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Las víctimas que tienen la culpa de todo

Benditos los dioses que me criaron en tiempos del punk. Es una continuada fuente de salud mental. Para empezar, lo punk establece un implacable filtro nihilista. Partamos de la base de que no es que absolutamente todo sea un cuento chino, sino que además todo es una mierda. Es la duda metódica cartesiana en clave adolescente y se entenderá que, partiendo de esta modestísima expectativa, y a poquito que la vida no te mande un cáncer de huesos antes de los 40, solo hay progreso.

Otra cosa que da el punk es blindaje frente a la ofensa. El punk entiende que todo tiene su lado irónico. De todo te puedes burlar especialmente de lo que no te puedes burlar. La burla es Dios. Pienso luego me burlo.

Escribo esto en el tiempo de los ofendidos y con la idea de que ya pocos me van a entender. Hoy, no sé porqué, en lugar de dar de palos al que se ofende, se la da razón y se pide perdón. Perdón esto, perdón lo otro. Va Milei, que seguro que no tendrá mejores cosas que hacer que seguir a todos los ministros atontados de habla castellana, y se ofende porque el ínclito  Óscar Puente dice lo que todo el mundo piensa, que Milei parece un flipado recién salido de una comuna de comedores de setas. Hala, España a pedir perdón. Nos hemos equivocado, el señor Milei tiene una muy buen pinta y es hombre cabal de todas todas, incluso cuando se pasea por esa avenida enorme bonaerense con una motosierra. Perdónenos amigos Argentinos. ¡Cómo se nos ocurre ofender así a su encantador presidente! ¡Milei Santo Ya!

Clara Martín, sí, la peligrosa Clara Martín, ha tenido que pedir perdón a Vox porque estos se ofendieron cuando ella dijo que ahora Vox es como una pistola encima de la cabeza del alcalde. Frase que yo, francamente, ni atendí. Supongo que es una manera gráfica de decir que Vox tiene al alcalde cogido por los huevos. Pues nada, perdón Vox por sugerir que Esther Núñez va pistola en ristre apuntando a la sien de José Mazarías. Ya de paso, pido también perdón yo por decir que los afiliados de Vox van toqueteando los testículos del pobre señor alcalde, que creo que no o al menos yo no lo he visto.

El presidente del gobierno se ofende porque dicen que su señora es una choriza, bueno, no es que lo digan, unos fumados de turbias intenciones presentan denuncia en tal sentido. Y el presidente del gobierno se encierra cinco días a llorar y sale de la llantina criticando el fango. Y así un día y otro, que hay medios que en vez de noticias dan relaciones de ofensores y ofendidos.  ¡Casi que prefiero los bulos! Y ojo, con retrovisor, que andamos pidiendo perdón no ya por lo de ayer, sino por la guerra civil, por los esclavos, por los herejes, por los romanos, por los pobrecitos neandertales, y por el pobre diplodocus aquel que los mamíferos nos cargamos.

Será que hoy ser víctima da dinero. Se entiende que si has sido objeto de la vesanía ajena entonces hay que compensarte. Y bueno, ni tan mal. Es así. No sería esta una sociedad sana si a la pobre víctima de un error médico, pongamos por caso, no se la indemnizara en la medida de lo razonable. La cuestión es que la gente se ha acostumbrado a sacar partido de la victimización y equipara queja con daño. Me quejo, ergo soy víctima y tengo razón. No me quejo, entonces soy el agresor y no tengo razón.

Que reales o supuestas da un poco igual, el problema es que todos somos  víctimas de algo. Y como el mundo no es justo, y como nos educan en la queja, todo lo que nos pasa puede ser aprovechado para eso, para ser víctimas. Llorar, quejarse y llegado el caso, sacarse unos duros. O cobrar una cierta ventaja mediática, o tensar la opinión pública hacia tus intereses. O sentirte superior. Como me quejo, tengo razón. ¿Acaso no es cierto que el que no llora no mama? Eso si, culpables nunca. La culpa es siempre del empedrado.

Oh sí. Doy gracias a los dioses por haberme criado punk. Cantábamos canciones hoy intolerables sobre niños que se morían  de hambre, de los disminuidos, enfermos, víctimas de esto y de lo otro, incluso nos reíamos de los que componían canciones riéndose de niños que se mueren.  Era la manera de poner en solfa los valores. Actividad más que sana que debemos reivindicar. ¿Te dicen que esto es bueno? Bien, démosle una vuelta, no te lo creas así sin más pues lo más normal es que intenten engañarte. ¿Y saben qué? Que la mayoría de las veces es así. La gente intenta engañarte por el lado emocional. Te dicen que esto es el bien aunque normalmente nadie sabe lo que es el bien. Hay que atender los balances de pérdidas, no a los llorones.


