían estirar saco 3 ó 4 personas en caso de necesidad.
Como ya advertíamos, en el alto de Peña Citores, la visión no tiene precio.
Un giro de trescientos sesenta grados nos ofrece un paisaje serrano sin igual: desde las Guarramillas- ‘Bola del Mundo’ y el paso de Navacerrada hasta los Siete Picos y la Fuenfría.
Un poco más a nuestra diestra el Montón de Trigo, tieso como ‘huso del Guadarrama’ que diría don Quijote, y la Mujer Muerta.
Girando nuestra visión descendemos por las Camorcas y la Cruz de la Gallega hacia la meseta.
La vista se pierde en el horizonte y a nuestros pies encontramos el caserío de Valsaín y el Real Sitio de San Ildefonso.
El círculo se completa con la Atalaya y la mole de Peñalara.
La Leyenda de Peña Citores (ver Nota 2).
“[…] De cuando en cuando los soplos de la brisa gemían y suspiraban entre las copas de los frondosos y seculares pinos, y los arroyos nacidos allá en lo alto, junto a la nieve de los ventisqueros, medio escondidos bajaban por sus lechos de musgo fino y apretado entre las pardas rocas entrelazadas por las ramas de piornos, jabinos y retamas […]”.
En el libro El Parque Nacional de la Sierra de Guadarrama: cumbres, paisaje y gentes, Madrid 2015, editado por el IGME y el OAPN, incluí algunas historias y leyendas del Guadarrama, pero otras muchas quedaron en el tintero. Esta es una de ellas.
La primer noticia que tengo de esta leyenda es a través de El Carpetano, periódico de noticias e intereses de la provincia [Segovia]. Su director era José Ramírez y Díaz.
Según cuenta el escritor Mariano Sáez y Romero el periódico “era conservador, literario festivo, sostuvo violentas campañas político-ciudadanas…”, se fundó en 1891 y se mantuvo hasta 1897.
Efectivamente, el periódico era un gran defensor de las políticas de Cánovas. Su tirada era semanal y salía a la calle los miércoles. Estudios posteriores indican que se mantuvo hasta marzo de 1898 (Segovia Bernardos M. V., 1991).
La historia se publicó en 1897 y no tiene firma de autor. Posiblemente fuera José Rodao, redactor por esas fechas en dicho periódico (un libro sobre el personaje).
Polifacético personaje que ha protagonizado alguna de las entradas de este ‘Blog’, como relator de alguna de las primeras ascensiones ‘científico-recreativas’ a las cumbres más altas del Guadarrama: La Mujer Muerta.
La Historia.
La historia que nos ocupa la relató oralmente un pastor y puede que no sea real. Así lo afirma él mismo y quien la transcribió.
La leyenda la aprendió de una vieja vecina del caserío de Balsaín. Como la leí, la cuento:
Hace muchos años, no se sabe cuántos, vivían en el pinar, junto a la confluencia de dos arroyos, en sitio encantador, que aún hoy existe, dos hermanas nombradas Raimunda y Leocadia. Raimunda tenía seis hijos de tierna edad y era viuda y Leocadia estaba soltera y poseía una hermosura que admiraba a cuantos la contemplaban.
Hermanas y pequeños vivían del producto de su hato de ovejas y cabras. Leocadia era la encargada de sacar a pastar el rebaño todos los días. Dependiendo de las estaciones del año, bajaba a los valles en invierno, huyendo de las nieves, o bien ascendía a la montaña en busca de la fina y fresca yerba que en ella crece entre sus riscos y matorrales, cuando las calores del estío abrasan la llanura.
Un maravilloso día de primavera, un rey, no se sabe cuál, andaba de caza, junto a otros nobles caballeros, por los quebrados vericuetos de los pinares. En su ansia por cobrarse una pieza, el rey, se alejó de sus acompañantes a galope tendido.
Salvó hondonadas, matorrales y quebraduras, hasta que el noble bruto, cayó para no levantarse más entre unas rocas, arrastrando en su caída al rey, quien, por fortuna, no sufrió daño alguno.Casualidad de la vida, Leocadia, nuestra joven pastora, presenció el suceso desde un altozano donde triscaba el ganado. Presta corrió a socorrer al infortunado creyéndole un caballero extraviado en la espesura del bosque.
-¿Os habéis herido señor?- preguntó la garrida doncella con dulce y compasiva voz.
El rey que ya estaba en pie, quedose prendado recreándose en la singular belleza de Leocadia, la cual se ruborizó avergonzada.
-Gracias te doy- la respondió el monarca por ese interés que muestras hacia mí: pero, dime, quién eres; ¿habitas quizá en este bosque?La joven explicó que así era y que junto a su hermana e hijos guardaban ovejas y cabras.
