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En la Taberna de Pablo Iglesias

Si, por fin fui a tomar unos vinos a la nueva taberna que Pablo Iglesias ha abierto en Lavapiés. He compartido facultad con todos los de Podemos y conozco sus códigos, por eso no podía dejar de pensar en la película de Woody Allen en la que una pandilla se organiza para atracar un banco alquilando el local de al lado con la intención de cavar un túnel a la sucursal. Para no despertar sospechas, deciden abrir una pastelería, con tanto éxito en la venta de galletas, que durante un tiempo se olvidan de su propósito inicial, aunque finalmente vuelven a sus orígenes.

Esta es la historia de Podemos, un grupo de profes que se juntan para divertirse, intrigar y “ligotear” impresionando estudiantes y asustando viejas, y que montan un partido de tapadera que les va tan bien que se olvidan del verdadero motivo por el que quedaban.

Pablo Iglesias ha vuelto a casa. Al “marchismo comunismo”. Vaya por delante mi respeto a que un expolítico prefiera abrir un bar a irse de consejero solo por su agenda, pero montar un negocio con un poeta y un cantautor como socios es como subirse al escenario con un contable y un socio de “House wáter watch cooper”. Montemos un bar y si no funciona lo abrimos al público.

Vaya por delante también que les tengo vinagre, que escribir esto es mi forma de vengarme por todas las turras recibidas estos años de esta gente sobre la verdadera izquierda, por todas las veces que miraron a los socialdemócratas por encima del hombro, pero como sé que tienen encaje y sentido del humor y yo no tengo a Bizarrap, ahí va mi beef-review.

El local de Taberna Garibaldi es pequeño y decorado con frases de esas profundas como una fosa séptica. Les sugiero una: La historia se repite tres veces, primero como tragedia, luego como farsa y después como señor dándote la plasta sobre el marxismo.

La carta está llena de guiños políticos, que si salmorejo partisano, que si Mojito Fidel, que si Gramsci Negroni. Mejorables. Ahí van mis sugerencias para honrar a esta ideología comunal descomunal.

En los cócteles, pondría Negrín en lugar de Negroni y echo en falta un clásico: un la Hoz y el Martini. Sirven cervezas de la España plural. Yo pondría Mahou Tse Tung para todos. Los aperitivos mejorarían con minipiolets en lugar de palillos. Unas “purguitas” de jamón, delicias de ElChe Guevara y morcilla de Rosa Luxemburgos, que es como la historia del comunismo, hecha con sangre y si repite, algo de Pol Pot a feira, quizá, y si está caro, unas simples “gulags al ajillo” o un humilde “flamenquín Yong Un”.

Los únicos vinos que hay son chilenos y argentinos. Lejanos, del quinto coño. Concretamente, del “coño sur”. Para el principal les propongo ir a pura carne. Sin arriesgar. Dejando que elijan la preparación y el punto por los nombres de sus principales estadistas. Lilith, para la poco hecha; Monedero, para la pasada; Yolanda para la carne mechada; la de tofu que se llame Garzón; en forma de Nuggets y con un Danonino, la Errejón y la Echenique, que va directamente licuada y con una pajita.

A lo vegano le han puesto de nombre “No me llame Ternera”. A mí no me ofende, pero para que no hagan más pintadas en la puerta, yo probaría con “No Shlomo, Ben Amí”, y de paso, muestran su rechazo a Israel, pero si es demasiado elaborado, volvería a los básicos de la madre Rusia y pondría una sémola con verduras llamada “pcuscús”. Como el pescado viaja y aparca mal, yo apostaría por el kilómetro cero, quizá una “trucha de clases”. Por cierto, si al proveedor de la furgo que transporta el género le rotulan como “Transgénero” va a dar más visibilidad a la causa y a la propia furgo.

Nada de postres raros, que esos son placeres burgueses. Un “café kortatu” y una copa de “No pacharán”. En todo caso, “tocino de asaltar el cielo” y algún “mazapán de Willy Toledo” coincidiendo con el solsticio de invierno. A la cuenta le llamaría, “halaapagar”. A las horas del after work, afteralienation, al 2×1, una copa de Marx y al día para que las chicas estén solas y borrachas, la copa menstrual.

También echo en falta un menú popular (con perdón) anunciado en la fachada (perdón de nuevo). Algo así como un plato de sopa del día y un postre. Lo llamaría “La historia me absorberá”. Va con PAM de masas. Quizá quede olvidado en el altillo algo de “brazo de giTania”.