Author: Luis Besa

Luis Besa. Periodista,

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12 Comments

  1. Hombre, que esto lo defienda un digital que prohibe los comentarios en las homilias del humildisimo diputado ” cordobes” por si se ofende el señorito muy punky no es..

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  2. Enhorabuena por el artículo.

    Es totalmente cierto que vivimos la época de los “ofendiditos”.

    Hasta al pobre Walt Disney le han llegado a acusar de machista.

    Cualquier imbecil se mosquea porque alguien escribe, pinta o comenta algo que hiere su fina piel y en vez de decirle a este tipo que es un imbécil, todo el mundo sale corriendo a suplicarle perdón.

    Con tanta estupidez de lo políticamente correcto, estamos haciendo actual el lema del movimiento
    Punk “NO FUTURE”.

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  3. Su artículo es maravilloso, Don Luis.

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  4. Por eso el
    Ofendido Aceves no admite críticas, y usted lo permite. El mundo al revés.

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  5. Con las recientes amenazas de Sánchez de controlar a los medios críticos con el gobierno, hay que saber situarse bien , habrá quizá quien tenga que reposicionarse. La libertad de expresión no es lo que era, cuando el mismo presidente y caudillo monclovita te señala. A algunos periodistas con nombre y apellidos. El doctor fraudulento se dirige con desprecio a los “digitales “. Así también desprecia a los lectores, escritores , editores, etc. de medios digitales.
    Los que apoyan y viven del gobierno , o sea de los impuestos , están obligados por su manutención y por sumisión a Sánchez . Obligados a aprenderse de memoria el catecismo sanchista y difundir sus consignas. “La sumisión al líder les hace libres”

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  6. Estimado Luis :
    Me preocupa , no la tiranía del poder ; sino el silencio del pueblo.
    Que nunca sea demasiado tarde para parar esto.

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  7. No, ‘Jesus’, don Luis no es que no lo permita, estoy seguro de que es el autor quien no quiere simplemente que muchos imbéciles, que no están de acuerdo con él (están en su derecho) insulten por insultar.

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    • Lo de ACEVES la verdad es que le echa para atrás el artículo.
      También es verdad que una cosa es lo que diga yo y otra lo que diga un representante de 47 millones de personas del presidente (que tiene una pinta de zumbado increíble) de otro país con el que hay muchas relaciones comerciales en juego y que al borricote éste no le van a quitar el sueldo de ministro pero a España le resta gratuitamente.
      Por cierto, el diplodocus y el hombre no coincidieron por millones de años, sólo coincidimos con los mamuts.
      Si un hombre le hubiera puesto imaginariamente una pistola en la cabeza, lo hubiéramos oído todos y es pobre diablo estaría cogiendo el bus para apuntarse al paro a 600 km de Segovia.

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  8. Clara Martín está ofendida consigo misma por estar cuestionada por su partido PSOE. Y por eso ofende a los demás, para aligerar la carga que la oprime.

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    • Por la chorrada de la pistola que ha dicho. Una barbaridad. Clara dimisión.

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  9. El problema no es el ser o no un “ofendidito”, es que, en función del altavoz que uno tenga debe adecuar las formas.
    Un parlamentario (político) que posee el altavoz mayor y que, lamentablemente, todos tenemos que escuchar, debería tener muy acotada la forma en que critica a cualquiera, pues se supone que en la política debe imperar la corrección. Si no, corre el riesgo, como ha sucedido con el señor Puente, de provocar una crisis diplomática.
    Conforme bajamos escalones en cuanto al tamaño del altavoz, podría decirse que bajamos la corrección porque lo escucha menos gente. Los medios, deben de tener su propia corrección, probablemente más laxa, al artículo del autor me remito, y el ciudadano de a pie, que es el que paga la fiesta, debería ser libre de criticar a su gusto pero sin calumniar.

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  10. En la política, dejó de imperar la corrección cuando una tropa de antisistema accedió a los cargos públicos.

    Comportamientos vergonzosos en el Parlamento hemos visto a raudales en los últimos tiempos.

    Es bastante casualidad, que la mayoría de esos comportamientos vengan siempre de la misma gente que se cree en posesión de la verdad y que presume de una supuesta “superioridad moral”.

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