El rey embelesado, se olvidó de los acompañantes que estarían buscándole y temiendo lo peor, habló a la joven de amores.
Ella, cándida paloma de aquellos bosques, dio, incauta, oído, a su vez deslumbrada también por la apostura, arrogancia y lujoso atavío del monarca.
Advertido el rey de la cercanía de la comitiva cuyos sabuesos habían olido el rastro, pidió cita a la bellas pastora, en qué lugar de estos contornos estarás mañana al mediodía, para postrarme a tus pies y adorarte recreándome en la contemplación de tu sin igual hermosura.
Ella le contesto que le esperaría en la cumbre de la montaña. Ligera como una corza, se alejó Leocadia saltando por los breñales.
Al día siguiente la zagala esperaba en las altas rocas, inquieta, temerosa como inocente corderilla cuyo instinto adviértela que un peligro la amenaza.Llegó el rey en soberbio corcel, al verle Leocadia, emocionada, sonrió y dos lagrimas asomaron en sus bellos ojos.
El rey corrió hacia ella y la estrecho entre sus brazos. Leocadia tuvo miedo, se disipó su emoción como por encanto, y apartándose rápida del para ella osado caballero, roja como una amapola, vergonzosa, apesarada, llorando, cayó de rodillas, encomendándose con ardoroso acento a la Virgen santa.
Fue entonces que del cielo bajaron dos querubines resplandecientes. El rey y Leocadia caen a tierra sumidos en un sueño, despertando el rey, en su palacio, lleno de arrugas y de canas, y Leocadia, en una celda de un monasterio entre guirnaldas de silvestres rosas, peonías y ramas de lirios, nardos y violetas.
Esta es la historia que relato un pastor que, a su vez, escuchó de una anciana del pueblo de Balsaín.
La cumbre de la montaña donde se obró el prodigio, y después toda la montaña, fue conocida, andando los años, con el nombre de Peña-citó-rex, en memoria de la cita que al rey dio la incauta y hermosísima pastora de los agrestes pinares de Balsaín, siendo también bautizado el sitio encantador donde confluyen dos cristalinos arroyos, y en el cual habitaron Raimunda y Leocadia, con la denominación de Dos Hermanas.
Panorámica actual de Valsaín y la Pradera de Navalhorno, Segovia; Sierra de Guadarrama.Relación de notas sobre refugios publicados:
Ventorrillo y Los Cotos.
Zabala (Peñalara).
Giner (La Pedriza).
Siete Picos, Maliciosa, ‘Dos Castillas-SDE’ (Puerto de Navacerrada).
Deportiva Alpina Segoviana (Puerto de Navacerrada).
Puerto de Navafría.
Chalet ‘Peñalara’ (Fuenfría, Cercedilla).
Puerto del Reventón (La Granja-Rascafría).
Cabeza Lijar (Peguerinos-San Rafael).
Cueva Valiente, La Salamanca, La Naranjera y pinares de Peguerinos.
3 septiembre, 2015
Excelente artículo. Muy bien documentado y repleto de datos valiosos. Felicidades!!!!!
3 septiembre, 2015
😉 Un saludo Monroy
11 agosto, 2016
me ha gustado mucho
11 agosto, 2016
Gracias, es nuestra intención. Pero sobre todo por leer e interesarse por el tema y el Blog. Saludos, JP
12 agosto, 2016
¡Qué preciosa historia para explicar el nombre de dos lugares tan señalados de nuestra sierra de Guadarrama. Gracias Juan Pedro por sacar a la luz estos viejos textos.
12 agosto, 2016
Gracias a ti, Juan Manuel, por el ánimo para seguir con el Blog y, sobre todo, por ese último libro que nos han dejado sobre las ‘Leyendas de las Tierras de Segovia’, de las que se hizo eco este digital. Estudio de leyendas que muchas entroncan con pueblos de la vertiente norte del Guadarrama.
https://www.acueducto2.com/leyendas-de-las-tierras-de-segovia/37904
26 octubre, 2016
Somos montañeros del GCM CUMBRES Madrid el que comenta este articulo es conocido por el POLERO en la cantidad de veces que he visitado la peñacitores nunca había ido hasta el refugio y mucho menos conocía la bonita historia de peña-cito-rex. Enhorabuena Juan Pedro por mantener el legado histórico de nuestra querida Sierra de Guadarrama
27 octubre, 2016
Gracias Miguel Angel, como sabes ‘conocer y caminar’ es nuestra mayor intención. Todo lo que podamos aportar ahí queda en la ‘Red’ de redes. Hace años que, por distintas circunstancias he perdido el contacto interclubes, pero sigo recordando con cariño algún almuerzo, sobre todo con ventisca invernal en el puerto de Navacerrada, al abrigo de vuestro querido refugio. Saludos ¡’castellanos montañeros’! 😉