Se come normal, el precio, con plusvalía incluida, es normal, los camareros son muy majos, eso sí, pero el ambiente es incómodo porque se asoma gente todo el rato para ver si es está Pablo en la barra, que es la carne en su punto del local. Cierra pronto, pero la gente se queda en la calle. Se echa el cierre, pero la parroquia de Iglesias sigue echando la chapa.

Acabo y añoro esos bares de mi adolescencia segoviana donde con cada chato te decían: ¿oreja o morro? Nada que oír, nada que decir. Echo de menos incluso el bar del chino fascista de Usera al que fui también por curiosidad. Chen, padre e hijo adoptivo de Franco, (su hijo se llama Franco Xiangwei, el pobre) es majo pero muy ignorante. Cuando le dije, para provocar, que las raciones no se dividen, como las razones, como España, no lo entendió, pero es que Cheng no sabe la clase de gran mierda que fue el franquismo, pero Iglesias si ha estudiado la barbaridad que ha sido, que es, el comunismo, y sigue orgulloso, dando lecciones de supremacismo de izquierdas. Con las cosas de comer se juega, con la Historia, no. Feliz 14 de abril. De 2024.

Author: Gonzalo Vázquez

Periodista

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15 Comments

  1. Dice que respeta que un expolítico prefiera abrir un bar a irse de consejero… pues depende. Tanto tufo lleva una cosa como la otra. Los bares son hoy por su forma de tributación por módulos una buena opción para blanquear dinero. Este espabilado iluminatti que se ha pasado más horas fumando porros en la sala de la moqueta de la facultad de CC Políticas de Somosaguas es en verdad un listillo que no es consejero porque no le aguanta la chapa ya nadie. Ni pagando él su propia televisión le escuchan ya ni le quieren en ninguna tertulia … se le cayó la máscara a sermonero que iba predicando lo contrario de lo que luego ponía en práctica.

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  2. Muy divertido su articulo , Sr. Vázquez.
    Lo menos gracioso es que para nuestra desgracia, el Sr. Sánchez es tan comunista como el Sr. Iglesias.
    Feliz domingo.

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  3. Es muy triste lo que se ha hecho con Pablo Iglesias y Podemos en estos años, bueno más que triste grave, y que conste que yo nunca les he votado. La cantidad de falsas noticias sobre ellos, acusándolos de delitos que eran inventados. El acoso personal y mediático. Mucha suerte le deseo y que le dejen vivir en paz de una vez.

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    • Lo que hay que celebrar es que no triunfar a la República soviética. Hoy es un muy feliz día de la Democracia de todos.

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    • Totalmente de acuerdo.
      Salud y república.

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  4. Yo ponía a Pablo Iglesias, a Aceves y a Peñalosa de camareros. A servir vinos por 1000 euros al mes.

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  5. Pues pasate por Valsain y te tomas un vinito con ellos.

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    • Viva la republica. Buen día. Cuanta guillotina falta 😉

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      • Empieza por ti y luego que tu cabeza nos cuente la experiencia. Viva la Monarquía democrática. No a los comunistas.

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  6. Excelente.

    Gracias.

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    • Si el más tonto hace botijos… porque no artículos de prensa???

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  7. Al menos se busca la vida….no como otros que se colocan en las eléctricas para freírnos a impuestos y todo tipo de abusos, pero como nos creemos ricos sin serlo, pues votamos a la derecha para sentirnos de esa clase aunque nos echemos la zancadilla nosotros sólos. Por cierto, para saber si uno es rico o no, sólo hace falta abrir el cajón de la cocina donde guardes las sartenes, y si para coger la más pequeña tienes que apartar otra quiere decir que no lo eres. En mi caso aparto varias, algunas hasta del mismo diámetro, pero no por ello me siento inferior a esos que viven más desahogados gracias a explotar a sus empleados.

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    • Todos los de Izquierdas están enchufados en consejos de administración de eléctricas. Y cobran.

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      • De pincho unos potrillos…

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        • Los filocomunistas están todo el día hablando de compartir, pero no comparten nada de sus propios bienes.

          Siempre tiran del dinero público o de los bienes ajenos.

          En ese “bareto” tan “megarevolucionario” podían regalar las cañas de cerveza a los más desfavorecidos y a los que cobran paguitas, por ejemplo…

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